martes, 23 de julio de 2019

Mi primer encuentro Parte 3

 
AUTORA: Sasha


Desperté al  intentar cambiar de posición y descubrir que no podía. Enseguida recordé, gracias a mi boca amordazada y al olor a semen que desprendía, dónde estaba y qué había pasado, y en consecuencia, cuál era mi deber.

Miré a mi Ama y comprobé que seguía dormida, me giré como pude, con las manos atadas a la espalda, y puse los pies en el suelo, lo que ayudó a que me pudiera incorporar. Nada más sentarme noté una punzada en el ano y un ligero ardor, pero lejos de arrepentirme de lo que hice, me hizo recordar lo que había pasado, excitándome de nuevo. Me levanté dispuesta a soltar mis ataduras para poder acariciar mi pene, que empezaba a despertar, atraído por las sensaciones de mi ano y los olores que emanaban de mi boca, y me dirigí a la cocina, consciente de que allí estaba la llave que liberaría  mis manos, y por ende mi boca, que continuaba aprisionando mi tanga empapado.

Cuál fue la sorpresa cuando llegué a la cocina y vi lo que mi Ama había preparado para mí. Colgando del armario estaba la llave, pero a una altura desde la que solo se podía llegar agachando el cuerpo de espaldas al mueble. El problema es que a la altura de la llave, en el borde del mueble inferior, había un enorme consolador que impedía que pudiera llegar a alcanzarla. Lo intenté varias veces, desde varias posiciones, pero me faltaban apenas un par de centímetros para lograr atraparla. Intenté desplazar el consolador, pero estaba enganchado a conciencia.

No me quedaba más remedio que penetrarme si quería ser libre. El consolador era enorme, mucho más que la polla de mi Ama, y con un grosor de unos 6 cms. Era una brutalidad, pero como no tenía otra opción me puse de espaldas, arqueé mi cuerpo y empecé a empujar mi culo contra aquel monstruo. El dolor era bastante intenso, tenía el culo recién estrenado y adolorido, y el tamaño de esa tranca, junto con el hecho de que no estaba lubricada me hacía gritar de dolor y me impedía seguir. No había conseguido ni meterme el glande cuando decidí que había que lubricarlo de alguna manera, me agaché para lamerlo, pero  caí en la cuenta de que tenía la boca amordazada.  Me refregué la polla por  la cara intentando hacer bajar la mordaza, pero lo único que conseguí fue humedecer un poco el glande. Me sentía estúpida allí, de rodillas con las manos atadas  a la espalda, en la cocina, refregando mi cara contra una enorme polla de goma e intentando chuparla con la boca amordazada. 



Cuando vi que no había manera de humedecer esa enormidad me di por vencida y me levanté dispuesta a meterlo como fuera en mi culo. Entonces vi algo en el mármol que podía ayudarme. Me puse de espaldas y con esfuerzo conseguí alcanzar la aceitera, derramé un buen chorro de aceite por aquel mástil y empecé a masturbarlo inconscientemente, dejándolo enseguida bien embadurnado.  Acto seguido, me volví a poner en posición y empujé mi culo contra el pollón. Del primer empujón casi había metido el glande, pero aún tenía que dilatar  un poco, así que me tomé mi tiempo y fui dando pequeños empujoncitos, mientras entraba en una especie de trance adormecido. Cuando llevaba unos minutos me despejé y empujé con fuerza, tragándome todo el glande y medio consolador, lo que me hizo gritar como nunca.  Estaba sudando cosa mala, paré un momento en esa posición para que el dolor desapareciera y lubriqué un poco más el resto del consolador con aceite. Había llegado a la mitad, probé de coger las llaves pero no había manera, faltaban por lo menos 5 centímetros, tenía que llegar más al fondo.

Poco a poco fue desapareciendo el dolor y volví a empezar, la saqué un poco y empecé a cabalgar esa enorme polla. Empecé lentamente, pero a medida que más metía y sacaba más placer encontraba, de manera que aceleré el ritmo, clavando cada vez más hondo. Estaba cada vez más excitada, me sentía muy zorra en esa posición, como perra en celo que necesitara su dosis de polla, al poco me vi envuelta en un frenético mete y saca cada vez más fuerte , más rápido y más hondo. Estaba fuera de mí, moviéndome desesperadamente, sudando  y gimiendo mientras gozaba de aquella empalada y de pronto noté que llegaba a los testículos del consolador, me lo había tragado entero! Pero tal era mi excitación que no paré; seguí ensartándome cada vez más rápido, dándome golpes con los testículos hasta que noté un hormigueo que venía desde mi interior hasta mis huevos. 


