martes, 18 de abril de 2023

Aventura en Cocoyoc 3

 

AUTORA: Sandra Lizaldi

 

Al día siguiente abrí los ojos bastante avanzada la mañana, un olor a tocino frito y café me despertaron, la habitación estaba vacía y las camas arregladas. Agarré una bata y bajé al comedor, la mesa estaba repleta de comida, fruta, jugos, café, leche y todo lo que se necesita para un buen desayuno, curiosamente no había casi nadie, en el jardín, nadando en el la alberca estaban Paty, J, A, L y un par de chicos más, en la parrilla una chica preparaba hamburguesas mientras algunas personas de servicio limpiaban y acondicionaban el lugar.

Me senté a desayunar de todo un poco y bebí algunas tazas de café para reponerme de la noche que había tenido, a pesar de pasarla muy divertida y extremadamente rico estaba agotada así que me venía bastante bien empezar el día así. 

 

 

Estaba terminando de desayunar cuando entró Paty y se sentó junto a mi 

– ¿Ya estás lista para esta noche? ¡Hoy tendremos fiesta de lencería, va a estar divertido! – me decía mientras se ser-vía una taza de café.
– Espera, ¿Habrá fiesta también esta noche?
– ¡Claro!, yo te dije que sería todo el fin de semana
– Si pero yo pensé que hoy y mañana sería estar tiradas al lado de la piscina, bebiendo margaritas de mango tomando el sol 
– ¿Qué te detiene para tomar el sol al lado de la piscina y beber margaritas? La fiesta empieza después de las diez así que tenemos todo el día así que ándale, ve a cambiarte que hay que ir de compras, J invita. 

Terminando de decir esto me dio un beso en la mejilla, tomó su taza de café y salió a sentarse en la sombra a terminar de beberla, honestamente estaba molida y no tenía mu-chas ganas de enfiestarme pero ¿Qué podía yo hacer en una situación así? Por lo que apuré el café y subí a darme una ducha y cambiarme para poder irnos; si no puedes con ellos, úneteles.

Después de pasar parte del día entre aparadores y de aquí para allá regresamos a la casa, todo había sido transformado completamente, la piscina estaba cubierta y en su lugar había una pasarela, a los lados había sillas, también había camastros, colchones y hamacas. A un costado había mesas con latas de refresco, cerveza y agua; en el fondo estaba otra mesa con botellas de vino blanco y champaña enfriándose y unas de vino tinto.

Detrás de la pasarela pusieron una carpa y la acondicionaron como un vestidor y como la noche anterior había islas con diversas intensidades de luz, en esta ocasión se veían sofás instalados por todo el jardín con una mesa de acrílico rectangular frente a ellos, en esta ocasión la casa estaba cerrada y todo sucedería en el jardín, yo seguía sin entender cómo sería la mecánica pero eso lo descubriría muy pronto.

La preparación del jardín terminó al oscurecer, nosotros seguíamos dentro de la casa alistándonos para la noche, las chicas vestíamos únicamente lencería y los chicos smoking de lino con algodón.

Como a las diez comenzaron a llegar los invitados, habían puesto una alfombra roja desde la puerta de entrada hasta la carpa que funcionaba como recepción, ahí les entregaban una paleta blanca, una especie de abanico de cartón, y un plumón borrable.

Dentro de la casa había quince personas, cuatro hombres y once chicas, afuera en el jardín había cerca de 40 invitados, únicamente había hombres cosa que me pareció muy interesante, y ahí me percaté que tanto las meseras como las bartender traían como único atuendo una mini tanguita y un delantal bastante transparente; definitivamente era un evento exclusivo para caballeros.

Antes de salir al jardín nos entregaron una diadema con orejas de diversos animales, eran unos aparatos bastante simpáticos que más adelante descubriría su uso, pero ya llegaré a eso, las chicas nos pusimos las orejitas y salimos a dar la bienvenida a todos los invitados. Llegamos al jardín y de inmediato los caballeros comenzaron a mirarnos y por supuesto a abordarnos, normalmente esperaban a que llegáramos a alguna de las barras para ofrecer alguna bebida, nada fuera de lo normal. 

