miércoles, 5 de julio de 2023

La Playa 3

 

AUTORA: Sandra Lizaldi

 

Terminé de transformarme, la película en la tv había terminado y ahora había infomerciales de un aparato de ejercicios cuasi mágico así que la apagué, tomé mi iPhone y le mandé un mensaje a mi taxista personal

Ya estoy lista ¿Cómo en cuánto tiempo estarás por aquí?

En lo que me respondía me puse a checar twitter, tenía mensajes de uno de mis follogüeritos más leales, quería que nos viéramos como en otras ocasiones, le conté que no estaba en la ciudad y quedé en escribirle apenas regresara para ponernos de acuerdo. En eso estaba cuando recibí la respuesta de mi taxista.

Llego como en cuarenta y cinco minutos, no desesperes ricura.

Torcí la boca, una cosa que me molesta mucho es la impuntualidad y tener que esperar, me quité las zapatillas y me puse mis sandalias, decidí ir a caminar a la playa en lo que llegaba, total, si llegaba antes que yo tendría que esperarme.

 

Camino a la playa me encontré a N

– ¡Hola! ¿Cómo estás? – le dije.
– Hola, buenas noches, muy bien ¿Y usted qué tal? ¡Qué hermosa se ve!
– No me hables de usted, dime Sandy.
– ¡Qué hermosa te ves Sandy!
– jajajaja, muchas gracias ¿Ya te vas a descansar?
– No, primero iré a dar una vuelta a la playa, siempre que hay luna llena como hoy se ve hermosa.
– ¿De verdad? – respondí mientras levantaba la mirada para verla y efectivamente, había una luna hermosa, enorme y brillante – ¡Qué bonita! – agregué.
– Si, es hermosa en esta época del año.
– ¿Te puedo acompañar?, también iba a caminar a la playa.
– ¡Claro!, un honor – me respondió mientras me ofrecía el brazo derecho.
– Vamos – dije mientras abrazaba su brazo y comenzamos a caminar.
– ¿Qué tal estuvo el día? – pregunté.
– Más o menos, no hay tanta gente pero el fin de semana esto será la locura, ahorita está tranquilo.
– Muy bien, así calientas motores poco a poco.
– Si verdad.
– Yo digo.
– ¿Qué tal tu día Sandy?
– Delicioso, ajetreado pero delicioso y espero terminarlo con broche de oro.
– Verás que si.
– ¿Ya sabes a donde irás?
– No realmente, espero que sea un lugar lindo o al menos divertido.
– En el pueblo algunos restaurantes cierran relativamente tarde; no muchos pero hay.
– Pues a ver cómo me va.
– Verás que bien.
– Podría ser mejor pero estás ocupado.

Mi comentario lo hizo sonrojar y mirar hacia otro lado

– La noche está bien despejada, podremos ver la luna en todo su esplendor – me dijo sin regresarme la mirada.
– Muy bien, me encanta ver la luna sobre todo en una hermosa playa y qué mejor que con tan linda compañía.

N nuevamente se sonrojó, pero esta vez no desvió la mirada; me guiñó un ojo al tiempo que me regalaba una sonrisa. La luz de la luna iluminaba maravillosamente inundando todo con un resplandor azul que hacía brillar la espuma del mar. Caminamos del brazo en silencio unos minutos disfrutando de la briza y del sonido del mar.

Después de caminar unos minutos nos detuvimos en unos camastros cerca del bar de la playa.

– ¿Nos sentamos? – me dijo N
– Si, me parece muy bien
– Te vas el fin de semana ¿Verdad?
– Si, el sábado en la tarde vuelo de regreso a la ciudad.
– Espero poder llevarte a un lugar muy especial.
– Espero, quiero que me lleves a ese lugar especial.
– Te llevaré, lo prometo.

Charlábamos acerca de nada en realidad, hasta que recibí un mensaje de mi taxi avisando que estaría conmigo en diez minutos.