Mi pene empezó a gotear semen y empezaban a fallarme las piernas, que temblaban como en espasmos, rápidamente me di cuenta que sólo tenía una oportunidad, me la metí hasta el fondo soltando un grito de placer, me agaché y alargué las manos atrapando la llave del armario. Acto seguido me desplomé, cayendo de rodillas al suelo mientras tenía un maravilloso orgasmo. El vacío que dejó  esa enormidad me provocó un placer indescriptible e hizo que aun estando con las manos atadas, sin poder tocarme tuviera el mejor orgasmo de mi vida, dejando en el suelo una abundante corrida.

Me quedé en el suelo, con la cara en las baldosas y el culo en pompa, relajada, disfrutando de las réplicas de placer que aún llegaban hasta que pude recuperar fuerzas para seguir. En esa posición desaté mis manos y luego me senté  recostándome de lado, viendo delante de mí lo que me acababa de hacer sentir tan puta. Entonces me quité el pañuelo que me amordazaba, escupí el tanga lleno de semen que llevaba horas en mi boca, y como una zorrita agradecida, como si se tratase de alguien real chupé y lamí esa enorme polla hasta dejarla limpia. Sabía a aceite de oliva y culo, pero mi deber era limpiarlo como le hubiera gustado a mi Ama. Entonces miré la hora y vi que eran casi las tres, así que me apresuré a levantarme y preparar la comida.

Mientras cocinaba lavé mi tanga y lo puse a secar en el tendedero, aprovechando que hacía bastante sol. Como preparé pollo al horno aproveché para ducharme y arreglarme mientras se horneaba. En la ducha, en la que entré sólo vestida con el collar,  me puse crema hidratante haciendo hincapié en mi dolorido culito, que suplicaba cuidados. Me vestí nuevamente con el traje de criada, las muñequeras, las tobilleras, los senos postizos y los demás complementos, cofia, delantal… Solo cambié una cosa, me puse la peluca rubia con las coletas del día anterior y me maquillé en tonos rosas y fucsia, pareciendo otra vez una colegiala.

Luego puse la mesa para dos y descorché una botella de vino, lo adorné con velas y serví la comida. Iba a limpiar el suelo de la cocina, que estaba lleno de semen y aceite donde estaba el consolador, cuando de repente escuché “Alto!”, Me quedé quieta de golpe, me giré y vi a mi Ama, vestida con un corpiño negro  y una falda de vinilo, acercándose hacia mí con una cadena de perro de aproximadamente un metro en la mano. Le hice una reverencia y le dije “La comida está servida, mi señora”. Ella no dijo nada, me puso la cadena en el cuello, me hizo dar la vuelta, me miró de arriba abajo y finalmente dijo:

-          Veo que eres una putita muy pulcra y coqueta. Como sabes que me gustas de nenita…

Sonreí tímidamente, contenta de haber agradado a mi Ama, pero de golpe me lanzó un manotazo en la cara ¡Plas! Casi me hizo llorar.

-          Quién te ha dado permiso para quitarte el tanga de la boca, esclava? No te gusta el sabor del semen?

Plas! Otra sonora bofetada me enrojeció la otra mejilla. Salió de la habitación y volvió con un látigo de varias colas, luego me cogió de la cadena y me ordenó “A cuatro patas”.

Obedecí al instante, atemorizada por el látigo, y me hizo andar gateando por toda la cocina, hasta que llegamos al consolador y sus charcos. Entonces me señaló el semen del suelo y me dijo “lámelo, zorra”. Me agaché y empecé a lamer mi propio semen, intentando no manchar la peluca ni la ropa. Mi Ama empezó a azotarme el culo mientras lamía el suelo y me decía:

-          Veo que disfrutas de las grandes pollas, verdad putilla? Te oí gritar de placer desde la habitación, guarra. Pero para estar bien completita aun te falta acostumbrarte a disfrutar de la leche, Lámela toda!