Paty y yo salimos juntas de la casa, íbamos charlando mientras llegábamos a la barra – ¿De qué va la noche? – le pregunté, de lencería me respondió y comenzó a reír; yo solo le mire mientras lo hacía y cuando terminó de hacerlo me dijo, – Mira los señores que llegaron son caballeros adinerados, son clientes de J y han pagado una pasta por estar aquí y divertirse, ya sabes, beber un poco, conseguir caramelos y follar con alguna chica que les guste, todos saben a lo que vienen y tú decides si accedes o no, ya será cosa tuya aunque te recomiendo aceptes, estos señores son muy esplendidos y les gusta divertirse así que di que si y verás que lo pasas increíble. 

La miré un segundo y le pregunté de golpe ¿J nos está prostituyendo? Paty me miró un segundo y me sonrió, mira, J organiza fiestas sexuales e invita amigos y amigas para que vengan a pasarla bomba, ¿La mayoría paga por venir? Si, alguien tiene que pagar las bebidas, comida y golosinas ¿J gana plata? También, es un negocio, ya si tú quieres tener sexo con los invitados es cosa tuya, anoche te comiste cuantas pollas ¿quince, veinte? Y hasta donde se la pasaste muy bien anoche, no sé de dónde sacas que te están prostituyendo, además hasta este momento no has gastado un solo centavo ¿o sí? Incluso la ropita que traes puesta y la coca que te has metido no te ha costado ¿o sí? No entiendo tu extrañeza. Yo la miré y le sonreí, ¿Quién está extrañada? Simplemente me llamó la atención el montaje, lo de la noche temática, lo de las orejas electrónicas, no es digamos que común, además eso de que los señores sean esplendidos y que me conviene decir que si digamos que queda un poco raro.

Paty me miro, puso sus manos sobre mis hombros, me miró a los ojos y me dijo, Amiga, nos conocimos en una orgía, tu misma has dicho que eres una puta y te encanta serlo, pues sácale provecho ¿Cómo crees que hago para vivir de la manera que lo hago sin tener que trabajar? Asistiendo regularmente a este tipo de fiestas, esta fue aquí pero la de la semana pasada fue en Los Cabos y la de fin de mes será en Cancún y si tienes visa también podrías ir a las que organiza en Miami o en New York y todo sin gastar un solo centavo, piénsalo y me avisas, a las doce empieza el show si te animas búscame y me dio un beso en los labios, tomó una copa de champaña de la barra y caminó en dirección de J quien estaba charlando con unas personas, le dijo algo en el oído y J asintió con la cabeza al tiempo que volteaba a verme, me sonreía y extendía la copa de champaña a manera de brindis, supongo que Paty le fue a decir que contara conmigo y qué bueno que lo hizo porque esa fue la última vez que vi a J o a Paty por el resto de la noche. 

Las dos primeras horas la cosa solo iba de charlar con los caballeros, recibir piropos y ofertas de bebidas, todos se portaban de lo más bien y no intentaban tener un contacto físico más allá de poner la mano en la cintura o en la espalda baja pero no tan abajo, yo estuve dando vueltas por las barras, de repente me sentaba a charlar con alguno que otro pero nada más, algunos tenían temas muy interesantes, otros no sabían ni qué decir pero bueno todo fluía de ese modo, sin embargo a las doce la noche comenzó la verdadera fiesta.

Por los parlantes la música que había de fondo se fue apagando y la voz de J ocupó su lugar. 

«Buenas noches, bienvenidos a todos espero la estén pasando bien, gracias por estar aquí. Esta noche será una noche especial, les ruego a todos ocupen su lugar al lado de la pasarela y se pongan cómodos, la subasta está a punto de empezar. A las chicas les pido que pasen al camerino.

Las reglas son las habituales, las chicas saldrán a la pasarela, a la mayoría ya las conocen, tuvieron tiempo de conocerlas así que es el momento de saber quién será el afortunado que podrá pasar a algo más íntimo con ellas, en la paleta que les dieron podrán apuntar el número de la chica de su interés y comenzaremos la puja, les recuerdo que son diez chicas y ustedes son cuarenta así que les recomiendo vayan pensando en quién será su elegida y preparando las carteras porque esta será una noche interesante.

