domingo, 30 de agosto de 2015

M y A


AUTORA: SANDRA LIZALDI


Pues bien, les decía que aquella noche M y yo partimos rumbo al restaurante. Aun no salíamos del estacionamiento del hotel cuando el capote del A6 comenzó a moverse hacia atrás quedando convertido en cuestión de segundos, M me miró, me guiñó el ojo y me sonrío.

La vamos a pasar muy bien ya verás – Me dijo mientras ponía su mano sobré mi pierna izquierda.

Un hormigueo me recorrió la pierna, subió por el muslo y se instaló en mi cintura, el viento me alborotaba el cabello, era una sensación de libertad inigualable, el hormigueo recorría mi espalda hasta llegarme a la nuca, para darme una vuelta en la cabeza y regresar hasta la cintura.

De los parlantes del automóvil brotaba smooth jazz, un fondo musical perfecto para la charla que tuvimos durante el trayecto, charlamos como si nos conociéramos desde hacía mucho tiempo y hubiera pasado largo tiempo sin vernos, era una charla muy casual pero bastante divertida.

Mientras recorríamos la ciudad su mano derecha recorría mis piernas hasta llegar a los muslos y descendía lentamente hasta posarse de vuelta en mi rodilla, yo estaba más que extasiada por todo, la música, la charla, las caricias y sobré todo por la manera que me miraba M.

Llegamos al lugar y de inmediato un sujeto bajito de estatura me abrió la puerta, y extendió la mano para ayudarme a descender, al mirarme me sonrió, coqueteándome y todo el trayecto hasta la entrada del restaurante no dejó de mirarme el culo, M se dio perfecto cuenta y en un “descuido” me levantó la falda hasta dejármela a media nalga, lo jalé de inmediato para regresarlo a su sitio mientras por el rabillo del ojo pude darme cuenta que el chico del valet había visto todo el espectáculo.

Cuando entramos el lugar estaba semi vacío y la mesera nos guio hasta una mesa al fondo del salón a un lado de la salida a la terraza, el lugar estaba a media luz por lo que el ambiente era bastante íntimo y acogedor.

Unos instantes después nos trajeron la carta, M ordenó una botella de vino, realmente yo no tenía mucha hambre así que miré la carta de arriba abajo intentando encontrar algo que se me antojara, durante un par de minutos la estudié entera, de repente escuché detrás de mi.


¿Te puedo sugerir algo hermosa?

Yo me quedé fría y por un instante no respiré, pero M se puso de pie casi de inmediato y a mis espaldas pude escuchar cómo se saludaban culminando todo en un abrazo.

Te presento a Sandy – dijo M – extendiendo su brazo izquierdo hacía mi y casi de inmediato dijo Sandy, te presento a A…….

Intenté ponerme de pie pero A (llamémosle A desde este momento) me lo impidió poniendo su mano derecha sobre mi hombro

No te levantes – me dijo – solo pasé a saludar a un viejo amigo.

El contacto de su mano con mi piel fue bastante extraño, yo estaba muy confundida pues no sabía lo que pasaba, no tenía la menor idea de que hacer o cómo responder cuando M, al darse cuenta de la situación, dijo en un tono muy afable.

A es un amigo de toda la vida, estudiamos juntos desde la secundaria, solo que yo me fui de la ciudad y él se quedó a hacerla en grande por acá ¿Verdad que te ha ido bastante bien desde que terminamos la carrera? – dijo M y después de decirlo esbozó una sonrisa, que hay que decirlo, lo hacía ver muy guapo.

A me miró, me sonrió y con una voz firme y varonil me respondió.

Así es, desde que terminé la carrera me decidí por la industria restaurantera, por eso compre mi primer restaurant, hoy estamos inaugurando la décima sucursal, que es precisamente esta.

Al terminar de hablar cogió mi mano y me dio un beso en la sortija que suelo llevar, yo estaba más nerviosa, sentía como la temperatura se elevaba y como comenzaban a sudarme un poco las manos y la entrepierna

Un gusto – respondí – y le guiñé el ojo coquetamente.

El respondió con una sonrisa y sin soltarme la mano volteo a mirar a M y le dijo

La cena va por mi cuenta, pidan lo que quieran y ahora les mando una botella de mi cava personal, disfruten la cena.

