Allí estaba yo, vestida de inocente criada, con medias y
tacones , maquillada como una quinceañera, con peluca rubia con coletas, con
las manos atadas a la espalda y una cadena atándome a la pata de la mesa,
comiendo obedientemente de rodillas de un bol de perro. Me sentía ridícula y
humillada, pero a la vez tenía una extraña sensación de gratitud y lealtad
hacia mi ama.
Cuando acabé mi comida de perra moví el bol con la cabeza
hasta que conseguí que se despertase mi Ama Sheila. Se acercó mientras se
estiraba , vestida con un camisón transparente y el pene semierecto, se agachó
y desató la correa, me dio un beso en la boca y me dijo: “eres una perrita muy
obediente, si te comportas así de bien tendré que darte un premio! Por lo
pronto aquí tienes tu postre”. Se levantó tirando de la correa hasta ponerme de
rodillas y me puso su polla en la boca. Se la chupé hasta ponérsela tiesa otra
vez, cuando estaba bien dura, tiraba de
mis coletas y me follaba la boca, provocándome arcadas y que me cayeran
lágrimas. Cuando ya estaba a punto de acabar me dijo “detente perra! Que me vas
a dejar seca!” la sacó de mi boca y la tenía manchada de carmín rosa, me hizo
limpiárselo con la boca y me hizo incorporarme. Me desató las manos, me besó
apasionadamente y me dijo “eres una putita deliciosa y complaciente, pero con
tanta calentura me has dejado con hambre de polla, y claro, no voy a usar la de
una simple esclava… Voy a salir a tomar un café y a hacer unas compras, tú de
mientras limpia toda la casa, haz la colada, saca el polvo, etc., que hoy es
sábado jijiji! Ah, y ni se te ocurra cambiarte ni tocarte la cara ni lo que tú
ya sabes” Se vistió y se marchó.
Me puse a arreglar la casa, pasé la aspiradora, puse
lavadoras, limpié el lavabo y cocina, saqué el polvo, y cuando pasé por el gran
espejo del pasillo me ví reflejada, con mi vestido, mis tacones y mis coletas,
solo que tenía el carmín fucsia esparcido por toda la boca y dos gotas de rímel
caían de mis ojos. Era una imagen grotesca, una jovencita humillada y
utilizada, que encima de soportar vejaciones aún servía a su Ama limpiándole la
casa. Sonreí al espejo y continué con mis tareas. Me puse a tender la ropa en
el cieloabierto y al poco abrió la ventana de enfrente una señora cincuentona.
Me moría de la vergüenza. Me miró con cara de desaprobación y cerró la ventana. A los pocos minutos se
abrió otra ventana de la que se asomó un señor sobre la sesentena, me miró
sonriente y me dijo “cuando acabes, si quieres aquí también tengo faena” con
una mano agarrándose la entrepierna. Sonreí tímidamente y entré con el cubo
vacío. Que humillación! Hacerlo en privado era una cosa, pero que te viera gente
corriente, juzgándote y diciéndote guarradas era otra cosa!
Al cabo de un rato llegó Sheila, le hice una reverencia con
la falda al entrar y me tomó una foto con el móvil en esa posición. Entró,
cogió la cadena que aún llevaba puesta y tiró de ella, haciéndome seguirla
mientras repasaba toda la casa. Cuando acabó la vuelta, se giró sonriente, me
dio un beso y una palmada en el culo y me felicitó diciendo: “parece que he
conseguido una buena esclava bien obediente! Te he traído un par de regalitos,
el primero te lo daré después de ducharte, y el segundo te lo tendrás que
ganar, como tu libertad. Ahora ve a ducharte y ponte la ropa que dejaré ahí,
que tienes que salir a hacer la compra para la cena”. Salir? Eso sí que me
aterraba, me daba mucha vergüenza salir vestida de nena, pero por otra parte,
ya me habían visto, y por lo menos no iría vestida de criada… Esperaba que mi
Ama escogiera algo unisex…
Al salir de la ducha, donde entré solo con mi collar,
encontré la ropa que tenía que ponerme. Era otra vez el vestido de colegiala,
me puse un top negro encima del sostén con las prótesis, y encima una camisa
blanca con manga tres cuartos, anudada al pecho, dejando mi vientre al aire.