Así lo hice mientras recibía latigazos que me dejaban el culo enrojecido hasta que terminé de limpiar el suelo con mi lengua.

Luego, ya más calmada tiró de la cadena y me llevó gateando hasta la mesa del salón, que estaba anclada al suelo con tornillos. Pensé que ahí me permitiría levantarme y que comeríamos juntas brindando por la gran “amistad” cosechada, pero en vez de eso me hizo levantarme y me dijo “saca esos cubiertos”, señalando a los que me correspondían a mí. Cuando acabé se sentó a la mesa y me dijo que le sirviera, así lo hice y luego me ordenó que sacara lo que había en el último armario y que lo pusiera a sus pies.

Fui hasta el armario y sólo encontré dos bols de comida de perro. Cuando los tuve en la mano la miré y me dijo “Tráelos a cuatro patas”. Humillada, me acerqué a la mesa y puse a su lado los 2 bols, tiró de mi cadena y la ató con un candado a la pata de la mesa.

Me dijo: “Mientras yo coma, tú ya sabes lo que tienes que comer”.

En seguida entendí lo que quería decir y me puse debajo de la mesa, le levanté la falda, aparté el culotte negro de encaje que llevaba, y empecé a comerle la polla.

Al principio parecía que estaba más por la comida que por mi trabajo, estaba apenas semierecta y me tuve que esmerar en ponérsela tiesa, chupándosela durante largo rato, cuando la tuve bien tiesa me cogió de las coletas y empezó a apretar mi cabeza con fuerza contra su polla. Empezó a hacerlo cada vez más rápido, sin siquiera darme tiempo a respirar, hasta que al final se corrió abundantemente en mi boca. Me dijo “Que no se te escape ni una gota, perra, quiero que disfrutes de la leche”.

Se la acabé de lamer toda, se la guardé en el culotte, le bajé la falda y entonces se levantó y fue a la habitación. Volvió con el Ball gag, me lo puso y me dio un beso en la mejilla y me dijo “Una comida excelente!” Se sentó de nuevo y siguió comiendo, dejándome agachada debajo de la mesa, atada a la pata y amordazada.

A sus pies, esperando a que mi Ama terminara de comer...

Mientras comía, iba tirando restos de pollo y patatas en los bols de perro. Cuando terminó se levantó, cogió el candado del que me había liberado, y volvió a atarme las manos a la espalda. Me quitó el ball gag, cayendo un gran hilo de baba de mi boca, y me dijo “Ahora me voy a descansar un rato, que entre la comida y tu mamada me ha entrado la ñoña. Aquí tienes tu comida, perra, pero no la tocarás antes de veinte minutos, que esté bien fría, y cuando termines moverás el bol con el morrito para despertarme.” Me dio un beso en la boca y se fue a la habitación.

Yo solo pude decir “Gracias, mi Ama”.


Allí estaba yo, vestida de inocente criada, con medias y tacones , maquillada como una quinceañera, con peluca rubia con coletas, con las manos atadas a la espalda y una cadena atándome a la pata de la mesa, comiendo obedientemente de rodillas de un bol de perro. Me sentía ridícula y humillada, pero a la vez tenía una extraña sensación de gratitud y lealtad hacia mi ama.
Cuando acabé mi comida de perra moví el bol con la cabeza hasta que conseguí que se despertase mi Ama Sheila. Se acercó mientras se estiraba , vestida con un camisón transparente y el pene semierecto, se agachó y desató la correa, me dio un beso en la boca y me dijo: “eres una perrita muy obediente, si te comportas así de bien tendré que darte un premio! Por lo pronto aquí tienes tu postre”. Se levantó tirando de la correa hasta ponerme de rodillas y me puso su polla en la boca. Se la chupé hasta ponérsela tiesa otra vez,  cuando estaba bien dura, tiraba de mis coletas y me follaba la boca, provocándome arcadas y que me cayeran lágrimas. Cuando ya estaba a punto de acabar me dijo “detente perra! Que me vas a dejar seca!” la sacó de mi boca y la tenía manchada de carmín rosa, me hizo limpiárselo con la boca y me hizo incorporarme. Me desató las manos, me besó apasionadamente y me dijo “eres una putita deliciosa y complaciente, pero con tanta calentura me has dejado con hambre de polla, y claro, no voy a usar la de una simple esclava… Voy a salir a tomar un café y a hacer unas compras, tú de mientras limpia toda la casa, haz la colada, saca el polvo, etc., que hoy es sábado jijiji! Ah, y ni se te ocurra cambiarte ni tocarte la cara ni lo que tú ya sabes” Se vistió y se marchó.



