sábado, 26 de octubre de 2013

Jimena CD Parte 2



AUTORA: JIMENA CD


Hola a tod@s. Continuo con la saga JimenaCD con esta segunda parte. Los que no hayáis leído la primera parte os recomiendo que lo hagáis ya que os servirá como punto de partida para conocerme y saber cómo soy. Tengo 32 años, mido 167 cm y peso 75 k, tengo ojos azules, el pelo rubio aunque voy rapado casi al 0 y estoy muy guapa cuando me visto de mujer.

CONTINUACION

Después de aquella cita con aquel hombre del chat, llegue a casa a duras penas con el maquillaje mal limpiado, la boca con un gusto extraño, con revoltura de tripas y con el culo muy dolorido. Costaba dar cada paso. Cada vez que se apoyaba un pie en el suelo, un pinchazo salía de lo más hondo de mi interior. Me habían roto el culo, había sido su puta.

Mientras regresaba no podía quitarme de la cabeza la imagen que había visto 30 minutos antes. La imagen de ese hombre bufando y soltando chorros de leche por mi cara. Sus ojos marrones,  su vientre peludo y sudado, su olor a sudor rancio. El tacto de su polla inundada de semen en el interior de mi boca hacia estremecerme. Mi estomago empezaba a contraerse, provocándome arcadas que intentaba ahogar tapando la boca con la mano disimuladamente. Me arrepentía tanto de haber hecho aquello... Me arrepentía de todo, pero a la vez tenía un sentimiento de plenitud nuevo en mi vida. Me había puesto cachonda como nunca antes. Está claro que aquella tarde habían ocurrido determinadas cosas que me habían hecho sentir algo que nunca había sentido antes: un hombre me había poseído.

Entre en el baño nada más llegar a casa,  me di una ducha bien caliente e intente tocar mi culito para asearlo. Fue una tarea imposible debido al escozor y dolor que sentía con solo tocar cerca con mi dedo. Salí de la ducha y después de lavarme los dientes y hacer muchas gárgaras, busque en el armario del baño un tubo de hemoal que tenía en casa, pero finalmente lo encontré en el botiquín con las gasas y el alcohol. Me aplique el hemoal y el dolor era insoportable. Mi culo estaba muy escocido. Después de mucho pensarlo, cogí una gran cantidad de pomada y me metí la puntita del dedo en el culito, y lo saque rápidamente para limitar el dolor. Aun así, mi cuerpo dio un respingo debido al simple hecho de haber tocado el dolorido culo.


Al día siguiente, cogí la mochila que había llevado a la cita con aquel tío y fui a vaciarla al cubo de la ropa sucia que tengo en la terraza. Saqué toda la ropa, los zapatos, el neceser y el dildo. Dejé la ropa en el cubo haciendo un montón y cogí el dildo. Me fije que el dildo tenia lo que parecía ser una goma del pelo con un papelito enganchado. Aquello me parecía muy extraño. Desenrollé la goma del pelo del dildo con cuidado de no dañar el papelito. Una vez que saque el papel, lo desenrolle y a continuación lo leí:

“para que vengas a por mas leche"
6xxxxxxxx. Roberto

Aquel hijo de puta no tenía suficiente con haberme reventado el culo que ahora quería volver a humillarme. Ni en sueños  iba a repetir yo algo como lo que había sucedido la tarde anterior (véase JimenaCD parte 1). Jamás iba a hacer una tontería como aquella otra vez en mi vida. Cuando me adentre desde la terraza a la cocina, abrí el armario del fregadero y tire el papel en el cubo de la basura. Tarde menos de media hora en volver a la cocina a rebuscar en el cubo de la basura hasta encontrar el papelito. Lo cogí, lo limpie y apunte su número de teléfono en la agenda de mi móvil con el nombre de “Roberto hijo de puta”. No sé muy bien la razón por la que cogí aquel número de teléfono de la basura. Supongo que en el fondo deseaba la posibilidad de tener aquel número de teléfono guardado.