Me puse un tanga semitransparente de color rosa claro con un
dibujo de hello kitty y la minifalda escocesa, que apenas me cubría el culo.
Para las piernas me puse unas medias blancas que apenas llegaban por encima de
la rodilla y que tenían unos lazos a juego con la minifalda. Me puse los
zapatos, unos tacones de charol negros, no demasiado altos pero que estilizaban mi figura. Intuí
que el maquillaje debía ser el mismo, así que usé los mismos tonos rosas,
blancos y fucsias, me puse la peluca rubia con las coletas y salí en busca de
la aprobación de mi Ama.
"Estás preciosa, cariño! Sólo te falta un detalle para
estar perfecta, una pequeña joya" Cogió uno de los regalos que había
comprado y me lo extendió. Abrí la cajita negra, con un lacito rojo y dentro
había un butt plug metálico, de unos 3'5 cms de diámetro y unos 8 cms, que en
su base tenía un cristal tipo diamante. Lo cogió mientras yo sostenía la caja y
me dijo "te gusta?" - "Es precioso, mi Ama!" -"Bien,
pues vamos a colocarte esta joyita".
Me hizo apoyarme con los codos en la mesa del salón, dejando
mi culo expuesto, apenas tapado por la minifalda, se puso en cuclillas detrás
mío y me bajó el tanga hasta los tobillos, lamió mi agujerito y empezó a
meterme el plug, apenas lubricado por su saliva. Noté el frío metal abriéndose
paso dentro de mí hasta que mi ano opuso resistencia. Con la diferencia térmica
mis músculos se cerraron y me dolía un poco, pero mi Ama fue moviendo el
juguete hasta que se fué calentando y me acabó entrando sin demasiada
dificultad. Me subió el tanguita y me besó en la mejilla del culo. Me acercó al
espejo, me puso de espaldas a él y me
dijo que me cogiera los tobillos.
Lo hice y entonces, agachada, miré al espejo. Me veía
reflejada, con los tacones estilizando mis piernas y la minifalda por encima de
mi culo, dejando a la vista el tanga rosa semitransparente, y mi agujerito
tapado por una piedra parecida al diamante. Me dijo "ves? te queda
precioso! Ahora ya puedes salir a comprar. Ve a la tienda que está a dos
esquinas y compra para hacer la cena. También quiero que compres tomates cherry
para la ensalada. Si te tienes que agachar para coger cualquier cosa lo harás
como has hecho ahora, tienes prohibido agacharte en cuclillas. Cuando llegues
me contarás la experiencia de tu primera salida." Cogí un bolso, me quitó
la cadena y dejó puesto mi collar, símbolo de su pertenencia y de mi sumisión.
Salí del apartamento y el ascensor estaba ocupado, lo esperé
y al llega vi que estaba ocupado por el señor de la ventana, iba a bajar por la
escalera cuando abrió la puerta y me invitó a pasar, asi que no pude
escaquearme. Mientras bajábamos me miraba de arriba a abajo con cara de
pervertido, al llegar al rellano abrí la puerta del ascensor y al salir apretó
mi nalga y me dijo "que rica que estás". Salí del ascensor sin
girarme, ruborizada y aceleré el paso para llegar cuanto antes a mi destino.
Por el camino notaba miradas posadas en mí, pero yo iba mirando al suelo
mientras me concentraba en andar y en las sensaciones que me ofrecía el plug
metálico que llevaba metido en el culo.