Me puse a arreglar la casa, pasé la aspiradora, puse lavadoras, limpié el lavabo y cocina, saqué el polvo, y cuando pasé por el gran espejo del pasillo me ví reflejada, con mi vestido, mis tacones y mis coletas, solo que tenía el carmín fucsia esparcido por toda la boca y dos gotas de rímel caían de mis ojos. Era una imagen grotesca, una jovencita humillada y utilizada, que encima de soportar vejaciones aún servía a su Ama limpiándole la casa. Sonreí al espejo y continué con mis tareas. Me puse a tender la ropa en el cieloabierto y al poco abrió la ventana de enfrente una señora cincuentona. Me moría de la vergüenza. Me miró con cara de desaprobación  y cerró la ventana. A los pocos minutos se abrió otra ventana de la que se asomó un señor sobre la sesentena, me miró sonriente y me dijo “cuando acabes, si quieres aquí también tengo faena” con una mano agarrándose la entrepierna. Sonreí tímidamente y entré con el cubo vacío. Que humillación! Hacerlo en privado era una cosa, pero que te viera gente corriente, juzgándote y diciéndote guarradas era otra cosa!



Al cabo de un rato llegó Sheila, le hice una reverencia con la falda al entrar y me tomó una foto con el móvil en esa posición. Entró, cogió la cadena que aún llevaba puesta y tiró de ella, haciéndome seguirla mientras repasaba toda la casa. Cuando acabó la vuelta, se giró sonriente, me dio un beso y una palmada en el culo y me felicitó diciendo: “parece que he conseguido una buena esclava bien obediente! Te he traído un par de regalitos, el primero te lo daré después de ducharte, y el segundo te lo tendrás que ganar, como tu libertad. Ahora ve a ducharte y ponte la ropa que dejaré ahí, que tienes que salir a hacer la compra para la cena”. Salir? Eso sí que me aterraba, me daba mucha vergüenza salir vestida de nena, pero por otra parte, ya me habían visto, y por lo menos no iría vestida de criada… Esperaba que mi Ama escogiera algo unisex…
Al salir de la ducha, donde entré solo con mi collar, encontré la ropa que tenía que ponerme. Era otra vez el vestido de colegiala, me puse un top negro encima del sostén con las prótesis, y encima una camisa blanca con manga tres cuartos, anudada al pecho, dejando mi vientre al aire.

Me puse un tanga semitransparente de color rosa claro con un dibujo de hello kitty y la minifalda escocesa, que apenas me cubría el culo. Para las piernas me puse unas medias blancas que apenas llegaban por encima de la rodilla y que tenían unos lazos a juego con la minifalda. Me puse los zapatos, unos tacones de charol negros, no demasiado  altos pero que estilizaban mi figura. Intuí que el maquillaje debía ser el mismo, así que usé los mismos tonos rosas, blancos y fucsias, me puse la peluca rubia con las coletas y salí en busca de la aprobación de mi Ama.



"Estás preciosa, cariño! Sólo te falta un detalle para estar perfecta, una pequeña joya" Cogió uno de los regalos que había comprado y me lo extendió. Abrí la cajita negra, con un lacito rojo y dentro había un butt plug metálico, de unos 3'5 cms de diámetro y unos 8 cms, que en su base tenía un cristal tipo diamante. Lo cogió mientras yo sostenía la caja y me dijo "te gusta?" - "Es precioso, mi Ama!" -"Bien, pues vamos a colocarte esta joyita".