Pasaron las semanas y yo seguía pensando en aquel tío del chat. Al menos ya conocía su nombre: Roberto. Pero fue una tarde mientras me masturbaba cuando volví a sentirme una putita. Volví a sentir la necesidad de acariciarme el ya recuperado culito. Tumbado boca arriba en el sofá y con las piernas ligeramente flexionadas, escupí en la yema de mi dedo corazón y me introduje de tres veces la puntita de mi dedo dentro. Empuje un poco mas y empecé a sentir aquella sensación interna en la me volvía muy marrana. Mi cabeza automáticamente recordó a Roberto y en consecuencia recordó la agenda de mi móvil. Estuve dudando más de una hora en contactar con él o no y finalmente le mandé un watsapp:

- Hola. Soy Jimena
- Hola. Ya sabía yo que querías mas leche
- jeje yo no dije que quisiera mas leche
- ¿entonces por qué contactas conmigo?
- para saber cómo estabas

Estuvimos escribiendo nos un par de minutos más hasta que Roberto me propuso volver a quedar. Le dije que no estaba convencida, que el otro día lo había pasado muy mal y que estaba muy arrepentida. Pero en el fondo de mi ser deseaba tener delante una polla. Así que después de mucho negociarlo me convenció y quedamos en la misma cafetería que el otro día. Esta vez él no tenía ningún sitio donde vernos así que a duras penas me convenció para ir a un sex-shop y meternos en una cabina para chupársela un poco. Me tocaba esta vez llegar a mí antes, así que después de escribirnos empecé a prepararme. Me apliqué crema depilatoria por todo el cuerpo que elimino todo el vello. No fue muy difícil la tarea porque no hacia ni 4 semanas que me había depilado para el primer encuentro con Roberto. Después de depilarme una ducha caliente alivio el pequeño picor  que producen las cremas depilatorias. Con cuidado, pase una cuchilla para eliminar el mínimo pelo en los glúteos y partes íntimas. Me embadurné bien con crema corporal con perfume femenino. Me vestí con un chándal negro y gris discreto y un abrigo de deporte. Tenía un porro ya liado y a medio fumar en la cajita de la marihuana así que lo metí con cuidado en la cartera y metí un mechero en el bolsillo del pantalón del chándal. Al salir de casa cogí la mochila y después de salir del portal gire a la izquierda para caminar en dirección a la cafetería en la que habíamos quedado.

Llegue con 20 minutos de antelación. Me acerqué a la barra, cogí un periódico y pedí un café con leche. Pagué al camarero y agarré el platito del café para acercarlo a una mesa apartada. Empecé a leer los titulares del periódico pero era imposible concentrarse en la lectura. En mi cabeza solamente estaba la idea de levantarme y largarme de allí. No quería que me humillaran otra vez. Tenía mucha confusión. Y así estuve durante 5 minutos más. Habría pasado al menos media hora hasta que apareció Roberto.

Me miró desde fuera de la cafetería y se volvió por donde había venido. Supuse que quería que le siguiera y así hice a unos 50 metros de distancia después de ponerme el abrigo y salir del local. Se dirigía hacia un sex-shop que está en el centro de la ciudad. Yo nunca había estado en un sex-shop y me daba mucha vergüenza el simple hecho de que alguien me viera entrar. Después de un buen rato caminando detrás de Roberto, este giró y entro en la calle donde está el sex-shop. Al cabo de 30 metros, entró en el sex-shop. La calle es muy discreta y sería muy mala suerte encontrarme a alguien conocido en aquella. ¡No podía ni imaginarme que haría si encontraba a alguien conocido dentro del local!

Me senté en un banco y por mi cabeza giraba la idea de arrepentirme y salir pitando de allí. Saque mi medio porrito de la cartera y le prendí fuego discretamente. Le di dos caladas profundas y al devolver el humo, sentí como una nube inundaba mi cabeza. Espere un buen rato en dar dos caladas más y tiré lo que quedaba de porro y lo pise. Estaba bastante más desinhibida y me levanté del banco. Caminé hacia el sex-shop y entre rápidamente.

Al entrar me fijé que había un señor detrás de un mostrador. Era un señor de unos 55-60 años, calvo y bajito.  Mirando discretamente un expositor estaba un chico de unos 35 años. En la parte delantera del sex-shop estaba el mostrador y unas repisas en las paredes con productos y consoladores. En la parte central había unas estanterías bajas con más productos y al fondo una zona con lencería sexy y disfraces de despedida de soltera. Al fondo a la izquierda había un pasillo para acceder a lo que seguramente eran las cabinas. Allí estaba Roberto mirando un expositor con películas porno.