Llegué a la tienda y cogí un carrito,el dependiente, un
señor alto, de unos 45 años, me saludó con una sonrisa y noté como su mirada me
seguía conforme me alejaba con el carrito. Contorneé las caderas y me puse a lo
mío, las compras. Notaba cómo me miraba la gente y decidí pasar y exhibirme un
poco, aunque cuando tenía que agacharme esperaba a quedarme sola en algún
pasillo para hacerlo como me ordenó mi Ama sin ser vista. Cuando tuve todo para
la cena me dirigí a la caja, esperé a que estuviera vacía y me acerqué. Fuí
vaciando el carro y el tendero me preguntó "le falta algo, señorita?"
entonces recordé lo de los tomates y dije "sí! tomates cherry!"
-"aquí están, señorita" me dijo señalando justo enfrente de la caja,
a la estantería más cercana al suelo.
Le miré aterrada, muerta de vergüenza dudando si hacerlo o
no, cuando vi que al fondo del pasillo se acercaba una señora sacando el
monedero. Eso me empujó a hacerlo cuanto antes. Me agaché sin doblar las
piernas y recogí los tomates. Instantáneamente oí al tendero decir "bonita
joya!" me levanté de un respingo y, roja como un tomate le dije,
"gracias" mientras buscaba nerviosa mi monedero en el bolso, sin
atreverme a alzar la vista. Pagué y mientras me ayudaba a embolsar el tendero
me dijo "quien te lo ha comprado tiene un gusto exquisito, ojalá tuviera
el honor de invitarles a cenar". Le contesté "se lo haré saber a mi
Señora" cogí las bolsas y me fuí, mientras escuchaba a la señora que
acababa de llegar a caja decirle al tendero "estas jovencitas de hoy en
día visten como fulanas!" a lo que éste respondió "donde iremos a
parar!".
Sali de la tienda con las bolsas y de camino no tuve más
percance que un coche, con unos jóvenes que me seguían lentamente y me
silbaban, me dijeron un par de guarradas y aceleraron. Al llegar al
apartamento, dejé las cosas en la cocina y mi Ama me preguntó como me había
ido. Le expliqué lo del ascensor, lo de los silbidos, las miradas y cómo me fuí
sintiendo cómoda, incluso con el plug puesto, luego le expliqué lo que pasó con
el tendero y sobre su invitación a cenar.Me dijo "vuelve y invítalo a
tomar una copa en casa a partir de las doce, dile que seremos muy
complacientes, y si te pregunta cómo, dale un avance".
Salí otra vez a la tienda y cuando llegué ya estaba
cerrando, vi al tendero dentro con la persiana automática bajándose, corrí y
abrí la puerta consiguiendo entrar a tiempo. Él se quedó sorprendido, un poco
alerta porque estaba de espaldas y pensaba que eran ladrones. Le dije
"disculpe señor! no queria asustarle!" -"uffff, vaya susto!
creía que me asaltaban" -"perdóneme Señor, sólo venía a decirle que
mi Ama no acepta su invitación, pero que le invita a su apartamento esta
medianoche, para tomar unas copas". Mientras hablaba notaba cómo se
acababa de cerrar la persiana detrás mío. Me dijo "uhmmm no sé si podré
venir, estoy algo cansado y estresado de la tensión del trabajo y me gustaría
descansar". -"Señor, mi Ama ha insistido, dijo que si viene le
complaceremos en todo lo que desee, como puedo convencerle?" -"Uhmm,
la verdad es que quizas puedas ayudarme a liberar tensiones. Lo harías?"