Me hizo apoyarme con los codos en la mesa del salón, dejando mi culo expuesto, apenas tapado por la minifalda, se puso en cuclillas detrás mío y me bajó el tanga hasta los tobillos, lamió mi agujerito y empezó a meterme el plug, apenas lubricado por su saliva. Noté el frío metal abriéndose paso dentro de mí hasta que mi ano opuso resistencia. Con la diferencia térmica mis músculos se cerraron y me dolía un poco, pero mi Ama fue moviendo el juguete hasta que se fué calentando y me acabó entrando sin demasiada dificultad. Me subió el tanguita y me besó en la mejilla del culo. Me acercó al espejo, me puso de espaldas a él  y me dijo que me cogiera los tobillos. Lo hice y entonces, agachada, miré al espejo. Me veía reflejada, con los tacones estilizando mis piernas y la minifalda por encima de mi culo, dejando a la vista el tanga rosa semitransparente, y mi agujerito tapado por una piedra parecida al diamante. Me dijo "ves? te queda precioso! Ahora ya puedes salir a comprar. Ve a la tienda que está a dos esquinas y compra para hacer la cena. 


También quiero que compres tomates cherry para la ensalada. Si te tienes que agachar para coger cualquier cosa lo harás como has hecho ahora, tienes prohibido agacharte en cuclillas. Cuando llegues me contarás la experiencia de tu primera salida." Cogí un bolso, me quitó la cadena y dejó puesto mi collar, símbolo de su pertenencia y de mi sumisión.



Salí del apartamento y el ascensor estaba ocupado, lo esperé y al llega vi que estaba ocupado por el señor de la ventana, iba a bajar por la escalera cuando abrió la puerta y me invitó a pasar, asi que no pude escaquearme. Mientras bajábamos me miraba de arriba a abajo con cara de pervertido, al llegar al rellano abrí la puerta del ascensor y al salir apretó mi nalga y me dijo "que rica que estás". Salí del ascensor sin girarme, ruborizada y aceleré el paso para llegar cuanto antes a mi destino. Por el camino notaba miradas posadas en mí, pero yo iba mirando al suelo mientras me concentraba en andar y en las sensaciones que me ofrecía el plug metálico que llevaba metido en el culo.

Llegué a la tienda y cogí un carrito,el dependiente, un señor alto, de unos 45 años, me saludó con una sonrisa y noté como su mirada me seguía conforme me alejaba con el carrito. Contorneé las caderas y me puse a lo mío, las compras. Notaba cómo me miraba la gente y decidí pasar y exhibirme un poco, aunque cuando tenía que agacharme esperaba a quedarme sola en algún pasillo para hacerlo como me ordenó mi Ama sin ser vista. Cuando tuve todo para la cena me dirigí a la caja, esperé a que estuviera vacía y me acerqué. Fuí vaciando el carro y el tendero me preguntó "le falta algo, señorita?" entonces recordé lo de los tomates y dije "sí! tomates cherry!" -"aquí están, señorita" me dijo señalando justo enfrente de la caja, a la estantería más cercana al suelo.

Le miré aterrada, muerta de vergüenza dudando si hacerlo o no, cuando vi que al fondo del pasillo se acercaba una señora sacando el monedero. Eso me empujó a hacerlo cuanto antes. Me agaché sin doblar las piernas y recogí los tomates. Instantáneamente oí al tendero decir "bonita joya!" me levanté de un respingo y, roja como un tomate le dije, "gracias" mientras buscaba nerviosa mi monedero en el bolso, sin atreverme a alzar la vista. Pagué y mientras me ayudaba a embolsar el tendero me dijo "quien te lo ha comprado tiene un gusto exquisito, ojalá tuviera el honor de invitarles a cenar". Le contesté "se lo haré saber a mi Señora" cogí las bolsas y me fuí, mientras escuchaba a la señora que acababa de llegar a caja decirle al tendero "estas jovencitas de hoy en día visten como fulanas!" a lo que éste respondió "donde iremos a parar!".

Sali de la tienda con las bolsas y de camino no tuve más percance que un coche, con unos jóvenes que me seguían lentamente y me silbaban, me dijeron un par de guarradas y aceleraron. Al llegar al apartamento, dejé las cosas en la cocina y mi Ama me preguntó como me había ido. Le expliqué lo del ascensor, lo de los silbidos, las miradas y cómo me fuí sintiendo cómoda, incluso con el plug puesto, luego le expliqué lo que pasó con el tendero y sobre su invitación a cenar.Me dijo "vuelve y invítalo a tomar una copa en casa a partir de las doce, dile que seremos muy complacientes, y si te pregunta cómo, dale un avance".



