sábado, 15 de abril de 2023

El Harem 7: follada por fin por el amo

 

AUTORA: Tatiana Lopex

 

Estando recogiendo y limpiando la habitación, llegó Hadifa quien me increpo diciendo: “Que haces putón…tu amo te está buscando y necesita tu coño yaaa…”, “estoy recogiendo y limpiando la habitación…así me lo ordenó el amo Hadil” conteste yo con voz bajita y agachando la mirada.

“Corre a la habitación número nueve, donde te espera tu amo Said, que te va a dar la que te mereces…, por puta y tonta” me ordenó Hadifa y yo salí corriendo por el pasillo hacia la habitación número nueve.

Mi amo Said, se hallaba sentado en una butaca, desnudo y con su polla en posición flácida y caída hacia un lado. “¿Dónde andas zorra asquerosa?....seguro que por ahí puteando con pollas jóvenes, que son las que te gustan, cerda sarnosa…” dijo el amo Said dándome fuertes voces.

Cuando me increpaba de mala forma, yo le interrumpí diciendo “aiii…, por Dios…, no diga eso mi amo…, estoy deseando ser follada por usted”. Para que diría aquello. De repente se incorporó de la butaca y me propinó un fuerte bofetón en la mejilla izquierda, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre un mueble aparador que había a la entrada.

 

 

“Ven para acá puta inútil…que te voy a enseñar yo a contestar sin que se te dé permiso” me dijo el amo de muy mal humor y señalando con el dedo las puntas de sus pies.

Me incorporé enseguida y de prisa me dirigí a sus pies, humillándome hasta llegar a besárselos, diciéndole “perdóneme señor…., perdone a esta torpe esclava, se lo suplico mi amo…, jamás ésta sucia cerda se dirigirá a usted, sin que se lo permita antes…, pégueme, fustígueme, castígueme fuertemente como merezco…, haga conmigo lo que desee, soy suya y le pertenezco…, deme el castigo que me corresponde por idiota”.

Con su babucha y agachándose, me dio diez fuertes golpes en mi culo, alternado cada una de mis nalgas, diciendo “ea… ya estás caliente putón…, enseguida quiero que te duches y te limpies bien el coño, no quiero encontrar ni gota de leche de otro en tu vagina…, quítate la peluca y toda la ropa, te maquillas guapa y solo con los zapatos de tacón que llevas, te vienes aquí que te estoy esperando…, no quiero que me hagas esperar mucho, putón”.

Me incorpore corriendo y me dirigí al baño. Allí me quite la poca ropa que llevaba, me duche frotándome bien, quite el mango de la ducha e introduje varias veces la goma por mi chochete y lo deje escurrir, hasta que me sentí totalmente limpia por dentro, me maquille profusamente, dándome color intenso en mis mejillas para tapar un poco los vestigios de bofetón recibido anteriormente, los ojos bien marcados y un rosa intenso en mis labios, en el pelo al quitarme la peluca, me di una mano de gomina y me lo peine con una poquita de forma, me puse dos llamativos pendientes que colgaban de los lóbulos de mis orejas, me subí a los zapatos de tacón que tuve toda la noche, me perfume y me dirigí a comparecer ante mi dueño, dispuesta a que hiciera conmigo lo que quisiera.

Entré con la mirada hacía el suelo, contorneándome como una perra en celo y me dirigí hacia él pudiendo comprobar de reojo, como su enorme polla descansaba sobre uno de sus muslos, totalmente relajada. Comencé a salivar convencida que pronto aquel caramelo estaría en mi boca o en mi coño. Él me dijo “no putita…, aun no…, modela delante de mí, hasta que te diga basta…”.