-"Enacantada, mi señor"
Me acerqué a él tímidamente , le toqué los pectorales y
acerqué mi boca, dejando que me besara apasionadamente. Mientras lo hacia yo le
desabrochaba la camisa y sus manos manoseaban mi culo por debajo de la escueta
minifalda escocesa. Empecé a escurrirme besando su pecho y sus pezones, hasta que llegué a la altura
del pantalón. Ya de rodillas, le desabroché el cinturón mientras mordía el
bulto de su entrepierna, le bajé los pantalones y me encontré con un buen bulto
aprisionado por los slips. Se los bajé y su pene rebotó, bien empalmado. Era
largo, de unos 18 cms y de un grosor proporcionado a sus dimensiones. Respiré
su aroma y, hambrienta, lamí el glande y me lo puse en la boca. Me encantaba
sentir ese trozo de carne caliente en mi boca, así que con la excitación en
seguida se la estaba mamando profundamente. Él gemía de placer, apoyado en el
mostrador de la caja mientras yo le practicaba la mejor mamada que había hecho
nunca, porque había perdido todo miedo, asco o verguenza, y la estaba
disfrutando a tope.
Cuando parecía que iba a estallar de placer me paró y me
dijo "espera nena, que estoy algo cansado de estar de pie". Entonces
me ayudó a levantarme, se sentó encima del mostrador de caja y cogiéndome del
collar me hizo subir a la cinta transportadora, me puse a cuatro patas y seguí
con lo mío tragándomela entera nada mas tocarla. Él agradeció el gesto soltando
un suspiro y proseguí chupando ávidamente esa deliciosa polla. Mientras se la
comía él se puso a juguetear con mi culo, levantando la falda y bajando mis
braguitas. Luego empezó a tocar mi plug mientras decía "que bonita
joya", me lo sacó y lo volvió a meter lentamente, mientras yo seguía
mamando sin rechistar. Estuvo jugando y dilatando mi culito hasta que en un
momento lo dejó dentro, agarró mi cabeza y me hundió la polla hasta el fondo de
mi garganta. Me mantuvo ahí unos diez segundos mientras notaba cómo iba
creciendo en mi interior mientras decía "me voy a correr! me voy a
correr!" Me soltó , dejándome apartarme y respirar y enseguida volví a meterme
el enorme glande en la boca para recibir su corrida. Empezó a convulsionar
mientras me llenaba la boca de leche caliente, ardiente. Cuando acabó de
convulsionar me dijo "no lo tragues ni lo escupas, mantenlo en la
boca". Eso me sorprendió, no sabía que tenía que hacer. Me hizo bajar del
mostrador, y mientras me subía las bragas y me adecentaba me dijo -"Ya
puedes irte. Manténlo en la boca hasta que llegues con tu Ama, porque esa es la
prueba de que me has convencido. Nos vemos esta noche, cielo".
Me dió un beso en la mejilla mientras se abría la persiana y
cuando iba a salir me dió una palmadita en el culo. Abrí la puerta y me dijo
"hasta luego". Me giré sonriendo mientras notaba el semen moviéndose
en mi boca y me fuí a casa.
Mientras andaba me sentía super humillada. Iba vestida como
una colegiala cachonda, con un collar con candado y un plug metido en el culo.
Y encima no podía hablar con nadie si me paraban porque mi boca estaba llena de
semen! El rubor se apoderó de mí e intenté disfrutar del momento, pensando que
la gente que me cruzaba no tenía ni idea de lo guarra que era. Eso me dió
fuerza para llegar a casa. Nada más entrar mi Ama me preguntó emocionada cómo
había ido. Sorprendida porque yo no contestaba me lo volvió a preguntar con voz
más autoritaria. Me acerqué a ella y abrí la boca, cayendo dos chorros de semen
de mi mentón al suelo. Mi Ama sonrió, me acarició la cara y me dijo "buena
chica, ahora trágatelo!" Así lo hice, feliz de poder liberarme de esa
mordaza líquida y sabrosa, degustando el sabor del tendero. -"Bien, ahora
ponte de rodillas y relame lo que ha caído en el suelo". Lo hice, y cuando
terminé de lamerlo noté a mi Ama encima mío y un ball gag forzando mi boca. Me
amordazó mientras decía "quiero que sientas siempre ese sabor y olor en tu
boca. Ahora ve a cambiarte, criada. Pasa el mocho y cuando acabes ven a
ayudarme a la cocina.