Salí otra vez a la tienda y cuando llegué ya estaba cerrando, vi al tendero dentro con la persiana automática bajándose, corrí y abrí la puerta consiguiendo entrar a tiempo. Él se quedó sorprendido, un poco alerta porque estaba de espaldas y pensaba que eran ladrones. Le dije "disculpe señor! no queria asustarle!" -"uffff, vaya susto! creía que me asaltaban" -"perdóneme Señor, sólo venía a decirle que mi Ama no acepta su invitación, pero que le invita a su apartamento esta medianoche, para tomar unas copas". Mientras hablaba notaba cómo se acababa de cerrar la persiana detrás mío. Me dijo "uhmmm no sé si podré venir, estoy algo cansado y estresado de la tensión del trabajo y me gustaría descansar". -"Señor, mi Ama ha insistido, dijo que si viene le complaceremos en todo lo que desee, como puedo convencerle?" -"Uhmm, la verdad es que quizas puedas ayudarme a liberar tensiones. Lo harías?"

-"Enacantada, mi señor"

Me acerqué a él tímidamente , le toqué los pectorales y acerqué mi boca, dejando que me besara apasionadamente. Mientras lo hacia yo le desabrochaba la camisa y sus manos manoseaban mi culo por debajo de la escueta minifalda escocesa. Empecé a escurrirme besando su pecho  y sus pezones, hasta que llegué a la altura del pantalón. Ya de rodillas, le desabroché el cinturón mientras mordía el bulto de su entrepierna, le bajé los pantalones y me encontré con un buen bulto aprisionado por los slips. Se los bajé y su pene rebotó, bien empalmado. Era largo, de unos 18 cms y de un grosor proporcionado a sus dimensiones. Respiré su aroma y, hambrienta, lamí el glande y me lo puse en la boca. Me encantaba sentir ese trozo de carne caliente en mi boca, así que con la excitación en seguida se la estaba mamando profundamente. Él gemía de placer, apoyado en el mostrador de la caja mientras yo le practicaba la mejor mamada que había hecho nunca, porque había perdido todo miedo, asco o verguenza, y la estaba disfrutando a tope. Cuando parecía que iba a estallar de placer me paró y me dijo "espera nena, que estoy algo cansado de estar de pie". 


Entonces me ayudó a levantarme, se sentó encima del mostrador de caja y cogiéndome del collar me hizo subir a la cinta transportadora, me puse a cuatro patas y seguí con lo mío tragándomela entera nada mas tocarla. Él agradeció el gesto soltando un suspiro y proseguí chupando ávidamente esa deliciosa polla. Mientras se la comía él se puso a juguetear con mi culo, levantando la falda y bajando mis braguitas. Luego empezó a tocar mi plug mientras decía "que bonita joya", me lo sacó y lo volvió a meter lentamente, mientras yo seguía mamando sin rechistar. Estuvo jugando y dilatando mi culito hasta que en un momento lo dejó dentro, agarró mi cabeza y me hundió la polla hasta el fondo de mi garganta. Me mantuvo ahí unos diez segundos mientras notaba cómo iba creciendo en mi interior mientras decía "me voy a correr! me voy a correr!" Me soltó , dejándome apartarme y respirar y enseguida volví a meterme el enorme glande en la boca para recibir su corrida. Empezó a convulsionar mientras me llenaba la boca de leche caliente, ardiente. Cuando acabó de convulsionar me dijo "no lo tragues ni lo escupas, mantenlo en la boca". Eso me sorprendió, no sabía que tenía que hacer. Me hizo bajar del mostrador, y mientras me subía las bragas y me adecentaba me dijo -"Ya puedes irte. Manténlo en la boca hasta que llegues con tu Ama, porque esa es la prueba de que me has convencido. Nos vemos esta noche, cielo".

Me dió un beso en la mejilla mientras se abría la persiana y cuando iba a salir me dió una palmadita en el culo. Abrí la puerta y me dijo "hasta luego". Me giré sonriendo mientras notaba el semen moviéndose en mi boca y me fuí a casa.



