AUTORA: Sandra Lizaldi |
Después del encuentro con mi vecino pasé algunas semanas ocupada en mi proyecto de fotografía así que no tuve mucho tiempo para pensar en chicos, aventuras o diversión en general y una vez que terminé con mis compromisos laborales decidí darme unas vacaciones así que hice una maleta pequeña, pedí un auto y me dirigí al aeropuerto de la ciudad, iba a tomar el primer vuelo que encontrara hacía cualquier destino nacional, una semana fuera de mi ambiente me sentaría de maravilla.
Llegué al aeropuerto y para mi buena fortuna un vuelo hacía Vallarta salía en los próximos minutos y como no llevaba nada que necesitara documentar me dirigí hacia la sala de abordaje, no sin antes pasar por un café, odio leer sin tener algo para beber.
El viaje no tuvo mayores complicaciones, salvo un pequeño detalle; tanto en la fila del café como a bordo del avión había un chico a mi parecer muy guapo, joven, delgado, poco más alto que yo y con una sonrisa encantadora.