martes, 25 de abril de 2023

Aventura en Cocoyoc 4

 

AUTORA: Sandra Lizaldi

 

 

Abrí los ojos poco antes del medio día y todo estaba en silencio, me levanté de la cama extrañada y me asomé por la ventana, al lado de la alberca estaba J tirado boca abajo, estaba desnudo y al parecer dormía, busqué por el jardín y no pude ver a nadie más. Me di un regaderaso rápido y me puse mi traje de baño plateado, me di una leve producida, acomodé el pareo y salí de la recamara esperando encontrarme con alguien sin embargo tampoco había nadie dentro de la casa. Bajé al comedor y la mesa tenía fruta, jugos, biscochos y café; cogí una dona, serví jugo de papaya con limón, una taza de café y me senté a desayunar. La silla en la que estaba sentada me permitía ver la alberca y justo las nalgas de J quién tiene un cuerpo bastante bien trabajado, no es un chico musculoso pero si tiene un cuerpo tonificado y fuerte y debido a su gusto por el ciclismo tiene unas nalgas muy mordibles así que me deleité con el panorama mientras disfrutaba de mi café. Terminé el jugo y la dona, volví a llenar la taza y salí al jardín rumbo a la alberca y me tiré en la hamaca de la palapa más próxima así que J me quedó de perfil y a escasos metros lo que me permitía admirar mejor ese par de nalgas.

 

 

Y ahí estaba yo, imaginando mis manos en esas nalgas mientras le hacía una deliciosa felación de rodillas ahí mismo al lado de la alberca cuando J volteó la cabeza, abrió los ojos y me dijo

– Hola Sandy, buenos días ¿Cómo va tu fin de semana?
– No me puedo quejar, los negocios muy bien, mucha bebida y diversión así que hasta ahorita todo va excelente.
– Fueron a la plaza, Paty insistía en que necesitaba un nuevo juego de maquillaje y A quiso acompañarla así que a E le tocó ser el chofer, yo decidí quedarme a nadar un poco y a descansar, hace mucho calor como para andar de shoping así que aquí me tienes solo para ti. Y mientras decía eso se daba la vuelta dejando al descubierto su delicioso y venoso caramelo que ya daba muestras de comenzar a endurecerse y sin quererlo me relamí los labios ante tan suculento ejemplar, en verdad tiene un muy rico caramelo.

Me levanté de la hamaca y caminé hasta él y si decir nada me puse en cuatro y comencé a mamársela, esa sensación de como se va endureciendo dentro de la boca es una de las sensaciones que más disfruto a la hora de mamar un rico caramelo así que el sentir como su caramelo me llenaba la boca fue glorioso. Mientras yo mamaba J me manoseaba las nalgas y jugaba con mi culito metiendo y sacando primero un dedo, después dos y por último tres y conforme lo iba dilatando la temperatura en mi crecía y se lo demostraba intensificando y profundizando mi trabajo con la boca.

Así estuvimos algunos minutos hasta que sentí como me llenaba la boca con su tibia y deliciosa leche, estaba eyaculando con tanta abundancia que casi me ahogo pero era tal mi temperatura que tragaba y mamaba al mismo tiempo lo que me permitió no derramar ni una gota, hecho esto iba a levantarme pero el me sujetó por el cuello impidiéndolo y me dijo – Ahora es momento de llenarte de leche el culo, vamos, ábrete las nalgas, muéstrame ese hambriento culito putita, que se muy bien que te encanta sentirlo lleno de carne. De inmediato termine de quitar el biquini, levante muy bien el culo y me abrí las nalgas, él me dio un lengüetazo largo y húmedo antes de comenzar a restregarme aquel trozo de carne por entre las nalgas y sin tardarse mucho y de un solo golpe metió su caramelo hasta los huevos, yo sentí un dolor punzante, pero de inmediato se transformó en un placer que me hizo comenzar a mover la cadera en círculos. – Así putita, muévete así, demuéstrale a tu dueño como disfrutas de su verga. Eso me puso frenética y comencé a moverme en círculos y de adelante hacia atrás incrementando la velocidad, J me nalgueaba sin dejar de decirme ¡Así putita, muévete así! Lo que hacía que me pusiera cada vez más deseosa de recibir toda su leche dentro de mi. – Ven, ahora cabálgame, quiero ver cómo te comes toda mi verga con el culo putita y diciendo esto la sacó y se recostó en el pasto, yo gatee hacia él y me subí dándole la espalda, el de inmediato me tomó por la cintura para estabilizarme y me puso en posición, yo tomé aquel delicioso pedazo de carne caliente y palpitante y comencé a sentarme en el, primero lentamente disfrutando de como entraba y después fui incrementando la velocidad de la cabalgata, el me nalgueaba y comenzó a jugar con mi caramelo que en ese momento escurría y estaba duro y empapado subiéndolo y bajando al mismo ritmo que yo subía y bajaba en su caramelo, yo subía y bajaba cada vez más aprisa y lo sentía cada vez más profundo hasta que me tomó por la cintura y me sentó por completo en él, ahí comencé a sentir como se corría y casi de inmediato yo comencé a correrme de tal manera que me cayó en la cara un poco de mi propia leche; así nos quedamos unos minutos, mientras su erección se perdía sentía como palpitaba su caramelo dentro de mi hasta que se salió seguido de su carga de leche.