– ¿Todo bien? – preguntó N
– Si, es mi transporte, ya viene para acá.
– Te acompaño, igual ya me tengo que ir, mañana empiezo temprano y aún tengo cosas por hacer.
– ¡Qué lindo! – le dije mientras extendía la mano para ayudarme a levantar, continuamos nuestra charla, esta vez me contó de la música que le gustaba.

Cuando llegamos a mi habitación mi transporte a un no llegaba, lo que nos dio unos minutos más. Cada vez lo notaba más relajado y animado así que estaba segura que entre él y yo había empezado algo que sería breve pero rico. Minutos después vimos las luces del vehículo aproximarse así que nos despedimos con un beso en la mejilla, obvio el beso se lo di en la comisura de los labios, como es mi costumbre con los chicos que me gustan.

Mientras N se alejaba mi taxista descendía del auto

– ¿Ya estás lista mami? – me dijo cuando estuvimos a un par de metros de distancia.
– Desde hace rato – respondí – llegas tarde, agregué cuando cerraba la puerta trasera del automóvil.
– No te enojes ricura, tenía que hacer un encargo y me retrasaron en la entrega.
– No me enojo, solo señalo algo que no me pareció. ¿A dónde me vas a llevar?
– Primero vamos a cenar en un lugar muy lindo y a bebernos unos tragos para animarnos.
– ¿Animarnos a qué? Pregunté con una sonrisa.
– A ir a un lugar más interesante, conozco un par que podrían gustarte.
– Confío en que conoces buenos lugares.
– Ya lo veras mami, ya lo veras.

Llegamos a un restaurante montado en la playa, un lugar bastante lindo iluminado con lámparas semejando velas, todo era de madera y está adornado con flores rojas, rosas y moradas, el viento que provocaba el mar refrescaba todo el lugar dotándolo de muy buena temperatura. Cenamos platillos del mar, bebimos vino espumoso y de postre, nieve de mandarina. Todo estuvo muy rico, aunque la compañía comenzaba a hartarme, podría ser un amante muy efectivo, pero no tenía muchos temas de conversación y pocas cosas me parecen menos excitantes que el futbol y las aventuras de borrachera así que apuré mi copa de vino y le sugerí movernos a otro lado así que pidió la cuenta y salimos del restaurante de playa.

– ¿Ahora a dónde vamos? – pregunté.
– Te voy a llevar a un lugar muy divertido.
– Genial, vamos a divertirnos.

Nuevamente me monté en la parte trasera del vehículo más por costumbre que por otra cosa y en la cara que puso mi taxista pude notar cierta molestia, supongo que pretendía irme manoseando mientras conducía y no es que la idea no me agrade, pero quería dejar muy claro que solo tendría acceso si yo lo permitía y en ese momento no me apetecía.

Condujo en silencio durante el trayecto, noté que tomaba camino hacia la carretera por lo que creí que iríamos a alguna comunidad aledaña sin embargo a los pocos minutos dio vuelta en una brecha y condujo hasta una playa donde había autos estacionados, algunos formando un semi circulo con gente sentada y charlando alrededor de una fogata, podía escucharse música a no muy alto volumen y de fondo el majestuoso mar.

– ¿Dónde estamos? – pregunté mientras descendíamos del auto.
– En una fiesta privada mami, se ponen buenas, aquí hay de todo tú nomas dime.
– Genial ¿Me puedes conseguir un trago?
– Los que quieras ¿Qué te traigo? ¿Una chela?
– Un whisky.
– Horita te lo consigo.

Caminamos hacia la fogata, ahí me di cuenta que varias personas estaban desnudas, sobre todo las chicas, todas estaban topless y más de la mitad completamente desnudas, había varias personas en parejas y grupos que iban hacia el mar, algunos en silencio y otros entre carcajadas y palabras picantes, la luz de la luna iluminaba la playa creando un ambiente perfecto con fines eróticos y sensuales.

– Vamos hasta la orilla, quiero oír el mar
– Mejor te alcanzo con los tragos mami – me dijo al tiempo que me nalgueaba.