Así lo hice, me fuí al baño y me quité la mini y la blusa
blanca y el top y me pues el corset debajo con su tanga a juego, medias negras
con las ligas del corset y el vestido de criada encima, me puse la peluca
pelirroja, la cofia, el delantal y luego
retoqué mi maquillaje, dejando los labios para el final. Me costó un poco
quitarme el color rosa de los labios con el ball gag puesto y pintarlos de
nuevo de rojo, pero verme en el espejo mientras lo hacía me excitó. Una vez
arreglada salí al salón con la fregona y limpié la mancha relamida del suelo
mientras notaba el sabor seco del semen en mi paladar. Luego fuí a la cocina a
ayudar a mi Ama. Nada más entrar, me cogió de la mano y me puso unas muñequeras
que unió con un candado y me dijo
"pon la mesa". Así lo hice,
limitada de movimientos en mis manos y aún amordazada, lo más rápido que pude.
Luego ayudé a preparar la comida, con la consiguiente dificultad a la hora de
cortar las patatas y la cebolla mientras mi Ama me miraba sonriente,
disfrutando del espectáculo.
Una vez preparado para la cocción y ya la comida en el
horno, mi Ama me llevó al salón tirando de mi correa. Ya en él, me quitó el candado
de las muñecas y el ball gag, escapando un reguero de baba. Lo miré caer y ella
me dijo "no te preocupes, ya lo limpiarás luego, ahora atiéndeme que es
hora de prepararme. Esta noche serás libre, y también una secundaria cuando
llegue la visita. Tengo que ir al baño y a la ducha, pero primero tienes que
recuperar algo".
Me puso de rodillas delante del sofá, ella se apoyó en él,
poniendo su trasero delante mío y me hizo subirle la falda y bajarle las
bragas. Lo hice y entonces me dijo "lámeme mi agujerito". Me acerqué
tocándole el culo y se lo empecé a lamer, primero en círculos con la puntita,
luego pegando lametones, y al final con fruición mientras amasaba sus nalgas.
Mientras lo hacía noté como se iba dilatando su esfinter y cada vez me cabía
más lengua dentro, hasta que topé con un trozo de plástico, separé la cara para
ver qué era y ví asomar un plástico de color amarillo, era el huevo kinder con
la llave de mi collar, que seguía alojado en el culo de mi Ama. Me dijo
"acerca la boca a mi ano, quiero que lo recibas así". Pegué los
labios a su culo y fuí lamendo mientras notaba como el huevo se iba adentrando
en mi boca junto con restos de caca. Hice esfuerzos para contener las arcadas,
ella se separó, se subió las bragas y me dijo "muy bien preciosa, eres una
buena chica, y es hora que recibas un premio, aparte del que tienes en la boca.
Saca el huevo, pero quiero que salga bien limpio, sino te castigaré sin
premio". Relamí el huevo en mi boca hasta que noté su superficie limpia y
lisa y lo empujé suavemente de la boca, dejándolo caer en mis manos, y
ofreciéndoselo en forma de cuenco. Ella lo cogió, lo abrió y me dió la llave,
la que me liberaba de mi collar. Sin embargo, yo la cogí y la colgué de la
misma argolla del collar, dando a entender que podía disponer de mí como y
cuando quisiera, mi entrega era total.
Ella sonrió y me dijo "hora de tu premio!" me
volvió a atar las muñecas con un candado y las unió a un gancho en la pared,
dejándome con los brazos en alto, luego, aún sonriente me besó con lengua, sin
importarle mi mal sabor y me dijo sonriente "que disfrutes", luego se
agachó mientras me toqueteaba, levantó mi falda y empezó a manosearme el
miembro por encima del tanga. En seguida noté como crecía en su estrecha
prisión y luego como ella lo liberaba, bajándome el tanga hasta los tobillos.