Aquello me gustó tanto y me puso tan cachonda, que me hizo sentir la reina de la noche, yendo de aquí para allá, mi chocho se me puso duro y jugoso. Tras estar modelando para él casi diez minutos, como modelan las esclavas en el mercado, pude observar como su gran pija, comenzaba a tomar movimiento, entre otras cosas, porque él de vez en cuando la sobaba con su mano derecha. Una polla con la cabeza grande totalmente despejada, enrojecida y vigorosa, que por instantes se me antojaba cada vez más apetitosa.

Estando modelando ante él, dijo mi amo: “la verdad puta maricona … es que pese a que eres un tío, pareces toda una linda mujer, te muestras más femenina y más guapa, que muchas mujeres de verdad, incluso mi propia esposa, aun siendo guapísima, no tiene ese estilo tan femenino que tú tienes cuando andas…, no sé cómo lo hacéis pero ver una mujer como tú, me encanta, me pone burro, por lo hembras y perfeccionadas que sois….” y continúo diciéndome “ven esclava acércate... quiero comprobar tu textura, la calidad de la esclava que he comprado…”.

Pasando su mano por todo mi cuerpo, terminado por mis nalgas y por mis piernas, exclamó: “perfecta…, eres una mujer perfecta, no se nota nada de bello, tú depilación es exagerada…, todo lo contrario, una piel fina, delicada, muy hidratada y totalmente apetecible de tener entre las manos…, putón eres toda una mujer…, una mujer excepcional y además muy puta, como a mí me gustan que sean las mujeres”.

Como me tenía en sus manos, siguió tocándome por todas partes, incluido mi clítoris enjaulado, cuando llegó a él, me preguntó: “¿quién tiene la llave de esto?, yo respondí “mi amo Mustafá señor”, añadiendo “que afortunado es Mustafá teniendo una yegua como tú en su cuadra”, me dio un fuerte apretón en aquella jaulita incluyendo parte de mis testículos, que hizo que con el dolor diera un pequeño chillido. “Calla puta escandalosa…ven acércate” me dijo.

Seguidamente utilizando sus dos manos, me abrió mis nalgas y preguntó “estarás bien limpia…agáchate un poco”.

No hice nada más que agacharme lo justo y mostrarle mi chochete, cuando me introdujo de inmediato un dedo, cuya uña note como rasgaba mis carnes. Moví de un lado a otro, un poquito, mi culo y dijo: “que puta que eres…, veo que te gusta muchísimo estar ensartada…, no he visto tía más puta que tu…”. Sacó su dedo vio que estaba impoluta mi vagina y me hizo lamer aquel dedo, para limpiarle los jugos extraídos.

Me cogió fuertemente de mis caderas y me atrajo hacia él cayendo mi culo sobre su enorme pija, que ya había comenzado a despertar. Noté como aquel trozaco de carne, al entrar en contacto con mis nalgas, me producía una fuerte quemazón, estaba ardiendo. Tenía su pollón al rojo vivo y eso se podía ver por el enorme volumen que cogían sus venas. De esta manera comencé a mover suavemente mi culito sobre aquel pijote, que ya estaba como un leño. El amo me dio un fuerte manotazo en mi nalga derecha y dijo: “Tú crees que tengo yo una puta para esto…, comienza a trabajar perra…, he pagado por ti y tengo que disfrutarte…, venga demuéstrame lo buena mamona que dicen que eres…, hazlo ya si no quieres que te fustigue zorra…”.

Enseguida me levante y me arrodillé ante él, que abrió sus piernas deseando que empezara. Di un lametón a aquel moreno glande roseado y totalmente despejado de pellejo, volví a pasar mi lengua sobre la punta relamiéndola, mientras con mis manos, con una cogía la base de aquel pollón y con la otra, acariciaba sus huevos.

De repente me cogió el amo de las dos orejas e introdujo su descomunal falo en mi boca, me apretaba hacia él, notando como su punta me llegaba a obstruir lo más profundo de mi garganta. Así una y otra vez, utilizando un movimiento rítmico y acompasado de atrás hacia adelante, durante innumerables veces. Mi boca me ardía por el frotamiento producido por aquel obús entrando y saliendo, mis orejas también, al tenerlas mi amo en sus dos puños fuertemente presionadas. Yo creí que me arrancaba mis pendientes, a los que a veces se agarraba para hacer presión.