Bien, sin más por agregar los dejamos en compañía de estas bellezas».

Dicho esto, la música comenzó a sonar y la pasarla se iluminó con estrobos y luces de colores, mientras J daba la bienvenida y las instrucciones las chicas nos dirigimos al camerino, una vez dentro me encontré con A quién al verme me guiñó un ojo y me sonrió – Qué bueno que estas aquí, te vas a divertir más que ayer ya verás – me dijo en un susurro antes de ponerme un distintivo con un número, yo elegí el número cinco. Ahí nos dijeron para qué eran las orejas. Dichos dispositivos tenían diversos patrones de colores y claro, cada patrón significaba algo diferente, en este caso cada color significaba la cantidad de chicos máximo con quien podrías aceptar, si solo usabas un color significaba que solo aceptarías un chico a la vez, si se iluminaba de dos colores pues serían dos chicos y así sucesivamente, el límite lo poníamos nosotras y sucedió lo que me imaginaba, por decisión unánime todas usamos las orejas multicolor, no queríamos perdernos nada y como toque final había un aparador con colitas de diversos tipos con plugs anales también de diversos grosores, texturas y largos, podíamos elegir el que más nos gustara y como mi atuendo era completamente negro, elegí una cola negra y larga de pantera.

Afuera la música del D.J. sonaba de manera continua hasta que por debajo de la pasarela comenzó a salir humo y la cortina que servía como telón comenzó a abrirse, cuando terminó de abrir por completo salió A, con micrófono en mano, ella sería la presentadora y después de dar de nuevo la bienvenida a los asistentes comenzó a llamar a las chicas por su nombre de fantasía y en número que les correspondía.

Una a una fuimos saliendo a dar un paseíto sobre la pasarela para la admiración y goce de los asistentes y regresábamos al vestidor para que la siguiente se luciera y así sucesivamente; y una vez que pasamos todas volvimos a salir a la pasarela para comenzar con la subasta. La puja empezaba en cien dólares y se iba incrementando en montos mínimos de cinco dólares, la chica número uno salió, fue subastada y así sucesivamente fuimos saliendo todas y conforme se iban terminando las chicas también se terminaban los chicos, cuando salí yo ya faltaban bastantes de ellos y las islas de luz comenzaban a usarse.

Pues bien, saliendo a la pasarela un grupo de señores, levantaron la paleta ofreciendo por mí quinientos dólares, un chico en solitario ofreció seiscientos y los señores reviraron en mil dólares, pero de la nada un hombre con barba ofreció dos mil quinientos dólares, la cantidad más alta hasta ahora, los señores contestaron con dos mil ochocientos pero el caballero de barba ofreció tres mil, el chico en solitario bajó su paleta y se sentó. La puja terminó en cinco mil dólares y la ganó el caballero de barba. Después del martillazo algo le dijo a la chica que le recogía la paleta y se dio media vuelta dirigiéndose a la barra, yo descendí de la pasarela y la misma chica me tomó de la mano y me guió hacia una de las islas ahí me senté y en la mesa del centró pusieron unas botellas de champaña, algunas copas y una charola con demás golosinas, era una de las islas más grandes por lo que tenía no solo un sillón sino tres, bastante amplios y cómodos. Al ver todo me imaginé que serán varios los invitados a la fiesta y no pude evitar sonreír, ya le había agarrado gusto a los bukkakes y a los gang bang; no me equivoqué. Apenas empezaba a nevar mi copa de champaña cuando dos chicos vestidos de smoking con máscaras plateadas se sentaron en uno de los sillones y casi de inmediato se sentaron otros dos en el otro sillón, también de smoking pero esta vez con máscaras blancas. Instantes después apareció el caballero de barba enfundado en un smoking a la medida lo que lo hacía lucir imponente, a pesar de que se notaba que pasaba los sesenta años tenían un cuerpo atlético además de ser muy guapo; en la mano traía un collar de cuero rosa cubierto con cristales de swarovski con una cadena de plata que traía atada a la muñeca con un lazo también de cuero rosa; se acercó a mi y me lo puso alrededor del cuello como si fuese una mascota y me jaló para que me pusiera de rodillas sobre el pasto, cosa que hice gustosa y dicho eso comenzó a caminar jalándome, yo comencé a seguirle el paso en cuatro y cada que movía las piernas sentía como la colita rozaba entre mis nalgas y mis muslos lo que me ponía cada vez más caliente.