Me rodé y me quedé tirada unos minutos disfrutando de mis orgasmos con los ojos cerrados hasta que escuché como J se levantaba y se tiraba en la alberca, en ese momento caí en cuenta que no me había metido en la alberca ni una sola vez así que decidí seguirlo para refrescarme, aprovechar para limpiarme y nadar un poco así que sin más me arrojé a la alberca. El agua estaba deliciosa, a una temperatura muy agradable y se sentía increíble en el cuerpo, J me tomó por la espalda y comenzó a manosearme de nuevo bajo el agua mientras me besaba en el cuello y me decía al oído – No sabes las ganas que tenía de conocerte, y ya que lo hice las ganas que tenía de cogerte crecían cada momento que te veía cogiendo con todos esos tipos, tienes un cuerpo delicioso y un culito espectacular, como para follarlo durante días enteros – y volvía a besarme el cuello y la espalda mientras seguía manoseándome. Sin responder me di media vuelta y lo besé, estuvimos besándonos varios minutos hasta que sentí como nuevamente su caramelo comenzó a endurecerse; él me tomó por las nalgas, yo lo ayudé brincando y abrazándolo por la cintura con las piernas y me penetró de inmediato. Jamás había follado bajo el agua, es una sensación muy particular porque al estar flotando todo es más lento, es como hacerlo sin gravedad y la verdad me encantó. Yo lo abrazaba por la cintura con las piernas y del cuello con los brazos mientras él me cogía por las nalgas para cogerme y mientras subía y bajaba nos besábamos apasionadamente.

Así estuvimos varios minutos hasta que nuevamente nos corrimos y sellamos todo con un último beso, me dio un apretón de nalgas y me cargó hasta sentarme en la orilla de la alberca, mientras J nadaba un par de vueltas fui a una de las regaderas a enjuagarme y cuando terminaba de acomodarme el bañador se escuchó el escandalo de la camioneta, los chicos habían regresado. Cuando entraron J nadaba y yo bebía una cerveza al lado de la alberca sentada en una toalla.

– ¿Cómo estás Sandy, qué tal la pasas? – dijo Paty,
– ¡Increíble!, le respondí, jamás me había divertido tanto ni la había pasado tan rico en toda mi vida, de verdad gracias por la invitación y espero que no sea la última.

Comenzamos a reír a carcajadas y empezamos a platicar de tonterías de chicas y a ponernos de acuerdo para la comida, habían traído carne, nopales y querían hacer una carne asada así que preparamos el asador y comenzamos a preparar la comida. El resto de la tarde la pasamos charlando y bebiendo hasta que llegó la hora de preparar las maletas y acomodar todo en la camioneta para emprender el camino de regreso a la ciudad, al día siguiente todos teníamos varias cosas que hacer y venía bien llegar temprano para descansar lo suficiente, nos montamos a la camioneta y J arrancó. Un par de horas después estaba entrando en mi departamento, agotada pero feliz; en un fin de semana me había hecho de una buena cantidad de dinero lo que me permitía estar de lo más tranquila y podía enfocarme en mi proyecto de fotografía así que parea celebrarlo me serví un vaso de whisky, puse el soundtrack de la película “Rock Ages” y encendí un porro, definitivamente había tenido una muy buena aventura ese fin de semana.

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