Me acerque sin hacer ruido hacia él y cuando me estaba aproximando cogió una película porno y se adentro en el pasillo por donde se accedía a las cabinas. El pasillo estaba menos iluminado que el resto de la tienda. Abrió una puerta que parecía ser la entrada a la cabina numero tres. Espero en la puerta a que yo entrara y entró y cerro tras de mí. El espacio era de unos 3 metros cuadrados con paredes falsas como las de las oficinas con una pantalla vieja y un vídeo vhs incrustado en la pared.

- Vete preparándote que vuelvo en 5 minutos - me dijo

Antes de salir metió la cinta y encendió el televisor. Empezaban los créditos de una película porno y una rubia empezó a tocarse...

Yo inmediatamente saqué el neceser y empecé a maquillarme. Me maquille con tonos muy pálidos, labios muy rojos y el contorno de ojos color negro y muy remarcado. Me puse las pestañas postizas y las perfile rápidamente. Entonces alguien llamo a la puerta y quitando el pestillo, abrí con cuidado. Roberto me dio desde fuera una bolsa y me dijo que era un regalo. Volví a cerrar la puerta y me sorprendí al comprobar que el regalo era un disfraz y que éste era de colegiala. ¡Roberto estaba cachondo y quería a su putita vestida de colegiala!
Me puse como una marrana y me encantó la idea. Abrí la bolsa y saqué el disfraz. Me coloqué los calcetines blancos altos hasta la rodilla, la falda corta de cuadros y una blusa blanca con un lacito de cuadros similares a los de la falda rodeando el cuello a modo de corbatita. Revolví toda mi mochila intentando encontrar mis braguitas azules pero estaba claro que me las había olvidado. No creo que a Roberto le importara ese descuido. Hoy su putita no llevaba bragas…
Me anude la blusa dejando al descubierto mi ombligo. Finalmente me puse los tacones negros y la peluca rubia estilo cleopatra pero con el pelo mucho más corto dejando parte de mi nuca al descubierto. Es la única peluca que tengo. Es el pelo de Jimena.

La película porno seguía puesta en la pantalla de la cabina y la rubia estaba mamando en un sofá. Volvieron a llamar a la puerta y escuché a Roberto decirme:

- Ábreme. Soy yo

Abrí la puerta y Roberto entró.

- ¡joder puta que buena estas!

- gracias por el regalo - contesté yo

Roberto me agarro fuerte hacia él y empezó a comerme la boca. Notaba de nuevo su perfume masculino barato muy intensamente. Debía de haberse perfumado antes de ir a la cafetería. Sus manos agarraban mis glúteos y mis manos ya iban bajando desde su nuca hacia su paquete.

Agarré con mi mano todo lo que había en su entrepierna y algo que empezaba a crecer. Empecé a comerle el cuello y las orejas y poco a poco aquel paquete que tenía en mis manos empezó a tomar forma. Yo masturbaba aquella polla como podía por fuera del pantalón. De repente, Roberto dejo de besarme y me dijo tirándome del brazo:

- ¡Ven conmigo puta de mierda!
- ¡No voy a salir fuera! - Le advertí intentando soltarme de él.

Su fuerza era mayor que la mía así que no sufrió mucho para sacarme de aquella cabina. Al salir alcé la mirada y vi en la zona más iluminada al viejo de la tienda y al chaval que estaba mirando el expositor.  Hablaban entre si y miraban sonriendo hacia el pasillo donde estábamos en las cabinas. Roberto me llevó tirándome del brazo hasta donde estaban ellos y me empujó contra aquellos dos desconocidos que me  recogieron para que no cayera porque todavía no me hacía muy bien a los tacones.

- Os dije que era una puta de mierda - dijo Roberto.
- No me jodas! Cómo se puede ser tan guarra - dijo el viejo de la tienda estrujándome los morros.

¡Plaaaf! Respondió el chaval con una bofetada en mi cara.

Los tíos me sujetaban y sobaban mientras yo tímidamente intentaba que pararan. Me fijé que las persianas de la tienda estaban echadas aunque faltara por lo menos una hora para el cierre. Me magreaban  acercando sus cinturas a mi cuerpo mientras Roberto miraba y se sobaba el paquete. La escena me puso muy cachonda y el hecho de que las persianas estuvieran bajadas y seguramente la puerta cerrada, hizo que me dejara llevar…

Inmediatamente perdí la vergüenza y saque la zorra que llevo dentro. Busqué con mis manos cada paquete y empecé a sobarlos y apretarlos fuerte. Los tíos se estremecían y uno de ellos empezó a besarme de manera muy cerda. La lengua entraba y salía de mi boca y lamía parte de mi cara. El otro agarraba con su mano mi glúteo  y se mordía el labio inferior. Roberto miraba desde la distancia y seguía tocándose el paquete.