Continué caminando hasta la orilla de la playa, más intrigada que excitada, ahí pude ver cuerpos tirados algunos sobre toallas, otros directamente sobre la arena, unos solo charlaban otros se besaban y manoseaban, algunos en parejas y otros en grupos de tres o más, habíamos cerca de veinte personas a la luz de la luna esperando que la noche se pusiera más interesante.

Deambulé por la orilla observando a los que se habían congregado en esa playa, en su mayoría solo se veían sombras y bultos, una marea humana al lado del mar, la excitación comenzaba a recorrer mi espalda hasta llegar a la nuca, el ambiente se sentía erótico y sensual. Esa mezcla de gemidos con el rugido del mar en la oscuridad es deliciosa, hace que los sentidos se disparen, al tener la vista limitada el oído y el tacto se agudiza para compensarlo, la diversión estaba por empezar.

Sin pensarlo mucho me senté en una duna en medio de unas parejas que empezaban a besarse intensamente al tiempo que recorrían sus cuerpos con las manos, de a poco las charlas se transformaron en sonidos de besos, nalgadas y gemidos. Estaba tan entretenida con lo que veía y escuchaba que ya había olvidado que mi taxista aun no llegaba con mi bebida hasta que sentí como me tomaban por la cintura y me besaban la nuca.

– Aquí está tu güisqui mami
– Pensé que no regresarías
– Hasta crees que iba a dejarte aquí, me tardé porque tuve que ir al pueblo a comprarlo, pero mira, aquí está.
– Gracias, eres un lindo – le decía mientras me lamía detrás de la oreja y me manoseaba toscamente el pecho.

Recliné la cabeza hacía a tras y me dejé llevar, mi taxista estaba un poco eufórico, estoy segura que se había metido algo por cómo se comportaba.

– Voy a mear -me dijo y se levantó corriendo, me pareció de pésimo gusto cómo lo dijo, pero estoy segura que era parte de que el sujeto ya me había aburrido, al principio creí que sería divertido contar con amante de planta durante mis vacaciones mas esto no iba a funcionar, estaba harta.

En lo que regresaba abrí la botella de passport scotch que amablemente me llevaron y le di un largo trago, se que una dama no hace eso, pero a falta de vaso es una solución práctica, poco elegante, pero práctica. Al bajar la botella noté que un chico de al lado me miraba y lo único que se me ocurrió fue decirle ¿Quieres?, él, regalándome una linda sonrisa tomó la botella y le dio un trago, mientras lo hacía pude ver que la chica con la que estaba le estaba dando una mamada soberbia por lo que se veía y las caras que ponía él. ¿Quieres? Me dijo cuando la chica sacó su caramelo de la boca; sin dudarlo comencé a acercarme para poder chuparlo. Mientras yo se la mamaba la chica se le montó en el rostro para que le comiera el coño, dejando al descubierto un redondo y perfecto par de nalgas que se movían en círculos cada que el chico le lamía el clítoris.

Al estar acomodada en cuatro mientras mamaba ese delicioso caramelo mi culo quedaba al aire, para ese momento la faldita que traía estaba enrollada en mis caderas y pude sentir unas manos que comenzaron a acariciarme las nalgas y los muslos, estaba tan entretenida que no me importó quién me manoseara, después de todo a eso íbamos ¿o no? 

Poco después sentí como hicieron a un lado el hilo de mi tanga y una lengua comenzó a recorrer por entre mis nalgas y mi culito. Sentía como abrían mis nalgas y las mordisqueaban antes de empujar la lengua para meterla en mi culito para dilatarlo un poco, al poco sentí un glande intentando penetrarme sin mucho éxito; después del tercer intento desistió y se hizo a un lado, mientras tanto una chica se acercó a mi para que la dejara mamar no sin antes regalarme un delicioso beso, he de mencionar que el chico al que le estábamos comiendo el caramelo tenía una muy buena verga que invitaba a comérsela por todos lados. Me incorporé para recobrar el aliento, ahí vi que aquel lugar era una amalgama de cuerpos que se fundían en una orgía de gemidos, todo a la luz de la luna. 