Note como que aquellas voluptuosidades de su venoso pene quemaban del calor que desprendían y que la cabeza de aquel gigantesco falo, comenzaba un balanceo de arriba abajo, como si quisiera explotar de gusto. Cogiéndome de mi oreja izquierda me hizo levantar y me ordenó “putón encima de la cama en posición de lo que eres….una perrita”.

Soltándome la oreja, yo inmediatamente me subí a la cama y me puse a cuatro patas, sin quitarme ni siquiera mis zapatos de tacón. Así espere la llegada deseada de aquella enorme y dura polla, la que tras titubear un poquito, note como me ensartaba partiéndome en dos mi chocho.

Era tan grande y gruesa que notaba como mi vagina no era capaz de comérsela toda. Cuando empujaba como un verdadero semental, yo notaba que no llegaba a introducirla toda, porque mi agujero no podía admitir aquel pollón tan grueso y mi cuerpo era desplazado hacia adelante. Se dio cuenta enseguida y me dijo “perra asquerosa que no se te vaya tu cuerpo hacía adelante, espera mi polla y recíbela empujando hacia detrás, haz fuerza y trabaja si es que eres una buena puta”.

Intenté empujar hacia detrás, cuando iba a recibir aquellos fuertes empujones, pero aquel pedazo de gran polla no llegaba a conseguir aperturar totalmente el esfínter de mi chocho, por la estrechez de mi vagina y porque yo era incapaz de contrarrestar aquella fuerza.

“Me cago en tu puta madre, puta asquerosa…es que no vas a ser capaz de aguantar mi polla” dijo Said muy enfadado y agarrándome fuertemente por los pelos de mi nuca, me tiraba hacia él ocasionándome un fuerte dolor por los tirones del cabello y por la fuerte presión que recibía en el fondo de mi chocho.

Así me tuvo cogida del pelo y barrenándome unos instantes, hasta que note en mi interior como aquel grueso obús traspasaba el obstáculo y penetraba más hacia dentro, notándolo en mis entrañas. Creí que me iba a reventar por dentro. Pero enseguida comencé a notar un gustazo que me hacía retorcerme entorno al mástil que tenía dentro, como una perra enloquecida. Notaba que aquel pollón, seguía dilatándose y calentándose en mi interior y como los huevos de mi amo, me daban en las nalgas cada vez que recibía una embestida.

Mi amo bramaba como un caballo, cuando notaba la presión que hacía mi coño sobre su polla y se moría de gusto, mientras me daba fuertes manotazos en mi nalgas y decía en alta voz “esta es mi yegua, la más puta de todas las yeguas que hoy hay aquí, estoy orgulloso de ti putón…, sigue así, sigue dándome este gustazo con tu chocho desbocado…, que buena compra he hecho”.

Agarrándome por las caderas me tiró sobre la cama sin sacarme su falo totalmente de mi coño, estando así, osea el detrás y yo delante, levantó su troco y lo alejó un poquito y agarrándome de mi pierna izquierda, me la hizo flexionar y la pasó al otro lado de su cuerpo, estando así casi sobre mí, me besó y acto seguido cogió mis dos piernas hacía arriba, teniendo mi chocho todo a su disposición y continúo percutiendo con todas sus fuerzas, mientras yo me moría de gusto.

Con las piernas hacia arriba, cogidas por mi amo por mis tobillos, me estuvo follando todo el rato que quiso, hasta que empezó a gritar como un león y a decir “me corro, me corro…, te voy a preñar puta maricona…, vas a recibir leche para tener mellizos…, toma, toma puta…”. Yo cada vez que recibía una de aquellas fuertes embestidas, gemía de gusto y relinchaba como una potra en celo, ante el intenso y duro frotamiento al que estaba siendo sometido mi coño.