- ¡Te van a reventar el culo! - dijo Roberto con una sonrisa - ¡Cuando salgas de aquí no vas a sentarte en un mes!

- ¡Menuda guarra estas hecha! - dijo el viejo mientras intentaba empujarme del hombro hacia abajo mientras aún estaba comiéndome la boca el otro tío. Me agarró de la nuca y me empujó hacia abajo hasta que cedí y me puse de rodillas. Me acerqué hacia el paquete del viejo y empecé a quitarle el cinturón mientras él se desabrochaba la camisa. Cuando quite el botón y bajé un poco el calzoncillo un olor a pis se me clavo en la cabeza. El calzoncillo tenía una zona húmeda marcada por un cerco de color amarillo seguramente debido a la acumulación de fluidos y orines de todo un día metido en aquel antro. El olor era fuerte y aumento cuando deje libre su polla y sus huevos. Estaba flácida Tenía mucho pellejo y empecé a masturbarla y la metí entre los labios.

Sentía aquella polla como un cacho de carne blanda en la boca. Me puse mas excitada aún solo con pensar en el lugar en el que estaba. Sin sacarme la polla de la boca eché la mirada a un lado y vi que el chico joven se había quitado los pantalones y calzoncillos y tenía la polla como una estaca. Era grande y gruesa, y una vena azul se enroscaba a lo largo de aquel pollón. Ya estaba descapullada y el chaval se pajeaba acercándola a mí. Yo seguía mirando aquel pollón mientras chupaba la polla al viejo que ya empezaba a tener una consistencia considerable. La saqué de la boca, la miré y le eche la piel para atrás, cerré los ojos y  seguí mamando. El viejo agarro mi cabeza y acompasó su cuerpo levemente con mis movimientos de cabeza.


El chaval me agarró la cabeza y me giró hacia tu tranca, y la guió con la mano hasta mi boca. Yo abrí la boca y la recibí. Tenía la boca llena. No había metido ni la mitad. La sacaba y la metía con suavidad mientras me agarraba con fuerza la cabeza.

- ¡Chupa puta chupa! - Me decía entre soplidos y gemidos cuando coincidían nuestras miradas.

- ¡Vas a tragar mucha leche hoy! Eres una colegiala mala y recibirás una lección jeje - decía riendo.

Yo seguía chupando y mamando el pollón cada vez con más ritmo. No me entraba más de la mitad y cuando intentaba meterme más de la llegaba a un tope que me provocaba una arcada. Cuando eso ocurría yo me separaba de él ayudándome de las manos.

- ¡Pon las manos en la espalda puta de mierda! dijo el chaval

- Yo dudé un momento y recibí otro bofetón

-  ¡plaaaaaf! ¡Pon las manos en la espalda zorra! - repitió el chaval escupiéndome en la cara.

Coloqué mis manos en la espalda y empecé a recibir la follada en la boca. El viejo se puso de rodillas detrás de mí y empezó a sobarme el culo. El gesto me sobresaltó y miré hacia atrás para comprobar que hacía en mi culito.  Al girarme vi a Roberto que seguía de pie apartado y mirándonos pero ahora pajeándose la polla que asomaba por la bragueta del pantalón. El chaval me dio la vuelta a la cabeza y seguí mamando.

El viejo ya estaba metiendo un dedo en mi culito y yo aprovechando la posición de rodillas, eché el culo hacia atrás acomodándolo y me abrí las nalgas con las manos que ya tenía en la espalda. Siguió introduciendo un dedo poco a poco hasta que una vez dentro entero empezó a meterlo y sacarlo y a darle vueltas dentro. Se levantó y caminó hasta el mostrador y cogió un bote de lubricante que vertió por mis nalgas a chorros. Yo seguía mamando y empecé a notar como después de acariciarme las nalgas untándolas de lubricante, me metía dos dedos y empezaba a follarme el culo.