Mi taxista estaba tirado en la playa masturbándose, intentando conseguir una erección sin mucho éxito. Por mi parte comencé a recorrer aquella masa de gente toqueteando y dejándome toquetear; casi de inmediato fui invitada por un grupo que estaba realizando un bukkake y a eso no puedo negarme, me encanta recibir leche de macho tibia sobre mi rostro y pecho, es una de las cosas que más me excitan por lo que de inmediato me pude de rodillas y comencé a recibir con  mis labios cuanta verga me acercaran, no solo con los labios también mis manos se encargaban de estimular todos esos falos junto con cuatro chicas más que al igual que yo, participábamos de dicho juego, durante un rato estuvimos chupando, lamiendo y mamando vergas hasta que las cinco estábamos completamente llenas de lefa en rostro, cuello y pecho; no tengo idea de cuantos chicos estuvieron ahí, dejé de contar con el número quince, calculo que fueron veinticinco o treinta corridas sobra nosotras ya que algunos chicos se corrieron en más de una ocasión, hubo un en particular que logró correrse sobre las cinco, un chico delgado con un caramelo largo y delgado, ideal para recibirlo en el culo, sin embargo aunque en más de una ocasión le pedí  que me la metiera él prefería que le chupara los testículos y le lamiera la verga mientras se masturbaba para correrse.

Una vez que terminé bañada en lefa de extraños decidí que era suficiente por el día, no quería acabar con la diversión de un solo golpe así que me fui directamente al mar para enjuagarme lo más posible antes de volver al hotel y poder darme un baño en forma. Cuando regresé había menos gente, se veía que la gran mayoría había decido que tenían suficiente diversión y se retiraron, mi taxista estaba tirado en la parte trasera del vehículo roncando ahogado de alcohol así que no tenía manera de regresar. 

 Me acomodé la ropa lo mejor que pude y me dispuse a caminar con la esperanza de que alguien me diera un aventón o poder caminar sana y salva hasta el hotel cuando uno de los chicos que seguían ahí se ofreció a llevarme si lo esperaba a que terminara su trago a lo que accedí de inmediato. Era un grupo de tres chicos y dos chicas alrededor de una de las fogatas que había en la playa, el ambiente se había transformado de repente en una reunión de amigos.

Estuvimos charlando y bebiendo poco más de una hora, la estábamos pasando tan bien que cuando se dieron cuenta ya se habían terminado la cervezas así que alguien tendría que ir al pueblo por más o moverse a algún otro lado, decidieron ir por las bebidas así aprovecharía el viaje para acercarme al hotel entonces nos pusimos de pie el chico que se había ofrecido a llevarme y yo y nos dirigimos a su motocicleta cuando uno de los chicos se levantó y nos dijo – Mejor vamos en mi coche, es más seguro y no te regresas solo, así que nos subimos a un Jeep verde militar y salimos rumbo al poblado más cercano. Todo el camino fuimos charlando, y como estábamos relativamente cerca no tardamos mucho en llegar a mi hotel.

– Listo señorita, sana y salva en su destino como se lo prometí – me dijo R, el chico que me había invitado.
– Muchas gracias chicos, fue un placer estar con ustedes, una lástima que haya sido tan poco tiempo. – les dije mientras descendía del Jeep.

En realidad quería seguir la fiesta, el grupo era bastante agradable y los chicos bastante guapos, además, J, el otro chico, tenía una erección que le levantaba las bermudas en una casi carpa y se antojó ver qué había debajo.

– Si quieres regrésate con nosotros, estaremos de fiesta hasta que salga el sol – me dijo J mientras se agarraba el paquete.

No lo pensé, me regresé al asiento – Entonces ¿Qué esperamos? ¡Vamos por esas cervezas! Les dije mientras cerraba la puerta.