Me llevó a dar una pequeña vuelta y de tanto en tanto aprovechaba para sobarme las nalgas o nalguearme directamente, después de unas minutos regresamos a la isla y los chicos bebían, fumaban y algunos nevaban sus ideas, para mi sorpresa los cuatro chicos tenían sus caramelos de fuera semi erectos y los movían ligeramente con la mano manteniéndolos listos para ser mamados y disfrutados ahí, de rodillas a un lado del caballero de barba, encadenada a su muñeca con una fina cadena de plata mientras él también bebía una copa de champaña. Cuando terminó de beber sacó con un movimiento su caramelo y me lo puso en la cara, ¡Comienza a mamar! Me gritó mientras hacía el movimiento de su mano, agarrando la cadena, para acercarme a su caramelo; automáticamente abrí la boca y me lo introduje en la boca, era de muy buenas dimensiones y sabía delicioso. Estuve mamando hasta que sentí un chorro de deliciosa leche que golpeo mi paladar, en ese momento me tomó de la nuca y me metió todo hasta la garganta, ahogándome, mientras seguía expulsando chorros de deliciosa leche. Cuando terminó de correrse jaló la cadena y me sacó de un golpe su caramelo para reemplazarlo por el de alguno de los chicos enmascarados mientras él se sentaba en uno de los sillones con la verga de fuera pero aún medio erecta y mientras bebía más champaña se la meneaba para no perder firmeza. 

Mientras mamaba ese delicioso caramelo de carne uno de los chicos jaló la cadena y me hizo caminar en cuatro hasta en otro sillón, ahí se sentó y jaló la cadena hasta que mi cara quedó a la altura de su caramelo y me lo puso en los labios; comencé a lamerlo, el chico me tenía agarrada del collar por lo que él controlaba hacía donde dirigía mi lengua y me hizo descender hasta llegar a sus huevos mismos que metí en mi boca y comencé a saborearlos, primero uno, después el otro y luego los dos al mismo tiempo, he de señalar que no me permitían meter las manos, cada que lo intentaba me jalaban para que no lo hiciera y como soy muy obediente evité usarlas mientras fuera de su propiedad así que continué lamiendo ese caramelo desde la raíz hasta la punta, de ida y vuelta y cuando no lo esperaba me lo empujó hasta dentro, sentía que me ahogaba pero también era una sensación muy excitante así que intenté acomodarme lo mejor posible y me dejé llevar permitiendo que su caramelo entrara y saliera de mi garganta a placer. Súbitamente me jalaron nuevamente del collar y me llevaron en cuatro hasta el caballero de barba que para entonces lo único que traía puesto era un enorme omega 007 en la muñeca izquierda. En la mesa había una copa de champaña para mi aderezada con dos rallas de coca mismos que no dudé en inhalar, la coca siempre ha provocado que mi culito se ponga muy hambriento, y después debí la copa de un golpe. Cuando terminé el trago el caballero de barba me puso nuevamente su caramelo en los labios; lo metí de inmediato y mientras me deleitaba con su caramelo tomó del sillón la faja de su esmoquin y con ella me vendo los ojos; hasta ese momento yo estaba sentada sobre mis talones, pero en cuanto fui vendada un par de manos me tomaron por la cadera, me pusieron en cuatro y varias manos comenzaron a recorrer mis nalgas, y también podía sentir como armaban rallas de coca sobre ellas y después de inhalarlas me daban un lengüetazo y me daban una nalgada, así estuvieron mientras yo continuaba mamando sin prestarles mucha atención cuando sentí como lentamente sacaban el plug de mi culito para humedecerlo y dilatarlo con dedos y lengua y el caramelo del caballero de barba remplazado por otro, yo mamaba lo que me pusieran y dejaba que jugaran con mi culito, era delicioso y yo estaba extasiada, empalmada sin ser tocada y apunto de correrme, y mientras recibía dos pollas en la boca sentí un chorro de liquido tibio sobre las nalgas y seguido de eso sentí como un delicioso caramelo ingresaba lentamente en mi ya dilatado culito y después era reemplazado por otro y luego otro y otro mientras en la boca me sucedía lo mismo hasta que uno a uno de los chicos se corríeron en mi cara y en mi boca llenándome de mucha leche, ya había recibido cuatro corridas en la boca y aún me seguían penetrando con deliciosos caramelos de carne y de tanto en tanto ponían coca en mi culito; sabía que la habían puesto porque lo tenía un poco anestesiado y pudieron penetrarme con dos pollas al mismo tiempo, no voy a negar que me dolió un poco al principio pero una vez mi culito se acostumbró a estar tan dilatado el dolor se transformó en placer, un placer indescriptible que me provocó varios orgasmos; también de vez en vez se ponían coca en la polla y me hacían inhalarlo además de poppers lo que me tenía en un éxtasis químico y sexual que me haría explotar de placer, yo seguía con los ojos vendados así que seguía sin saber quién me penetraba pero a estas alturas ya no me importaba lo único que quería era seguir recibiendo pollas, leche y seguirme corriendo sin tocar mi carmelo. Así estuvimos hasta que poco a poco los chicos, agotados, fueron desapareciendo y el ultimo en correrse me quitó el vendaje; me desplomé en el pasto para reposar mis orgasmos y descansar un poco pues estaba empapada de sudor, tanto mío como de los chicos, además de leche de macho y mía, cuando levanté la cabeza estaba sola, sobre la mesa había un sobre, dos rallas de coca armadas y una botella de champaña recién descorchada.