Al terminar de hablar volteó hacía mi, me miró y volvió a besar mí mano, después me soltó y se alejó aprisa hacía lo que después sabría era su oficina, pero ya llegaré a eso, todo a su momento.

¿Qué tal te cayó A? – me preguntó M, sin poder esconder una sonrisa y una mirada bastante picara.

Bien, es un tipo interesante – respondí – además de ser muy atractivo – agregué.

M me miró unos segundos y después dijo – Solíamos prestarnos a las novias cuando estábamos en el último año de la carrera.

Lo miré con no sé qué cara que M soltó una carcajada – ¿Qué pasa? Me dirás que no has hecho ninguna picardía de ese tipo; por lo que me has contado sé que has hecho cosas más intensas que eso.

Si no es eso, solo que no lo esperaba ¿En verdad crees que cosas así me espantan? ¡Claro que no! – respondí con una sonrisa y una leve risa al finalizar, el ambiente se sentía muy ligero y la confianza regresaba a mi cuerpo, solo necesitaba un catalizador por lo que de un trago apuré la copa de vino.

Instantes después la mesera llenaba mi copa al tiempo que preguntaba si estábamos listos para ordenar, M respondió que sí  y ordenó un plato de lasaña para los dos, seguido de una pizza napolitana, un par de limonadas y un par de cafés expresos para terminar. La mesera asentía mientras garabateaba en una pequeña libreta y se marchó en cuanto M terminó de hablar no sin antes retirar las cartas.

Te va a encantar la cena, ya verás – dijo M mientras servía más vino en su copa ya vacía y rellenaba la mía que estaba casi a la mitad.

Los minutos pasaron, la cena fue llegando y la charla se volvió a enfocar en cosas triviales, mientras consumíamos la cena platicamos un poco del trabajo de ambos, un poco de cine, un poco de cocina y un poco de varias cosas más, estábamos muy cómodos en el lugar sin embargo teníamos que regresar a cerrar con broche de oro la noche, por lo que discretamente deslicé mi mano por debajo del mantel hasta posarme sobre su bragueta, cuando M sintió mi mano abrió los ojos un poco de más y suspiró.

¿Nos vamos o vas a querer pedir algo más? – le susurré al oído mientras bajaba el cierre y deslizaba mi mano entre sus bóxer hasta apoderarme de su delicioso caramelo, que de inmediato se puso firme para mi deleite.

La sensación de tenerlo en mi mano y saber lo que haríamos al llegar a la habitación me puso a mil, y para evitar cualquier accidente decidí  tranquilizarme, además, me urgía ir al baño así que solo lo acaricié algunos segundos.

Voy al servicio querido, no tardo – le susurré nuevamente al oído, y acto inmediato le besé la mejilla, saqué mi mano de entre su pantalón, cogí mi bolso y me levanté rumbo al baño.

La sensación de entrar a un baño de chicas en un lugar público me pareció una experiencia muy curiosa, me preguntaba si me encontraría a alguien dentro  sin embargo los baños eran individuales por lo que  no había manera que hubiese nadie dentro al mismo tiempo que yo, me limité a hacer lo que tenía que hacer y antes de salir me retoqué un poco el maquillaje y me pinté los labios, en verdad me gustaba mucho como me veía, linda, femenina y muy sexy, me lancé un beso en el espejo y salí del servicio.

Al regresar a la mesa A platicaba con M, al parecer era muy divertido lo que hablaban porque ambos reían de manera animada.

¡Sandy, que bueno que llegas! Le decía a M que en mi oficina tengo una botella de champagne helada y quiero brindar con ambos por la inauguración del lugar ¿Qué dices? Nos bebemos una copa  y listo, no tomará mucho tiempo – Dijo A en el momento que me sentaba al lado de M.

Miré a M un par de segundos y asentí con la cabeza, al fin solo nos demoraríamos unos minutos más y la champaña es una bebida que me gusta las sensaciones que me provoca, así que nos levantamos y caminamos tras A por el pasillo hasta llegar a su oficina. Era un lugar amplio y bien decorado. Tenía un par de sillones de piel blancos muy cómodos y unas mesas de cristal bastante coquetas y modernas, un poco más al fondo estaba su escritorio  un librero lleno de libros de cocina, arquitectura, diseño y varias cosas más, todos muy técnicos o de consulta para mi gusto.