Mientras andaba me sentía super humillada. Iba vestida como una colegiala cachonda, con un collar con candado y un plug metido en el culo. Y encima no podía hablar con nadie si me paraban porque mi boca estaba llena de semen! El rubor se apoderó de mí e intenté disfrutar del momento, pensando que la gente que me cruzaba no tenía ni idea de lo guarra que era. Eso me dió fuerza para llegar a casa. Nada más entrar mi Ama me preguntó emocionada cómo había ido. Sorprendida porque yo no contestaba me lo volvió a preguntar con voz más autoritaria. Me acerqué a ella y abrí la boca, cayendo dos chorros de semen de mi mentón al suelo. Mi Ama sonrió, me acarició la cara y me dijo "buena chica, ahora trágatelo!" Así lo hice, feliz de poder liberarme de esa mordaza líquida y sabrosa, degustando el sabor del tendero. -"Bien, ahora ponte de rodillas y relame lo que ha caído en el suelo". Lo hice, y cuando terminé de lamerlo noté a mi Ama encima mío y un ball gag forzando mi boca. Me amordazó mientras decía "quiero que sientas siempre ese sabor y olor en tu boca. Ahora ve a cambiarte, criada. Pasa el mocho y cuando acabes ven a ayudarme a la cocina.



Así lo hice, me fuí al baño y me quité la mini y la blusa blanca y el top y me pues el corset debajo con su tanga a juego, medias negras con las ligas del corset y el vestido de criada encima, me puse la peluca pelirroja, la cofia, el delantal y  luego retoqué mi maquillaje, dejando los labios para el final. Me costó un poco quitarme el color rosa de los labios con el ball gag puesto y pintarlos de nuevo de rojo, pero verme en el espejo mientras lo hacía me excitó. Una vez arreglada salí al salón con la fregona y limpié la mancha relamida del suelo mientras notaba el sabor seco del semen en mi paladar. Luego fuí a la cocina a ayudar a mi Ama. Nada más entrar, me cogió de la mano y me puso unas muñequeras que unió con un candado  y me dijo "pon la mesa". Así  lo hice, limitada de movimientos en mis manos y aún amordazada, lo más rápido que pude. Luego ayudé a preparar la comida, con la consiguiente dificultad a la hora de cortar las patatas y la cebolla mientras mi Ama me miraba sonriente, disfrutando del espectáculo.

Una vez preparado para la cocción y ya la comida en el horno, mi Ama me llevó al salón tirando de mi correa. Ya en él, me quitó el candado de las muñecas y el ball gag, escapando un reguero de baba. Lo miré caer y ella me dijo "no te preocupes, ya lo limpiarás luego, ahora atiéndeme que es hora de prepararme. Esta noche serás libre, y también una secundaria cuando llegue la visita. Tengo que ir al baño y a la ducha, pero primero tienes que recuperar algo".

Me puso de rodillas delante del sofá, ella se apoyó en él, poniendo su trasero delante mío y me hizo subirle la falda y bajarle las bragas. Lo hice y entonces me dijo "lámeme mi agujerito". Me acerqué tocándole el culo y se lo empecé a lamer, primero en círculos con la puntita, luego pegando lametones, y al final con fruición mientras amasaba sus nalgas. Mientras lo hacía noté como se iba dilatando su esfinter y cada vez me cabía más lengua dentro, hasta que topé con un trozo de plástico, separé la cara para ver qué era y ví asomar un plástico de color amarillo, era el huevo kinder con la llave de mi collar, que seguía alojado en el culo de mi Ama. Me dijo "acerca la boca a mi ano, quiero que lo recibas así". Pegué los labios a su culo y fuí lamendo mientras notaba como el huevo se iba adentrando en mi boca junto con restos de caca. Hice esfuerzos para contener las arcadas, ella se separó, se subió las bragas y me dijo "muy bien preciosa, eres una buena chica, y es hora que recibas un premio, aparte del que tienes en la boca. Saca el huevo, pero quiero que salga bien limpio, sino te castigaré sin premio". Relamí el huevo en mi boca hasta que noté su superficie limpia y lisa y lo empujé suavemente de la boca, dejándolo caer en mis manos, y ofreciéndoselo en forma de cuenco. Ella lo cogió, lo abrió y me dió la llave, la que me liberaba de mi collar. Sin embargo, yo la cogí y la colgué de la misma argolla del collar, dando a entender que podía disponer de mí como y cuando quisiera, mi entrega era total.