De repente note como en mi interior se derramaba un abundante líquido caliente que quemaba mis entrañas y me hacía sentir un placer inmenso. Eran los síntomas evidentes de que mi amo se estaba vaciando en mi vagina de mujer autentica, como él decía que yo era.

Tras dar un gran fuerte empujón sobre la vagina de su zorra y depositar en ella hasta la última gota de su leche, mi amo se retiró de mi chochete y me dijo: “Anda putita…., limpia con tu lengua esta polla que tanto te gusta…”. Enseguida me incorpore y comencé a lamer aquellos restos de lefa y jugos de mi coño que había en aquella aun todavía erecta polla. Aquel sabor era intenso y dulcemente sabroso.

Me fascinaba estar lamiendo aquel falo hermosamente esculpido, con un glande abultado y roseado, del que aun salía alguna que otra gotita de líquido de color blanco, que esta gatita se apresuraba a paladear cuanto antes.

Said mi amo que se daba cuenta de lo bien que estaba haciendo mi trabajo, dándome varias palmadas en mi culete, me dijo: “Eres una mujer maravillosa, siempre dispuesta a dar placer a tu hombre, como mujer eres perfecta esclava…., ya me gustaría que todas las mujeres, fueran la mitad de serviciales y atentas hacia su hombre, que lo eres tu…”.

Seguidamente puso sus dedos sobre mi vagina la cual rebosaba aun leche y limpiando el líquido, llevó sus dedos hasta mi boca, diciendo: “Abre la boca esclava...” y yo enseguida la abrí y continué degustando aquel blanco manjar, que me sabía a gloria. Añadiendo mi amo: “Jamás pude conseguir que mi mujer me comiera mi polla y menos aún, que probara mi leche cuando yo he intentado dársela con mi mano…, y tú te la has bebido toda…, y he visto como a veces la has paladeado…, me gusta que te guste putita…”.

“Me permite que le diga una cosa señor?...” le pregunté a mi amo y una vez que me dio permiso le dije: “Efectivamente amo lindo, su esperma es zumo de hombre macho… que me gusta saborear y tragar porque esta riquísimo, me encanta su polla es toda una belleza…, es un instrumento que usted sabe controlar muy bien y folla como nunca me ha follado un hombre…habiendo recibido un placer que me tiene loquita, soy su esclava ahora mismo, pero quedará siempre en mi mente que además soy esclava de su pollón señor…, respecto de lo que dice de su señora esposa…., permítame decirle que no la compare con ninguna de nosotras señor, nosotras somos putas alquiladas, compradas en subasta, porque nos gusta estar aquí para satisfacer las pasiones de las pollas de nuestros amos y lo hacemos con mucho gusto y encantadas…, su señora esposa, es una dama que merece más respeto que el que merecemos estas putas esclavas que hoy estamos aquí sirviendo…, no conozco a la señora, pero seguro que es mucho más bella que esta perra que tiene delante y además seguro que tiene muchas más virtudes…”.

“Tienes razón esclava…, además de ser una excelente folladora, eres inteligente y humilde…, creo que me he pasado al calificar a la madre de mis hijos…” dijo Said y acto seguido añadió: “Vamos a dormir furcia…, que mañana nos espera un día bueno…”. Me dispuse a abandonar aquella cama para ir a dormir al camastro que a los pies de la cama había preparado para las esclavas, cogiéndome mi amo por la muñeca me dijo: “donde vas putita?”. Yo le contesté que al sitio que me correspondía como sierva de él que era. Añadiendo “tu harás lo que quiera tu amo… y tu amo quiere, que duermas aquí con él…”. Volví al lecho y cogiéndome por la espada y sintiendo la presión de su pene que aún estaba duro, comenzó a dormir como un cachorro. Yo estuve un rato despierta, pero el cansancio enseguida me venció.

No hay comentarios:

Publicar un comentario