Se metió debajo de mi falda y noté como empezaba a lamerme los huevos y el
perineo, subiendo luego por mi tronco erecto y chupando luego el glande. Separó
con una mano la falda para que viera como me la chupaba mientras que con la
otra mano jugaba con el plug de mi culo. Yo estaba extasiada, me estaba
propinando una mamada que me hacía hasta babear y ella me miraba con lujuria
mientras se la tragaba cada vez mas hondo. Chasqueaba la lengua y su garganta
emitía sonidos de tragar. Yo cada vez estaba más excitada, aprisionada,
recibiendo esa espectacular mamada. No tardé en llegar al clímax, le avisé con
un "Me corro, mi Ama, me corro!" pero ella hizo caso omiso y siguió
chupando y mamando. Empecé a soltar borbotones de leche en su boca y entonces
ella se separó y me masturbó recibiendo los últimos chorros y espasmos en la
cara. Sonriente, me enseñó la lengua, llena de leche y acto seguido se lo tragó
y me dijo "te ha gustado verdad, zorrita?" a lo que respondí "me
ha encantado mi Ama!". Me acabó de limpiar la polla con la boca, dejándola
impoluta y luego se levantó y me morreó, haciendo que probara mis propios
jugos. Luego acercó su cara, con una sonrisa juguetona, y me dijo "lame
hasta que limpies este desperdicio, no desaproveches ni gota". Así lo
hice, atada a la pared mientras ella acercaba las partes de su cara donde tenía
chorros de semen y jugueteaba con mi desesperación por lamérselas. Estuvo así
un rato, hasta que le dejé la cara limpia. "buena chica" me susurró
mientras recogía el ball gag y lo volvía a empujar en mi boca, amarrándolo por
detrás. "Ahora voy a asearme y prepararme para las visitas y luego te daré
tu regalito. Procura que no se te caiga el plug, o te azotaré hasta que
sangres". Besó mis labios por encima de la mordaza y desapareció en el
baño, con una sonrisa entre divertida y maléfica.
Estuve casi una hora atada en esa posición, con el tanga en
los tobillos y haciendo esfuerzos para que no se me cayera el plug, pero cuando
la ví salir supe que valía la pena haber soportado el sufrimiento.Iba vestida
con un espectacular vestido de noche de color dorado, medias brillantes y unos
tacones dorados, que subían con hilos dorados hasta debajo de la rodilla.
Llevaba una peluca rubia con destellos castaños, y iba maquillada de forma
sugerente y elegante, muy diferente del maquillaje de putón con el que me
arreglaba yo. Hasta con eso conseguía humillarme. Parecía una auténtica MILF.
Se acercó a mí con una caja con un lacito
y me dijo "es hora de tu segundo regalo". Me desabrochó el
ball gag, tragué la baba y le dije "gracias, Ama". Lo abrió por mí,
ya que no me desató y dentro de la caja había un tanga brasileño tipo culotte
de encaje. Le agradecí el regalo y me dijo, sacando con un dedo el coulotte de
la caja "esto no es el regalo, es lo de debajo". Miré en la caja y ví
un aparato de plástico transparente con forma de pene, varias piezas de
plástico y un candado. Sonrió, se agachó con la caja y me levantó la falda. Me
puso la funda de plástico en el pene y la ajustó con las piezas restantes,
hasta que oí un *click* que indicaba que el candado se había cerrado. Era un
aparato de castidad. Ella se levantó sonriente, ató la llave a un collar de oro
que llevaba y me dijo "se acabó recibir placer hasta que yo lo decida, hoy
solo darás placer cuando y como se te solicite". Me desató mis cansadas
manos y me hizo ponerme el nuevo coulotte, ahí vi por primera vez mi polla
aprisionada en ese curioso aparato. Ella se sentó en el sofá y me dijo
"sírveme una copa y luego vete a cambiarte y asearte. Te he dejado un
vestido especial para la ocasión. Cuando salgas, sirve la cena, y quítate ese
plug, ya no lo necesitarás."
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