Tomen asiento, pongo un poco de música y estoy con ustedes – dijo A mientras se dirigía a su escritorio, instantes después Giant Sand comenzó a escucharse por todo el lugar, A no solo era un tipo bien parecido y exitoso, también tenía buen gusto musical.

A se sentó con nosotros y descorcharon la botella, sirvieron las copas, cuando cada quién tenía su respectiva copa en la mano M propuso un brindis.

Brindemos por A y porque su nuevo restaurante sea un éxito – dijo M y al terminar de decir eso levantamos la copa, brindamos y apuramos la copa de un solo trago, A y M me miraban de una manera que me pareció un poco extraña pero se lo atribuí a un par de factores como que era la primera vez que estaba de chica y conviviendo con dos galanes en un lugar público así que no me hice historias y decidí ignorar esa sensación,  aunque un poco más tarde descubriría que no era solo mi impresión.

Bebamos una copa más antes que se despidan – sugirió A y jaló a M por el brazo, susurrándole algo al oído.

¿No saben que es de mala educación secretearse cuando hay una chica presente? – dije mientras reía y les mostraba que mi copa estaba vacía.

Solo le decía lo linda que estabas – Se apuró a responder A mientras un leve rubor le subía a la cara.

Muchas gracias – respondí – y es broma, no tengo problema con que se cuenten, aunque sería más interesante escuchar lo que hablan, sobre todo si es de mi.

Ambos me miraron mientras M me estiraba la mano con mi copa llena, misma que tomé y le di un sorbo esperando que alguno de ellos hablara y el que se animó a romper el breve silencio que se había formado fue A.

Me decía M que eres muy linda además de tener un lindo cuerpo y si me lo permites, un culazo.

Al terminar de hablar apuró su copa de un solo trago y sin esperar volvió a llenarla. Yo lo miré y sentí como un calor me subía por la espalda hasta la nuca, voltee a ver a M y una enorme sonrisa se podía apreciar en su rostro.

¿De verdad lo crees? – le respondí mientras me ponía de pie, y me daba una vuelta muy despacio, levantando  un poco las nalgas para que las pudieran apreciar ambos y contoneándome un poco más de la cuenta, no sabía por qué hacía eso pero al mirar a M pude darme cuenta que disfrutaba lo que estaba ocurriendo, cuando bajé los ojos pude apreciar como ambos contenían una tremenda erección entre los pantalones, lo que confirmó mis sospechas.

Despacio me incline hacía M para besarlo en los labios, al hacerlo puse mi mano izquierda sobre el enorme bulto que se había formado en su pantalón, pude notar como pegaba un leve salto, al parecer no esperaba que yo reaccionara de ese modo, sin embargo después de ese breve instante se relajó y se dejó hacer.

Despacio baje el cierre, metí la mano y saque su delicioso caramelo, que en este momento estaba duro y húmedo debido al lubricante, sin dejar de besarlo comencé a masturbarlo. Mientras sucedía todo esto yo testaba inclinada levantando el culo y moviéndolo de un lado a otro cadenciosamente y al ritmo de la música, sabía que A me estaba mirando y decidí darle un pequeño espectáculo, unos instantes después sentí como las manos de A me acariciaban los muslos y subía el vestido hasta acomodarlo a la altura de mi cintura.

Y ahí estaba yo, inclinada besando y masturbándolo a M mientras su amigo me magreaba por detrás, acariciándome las nalgas y los muslos.

Yo estaba volando, me sentía la más puta de las putas y eso me calentaba aún más.

De súbito me incline y comencé a mamar el caramelo de M mientras él y su amigo me acariciaban todo el cuerpo. Un instante después sentí como A me bajaba la tanga hasta dejarla en mis tobillos y abría mis nalgas metiendo la lengua en mi culito, que en este momento deseaba ser más que lamido.

Quiero ver como se la mamas mientras yo te la meto – mie dijo M.

Yo obedientemente me levanté, giré ciento ochenta grados y me incliné, cuando lo hice tenía ya verga de A en la cara, la tomé con una mano y comencé a lamerla, era enorme, medía como veintidós centímetros y era un poco más gruesa que la de M, en verdad era un caramelo delicioso.