Empecé a gemir fuerte, y el viejo aumento la velocidad de la follada con sus dedos. El chaval cuando vio la situación intentaba ahogar mis gemidos con una buena ración de polla. La polla era enorme y tenía la boca llena de saliva y flemas debido a las folladas cada vez más fuertes. En una de éstas la metió muy fuerte dentro tocándome de lleno la garganta, sujetándome fuerte con las manos y  empujándome la cabeza contra él. No podía respirar y los ojos se me ponían rojos. Sin aviso una arcada surgió y el chaval cedió la presión sobre mi cabeza sacando la polla. Al salir la arcada mi estómago vomitó flemas y lo que parecía ser el café con leche que había tomado mientras esperaba a Roberto en la cafetería una hora antes

- ¡Mira que cerda eres puta! ¡Casi te la meto entera!.

Yo desde el suelo mire con mis ojos azules al viejo y le dije:

- Fóllame el culo. Fóllame el culo como se lo follarias a una puta.

- ¡Te lo voy a romper hasta que chilles como una marrana! jeje - sonrió el viejo.

Me levantó violentamente del suelo y me llevó hasta el mostrador que estaba cercano. El viejo se puso delante mío con la polla en la mano, me agarró del cuello con la otra y me empujó sin soltarme hasta que mi culo toco el mostrador. Se arrimó a mí y me beso mientras me arrancaba los botones abriéndome la blusa. Agarró mi culo y me subió al mostrador situándose entre mis piernas. Agachó su cabeza y me comió las tetas. Cuando mordía el pezón con un poco de fuerza, yo respondía con un suspiro acariciándole la calva. Dejó de chuparme las tetas y empujó mi cuerpo reclinándome hacia atrás quedando tumbado boca arriba con las piernas colgando. Inmediatamente se puso entre ellas y las puso encima de sus hombros.

Yo ya sabía lo que iba a pasar y moría de ganas de volver a sentirlo. De sentir aquel macho sucio y viejo violando mi culo. Me estremecía la idea de tener la polla de aquel viejo dentro de mí. Sentí como se arrimaba bien sujetándose la polla con la mano y dirigiéndola hacia mi agujerito. Escupió en la punta de su polla y la pegó a mi ano. Empujo despacio y el culo cedió un poco. Yo levantaba la cabeza mirando hacia mi culo y vi como el viejo se mordía los labios y arremetía con fuerza metiéndome el rabo con facilidad. Un grito de puta salió desde mi interior y el viejo me miraba vicioso sacándome la lengua. Mantuvo su rabo dentro durante unos segundos sin moverse para después echar la cadera para atrás y empujar hacia delante de golpe y empezar a bombear.

- ¡Toma puta! Toma rabo! Me encanta estar dentro de ti. Vaya marrana que estas hechas. ¡Te esta petando el culo un viejo!

Yo me relajé y respire hondo. Los efectos del porro estaban siendo maravillosos, ya  estaba más excitada y desinhibida que nunca y empecé a disfrutar la penetración. Giré la cabeza a un lado y vi a un par de metros al chaval y a Roberto pajeándose mientras observaba como me follaban. Yo les miré a los ojos con el rímel corrido y mezclado con las lágrimas y abrí la boca sacando la lengua esperando recibir otra buena dosis de rabo en la boca.

- ¡Menudo zorron está hecha! - me dijo el chaval - ¡Quiere polla la hija de puta! continuó - ¡si no hace falta ni forzarla!

- Tranquila que tienes polla pa un rato- me dijo Roberto riéndose desde la distancia.

El otro tío me acercó la polla a la boca y noté como unas gotitas de líquido pre seminal asomaban en su agujerito. Las recogí con la punta de la lengua saboreando aquel sabor salado y comencé a mamar de nuevo. El viejo seguía bombeando y resoplando mientras veía como me daban una buena ración de polla en la boca. Yo seguía boca arriba en ese mostrador ensartado por la boca y por culo a la vez y abría mis nalgas con mis manos para recibir mejor al viejo hasta que me sacó la polla del culo.

Me levantó rápidamente y me empujó del brazo hacia el suelo, lanzándome despectivamente pegándome otro bofetón.

- ponte a 4 patas que ahora te voy a reventar! - dijo el chaval mientras sostenía su verga con una mano.

- ten cuidado! - le dije yo! No me hagas daño!