Poco a poco me incorporé y desaparecí la coca y la bebí champaña para reactivar mi cerebro y asimilar lo que había pasado y mientras me servía otra copa de champaña cogí el sobre y lo abrí, había cinco mil dólares dentro además de una tarjeta, supongo que era del caballero de barba y en la parte trasera decía, «La propina es tuya así como el collar y la cadena, disfrútalo, te lo ganaste». Arrojé el sobre en la mesa y me serví más champaña mientras sonreía de oreja a oreja, había sido una noche bastante productiva, digamos que esta vez me había ganado el dinero sudando, y de qué manera.

Me quedé despatarrada en el sillón mientras me fumaba un cigarrillo y seguía bebiendo champaña, estaba sedienta y agotada y lo único que quería hacer era tirarme a dormir por lo que recogí las orejas y la cola, me quité las zapatillas y caminé hacia la casa, el patio ya estaba muy vacío, solo quedaban algunas personas follando pero tampoco puse mucha atención a mi alrededor, estaba ensimismada y lo que quería era bañarme y tirarme a dormir hasta muy tarde así que sin hacer mucho ruido y pasando desapercibida me escabullí a la recamara y me metí directo al baño, cerré la puerta con seguro y puse a llenar la tina con agua caliente, quería un baño de burbujas para relajar el cuerpo, era lo único que deseaba en ese momento. Una vez que el baño estuvo listo puse el disco “Strange Strings” de Sun Ra, me desnudé, cogí una coca cola del frigobar y me metí a la tina; el contacto del agua caliente con mi cuerpo provocaba sensaciones deliciosas al grado que mi piel se erizaba conforme me iba introduciendo en el agua. Ya estando completamente dentro del agua tomé una de las toallas de mano, la empape y me la puse en la cara, se sentía muy refrescante y me relajó de tal manera que dormité un poco en la bañera; empecé a incomodarme cuando la temperatura del agua descendió demasiado así que me salí, me envolví en una bata, salí a la recamara y me fui directamente a la cama, me tendí de espaldas y me quedé profundamente dormida.

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