Arrancamos de inmediato y tomamos carretera, durante el trayecto escuchamos música y charlamos de varias cosas, J me contó que era DJ y R chef en Los Ángeles, estaban de vacaciones y al igual que yo se irían el sábado, de a poco me acerqué al asiento del copiloto por detrás con el pretexto de que debido a que el Jeep no tenía toldo el ruido del viento no me permitía escucharlos bien y comencé a toquetear a J, él me acariciaba los brazos y trataba de agarrarme las piernas sin mucho éxito hasta que llegamos a la tienda y R se bajó por las cervezas. J y yo permanecimos en el auto y sin perder tiempo comenzamos a besarnos tan rico e intenso que no escuchamos cuando R regreso.

– Pásate para atrás – le dijo a J. De inmediato J se pasó a la parte trasera junto a mi con una sonrisa de oreja a oreja – Así estarán más cómodos, ironizó R y soltó una carcajada al tiempo que echaba a andar el motor.

J y yo empezamos a besarnos de nuevo, esta vez con manos de por medio. Las mías de inmediato se dirigieron a su caramelo, mismo que estaba en su esplendor, duro, erecto y lubricando así que sin esperar me incliné para comenzar a mamársela, tenia un sabor delicioso y su textura se sentía increíble en mi boca, además tenía el tamaño exacto para que pudiera cómemela toda por lo que no me fue muy difícil hacerle deep throat en más de una ocasión.

De repente el Jeep se detuvo así que levanté la cabeza para ver si habíamos llegado sin embargo estábamos en un claro cerca de la carretera.

– También quiero divertirme, ya me antojaron – dijo R mientras se pasaba para atrás; se bajó la bermuda y de inmediato tuve de frente un caramelo de muy buen tamaño con una gota de lubricante en la punta. Sin decir nada abrí la boca para que él se acercara hasta que introducir todo su caramelo dentro de mi boca lo que me provocó una arcada, me hice un poco para atrás para acomodarme y poder seguir mamando mientras J se ponía a su lado para que pudiera alternar entre un caramelo y otro así que mientras tenía uno en la mano el otro estaba en mi boca. Estuvimos así hasta que R me dijo casi en un susurro 

 – Ponte en cuatro – obedecí de inmediato, así podría recibirlo a uno en la boca y al otro en mi culito. J se subió al asiento trasero y se sentó, de esa manera pudiera atenderlos a ambos sin estar incomodos. R me tomó por la cadera y me levantó para que quedara a la altura adecuada y comenzó a lamerme el culo y humedecerlo con su saliva lubricándolo para poder cogerme. J me tomó por la nuca y me introdujo su caramelo casi hasta el fondo misma que trague sin mucho problema por el ángulo en el que entró, al mismo tiempo R me metió su caramelo por el culo de un golpe y hasta el fondo, un dolor punzante e intenso me invadió sin embargo no me moví y los dejé hacer, ambos comenzaron a follarme intensamente, uno el culo y el otro la boca y después cambiaron de lugares, mientras me follaban me nalgueaban, por cada nalgada que recibía un ardor me recorría la espalda hasta llegar a la nuca y me calentaba aún más, estábamos embriagados de éxtasis, los chicos comenzaron a acelerar los movimientos y al unísono ambos se corrieron, el caramelo de R lo tenía hasta la garganta así que sentí cómo explotó y me tragué su leche sin poder protestar, J también se corrió dentro de mi y sentí su leche llenándome, con cada contracción un micro orgasmo me llegaba llevándome al nirvana. Tardamos unos cuantos minutos en reponernos y retomar la marcha, cuando pasamos por la puerta de mi hotel les pedí que se detuvieran; estaba molida y lo único que quería era darme un baño e irme a la cama, accedieron a regañadientes si les prometía vernos al día siguiente, por supuesto accedí, quedaron de regresar por mi por la tarde para irnos de fiesta y nos despedimos de besito en los labios, mientras veía como se alejaban las luces de stop el vigilante me abría la puerta de acceso al residencial, así terminaba mi primer día de vacaciones.

 

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