Mientras el caramelo de A me llenaba la boca sentía como la lengua de M intentaba abrirse paso por mi culito, la sensación era indescriptible, sentía como me humedecía toda el área y como empujaba primero con la lengua y después con los dedos. Yo seguía lamiendo y mamando el carmelo de A cuando sentí como M comenzaba a penetrarme, en ese momento llegué al cielo, sentía como M me tenía sujeta por la cintura y sentía sus embates firmes y fuertes mientras A me tenía cogida por la cabeza, literalmente uno me follaba la boca mientras el otro me follaba el culo.

Algunos minutos así y sentí como M se vaciaba dentro de mí casi al mismo tiempo que un chorro de tibio semen me inundaba la boca, mismo que tragaba lo más aprisa que podía sin embargo era tal la cantidad que comenzó a escurrir por la comisura de los labios, en ese momento sentí como un hormigueo me recorría las piernas hasta llegar a mi culito, perdí las fuerzas y me corrí, las piernas comenzaron a temblarme y sentí que las fuerzas me abandonaban, de no haber sido porque aún tenía el Carmelo de M en el culo y el de A en la boca me hubiera desplomado ahí mismo.

Así estuvimos unos instantes hasta que ambos comenzaron a ponerse flácidos, yo me incorporé y sin decir más besé a A con un beso largo y apasionado mismo que me respondió mientras sus manos se posaban en mis nalgas y comenzó a acariciarlas, unos instantes después sentí la respiración de M en mi nuca, y comenzó a besarme el cuello mientras me acariciaba los muslos.

Has estado fantástica – me dijo M en un susurro, mismo que me hizo estremecer.

A se levantó y comenzó vestirse sin decir nada, sirvió de nuevo las copas de champagne y se sentó en el sillón de regreso, con su copa en la mano. Yo aún permanecía con el vestido en la cintura y la tanga en los tacones, M me acariciaba por todos lados poniéndome muy caliente de nuevo y sentía en mi muslo como su verga comenzaba a endurecerse de nuevo, por lo que bajé la mano para tocarlo, quería sentir como terminaba de endurecerse en mi mano, pero antes de poder tocarlo M se apartó y me dijo de manera hosca. – Vístete, nos vamos – y al terminar de hablar me dio senda nalgada que me ardió un poco y su mano comenzó a formarse en un rojo brillante sobre mi nalga izquierda.

Me vestí lo más aprisa que pude, y en un par de minutos estaba casi lista para partir, solo necesitaba pasar al servicio a retocar el maquillaje, por lo que termine de arreglarme la ropa y salí de la oficina directo al servicio, cinco minutos después salí con el maquillaje perfecto para continuar la noche. A y M estaban en la entrada del lugar, reían muy afablemente, al verme se abrazaron y algo le dijo A al oído a M, no sabía que pero ambos rieron bastante y se estrecharon las manos, cuando llegue A me tomo por la cintura y me dio un beso en la mejilla.

Hasta pronto guapa, ha sido un placer, espero pronto tenerte de visita de nuevo –dijo A, y al terminar de decir esto, me dio un beso en la mano derecha, yo cambié de color como mil veces y sentí como la temperatura subía por mi cuerpo.

Claro, tu dime cuando y aquí estaré – le dije mientras le escribía el número de mi móvil en la palma de la mano, en verdad me agradaba como me trataba ese chico.

M me tomó de la otra mano y me dio un ligero jalón para apartarme de A, estoy segura que le daba un poco de celos el imaginarme con A en una situación un poco más indecorosa, incluso que la vivida.

Caminábamos abrazados de regreso al auto, que ya nos esperaba en la entrada con el motor encendido y la puerta abierta.

¿Te gustó el lugar? ¿Te divertiste? – me dijo M.
Si – el lugar está bastante lindo, la comida muy rica y la compañía agradable
¿Te gusto A?
Es un tipo lindo, agradable. Y tiene una enorme herramienta – dije y al terminar solté una carcajada sonora y rítmica, pero la tuya es deliciosa.

Terminé dándole un beso en los labios un segundo antes de que cerrara la puerta del auto para regresar al hotel a terminar la noche, y vaya manera en que terminó pero eso se los contaré en otra ocasión, por ahora ha sido todo.

Besitos por todos lados ¡Muack!

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