Ella sonrió y me dijo "hora de tu premio!" me volvió a atar las muñecas con un candado y las unió a un gancho en la pared, dejándome con los brazos en alto, luego, aún sonriente me besó con lengua, sin importarle mi mal sabor y me dijo sonriente "que disfrutes", luego se agachó mientras me toqueteaba, levantó mi falda y empezó a manosearme el miembro por encima del tanga. En seguida noté como crecía en su estrecha prisión y luego como ella lo liberaba, bajándome el tanga hasta los tobillos. Se metió debajo de mi falda y noté como empezaba a lamerme los huevos y el perineo, subiendo luego por mi tronco erecto y chupando luego el glande. Separó con una mano la falda para que viera como me la chupaba mientras que con la otra mano jugaba con el plug de mi culo. Yo estaba extasiada, me estaba propinando una mamada que me hacía hasta babear y ella me miraba con lujuria mientras se la tragaba cada vez mas hondo. Chasqueaba la lengua y su garganta emitía sonidos de tragar. Yo cada vez estaba más excitada, aprisionada, recibiendo esa espectacular mamada. No tardé en llegar al clímax, le avisé con un "Me corro, mi Ama, me corro!" pero ella hizo caso omiso y siguió chupando y mamando. Empecé a soltar borbotones de leche en su boca y entonces ella se separó y me masturbó recibiendo los últimos chorros y espasmos en la cara. 


Sonriente, me enseñó la lengua, llena de leche y acto seguido se lo tragó y me dijo "te ha gustado verdad, zorrita?" a lo que respondí "me ha encantado mi Ama!". Me acabó de limpiar la polla con la boca, dejándola impoluta y luego se levantó y me morreó, haciendo que probara mis propios jugos. Luego acercó su cara, con una sonrisa juguetona, y me dijo "lame hasta que limpies este desperdicio, no desaproveches ni gota". Así lo hice, atada a la pared mientras ella acercaba las partes de su cara donde tenía chorros de semen y jugueteaba con mi desesperación por lamérselas. Estuvo así un rato, hasta que le dejé la cara limpia. "buena chica" me susurró mientras recogía el ball gag y lo volvía a empujar en mi boca, amarrándolo por detrás. "Ahora voy a asearme y prepararme para las visitas y luego te daré tu regalito. Procura que no se te caiga el plug, o te azotaré hasta que sangres". Besó mis labios por encima de la mordaza y desapareció en el baño, con una sonrisa entre divertida y maléfica.

Estuve casi una hora atada en esa posición, con el tanga en los tobillos y haciendo esfuerzos para que no se me cayera el plug, pero cuando la ví salir supe que valía la pena haber soportado el sufrimiento.Iba vestida con un espectacular vestido de noche de color dorado, medias brillantes y unos tacones dorados, que subían con hilos dorados hasta debajo de la rodilla. Llevaba una peluca rubia con destellos castaños, y iba maquillada de forma sugerente y elegante, muy diferente del maquillaje de putón con el que me arreglaba yo. Hasta con eso conseguía humillarme. Parecía una auténtica MILF. Se acercó a mí con una caja con un lacito  y me dijo "es hora de tu segundo regalo". Me desabrochó el ball gag, tragué la baba y le dije "gracias, Ama". Lo abrió por mí, ya que no me desató y dentro de la caja había un tanga brasileño tipo culotte de encaje. Le agradecí el regalo y me dijo, sacando con un dedo el coulotte de la caja "esto no es el regalo, es lo de debajo". 


Miré en la caja y ví un aparato de plástico transparente con forma de pene, varias piezas de plástico y un candado. Sonrió, se agachó con la caja y me levantó la falda. Me puso la funda de plástico en el pene y la ajustó con las piezas restantes, hasta que oí un *click* que indicaba que el candado se había cerrado. Era un aparato de castidad. Ella se levantó sonriente, ató la llave a un collar de oro que llevaba y me dijo "se acabó recibir placer hasta que yo lo decida, hoy solo darás placer cuando y como se te solicite". Me desató mis cansadas manos y me hizo ponerme el nuevo coulotte, ahí vi por primera vez mi polla aprisionada en ese curioso aparato. Ella se sentó en el sofá y me dijo "sírveme una copa y luego vete a cambiarte y asearte. Te he dejado un vestido especial para la ocasión. Cuando salgas, sirve la cena, y quítate ese plug, ya no lo necesitarás."

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