Plaaaf! Otro bofetón de viejo

- calla y chupa puta! No querías polla? Pues toma polla

Me coloque a 4 patas  y el viejo se colocó delante de mí de rodillas. Su polla estaba dura pero cubierta con el pellejo. Olía muy mal. Seguía oliendo a orín que se entremezclaba con el sudor y el olor a polla. La cogí con la mano, la pajee durante tres segundos y agaché mi cabeza  para metérmela en la boca. Al rozar con los labios al meterla, note como el pellejo se echaba para atrás dejando al descubierto el capullo dentro de mi boca. La saque y  mire. Tenía algún resto de requesón con restos de saliva. Pase la lengua varias, veces para recogerlo y alce la mirada para coincidir con la del viejo. Le mire, le mostré los restos de requesón en la lengua y me los tragué. Cerré los ojos y seguí mamando.

La situación era muy excitante. Yo estaba a 4 patas, un viejo me follaba la boca, Roberto seguía pajeandose cada vez más cerca de nosotros y por el rabillo del ojo pude ver como el chaval se había alejado un poco para cubrirse la verga con una generosa capa de lubricante.

Sentí como se acercaba algo caliente y suave otra vez a mi culo. Presionaba sobre la entrada pero a ésta le costaba ceder. Empujó más fuerte y cedió. El capullo entro dentro y sentía como un fuego me abrasaba por dentro. Saqué la polla que tenía en la boca y comencé a pajearla para cerrar los ojos y concentrarme en lo que me esperaba por detrás. Sacó la polla fuera y volvió a meter el capullo ayudándose de su mano. Yo cerré los dientes y apreté. Sin esperarlo, y con el capullo dentro, recibí un azote muy fuerte que me hizo estremecer con un ahogado gemido.

- ¡Ya verás como tragas rabo por el culo zorra! - me dijo el chaval - hoy sales de aquí hecha una mujer! - No te engañes que tarde o temprano la voy a meter entera.

Entonces empezó a empujar más fuerte y mi esfínter cedió. Entró más allá del capullo y empezó a hacer un vaivén con su cadera pero sin conseguir penetrar muy profundo.

El viejo me agarró la cabeza y volvió a girarla hacia su rabo. Estaba cansado de que le masturbara y quería mamada. El chaval sacó la polla entera fuera, se pajeó dos veces y volvió a enfilarla en la puerta de mi culo. Agarró mi cintura con fuerza y excitación y empujó suavemente hasta que la punta entró, y con un golpe de riñón violento, la metió muy hondo provocándome un grito prolongado.

- ¡Mira como chilla esta putita! Dijo el viejo - ¡Parece una cerda! Y me abofeteó la cara haciéndome daño pero sin sacar su pene de mi boca.

El chaval no le contestó porque estaba concentrado en mi culo con un mete saca que estaba reventándome.

Él se rió y empezó a bombear mucho más fuerte y violento. Mis piernas perdían todo tipo de fuerza y me temblaban. Yo seguía en el suelo a 4 patas gritando y el viejo se empeñaba en callarme metiéndome la polla en la boca. Yo seguía gritando con una polla en la boca como una perra en celo.  El chaval me follaba ahora completamente y mi culo escocia y ardía. Me estaba reventando mis entrañas. Mis tripas se estaban revolviendo y el ritmo aumentaba. Roberto se acerco masturbándose y se puso a mi lado. Yo estaba allí en el suelo como una puta cerda con tres pollas a mi disposición.

Dejé de sentir dolor y empecé a disfrutar. Las embestidas eran cada vez más fuertes y profundas. Casi no podía ni sentir las embestidas. Saqué la polla del viejo de la boca, giré la cabeza hacia atrás y le miré a los ojos mientras me follaba.

- ¡Fóllame fóllame! ¡Úsame! ¡Soy vuestra puta! - dije

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y se transformó en una corrida sin tocarme que fue a parar al suelo.

- ¡Joooder! – Dijo el viejo - ¡La putita tuvo un orgasmo! Pensé que eras puta pero no tanto jeje!

El chaval lo vio y aceleró el ritmo hasta que me agarró con fuerza los glúteos y con tres embestidas fuertes y un bufido descargo dentro de mí.

Noté cada chorro dentro de mí. Un estallido de calor inundaba mis entrañas. Tenía el culo lleno de leche y me gustaba. Se rindió sobre mi espalda con la polla todavía dentro y me lamió el oído. La saco de mi dolorido culo y me incorporo de rodillas sujetándome con desprecio por la nuca y me ofreció a Roberto y al viejo. Ellos se acercaron pajeándose. Roberto seguía con la polla fuera por la bragueta y el viejo solamente con los calcetines puestos y la camisa desabrochada. Arrimaron las pollas a mi cara y empecé a chupar la de Roberto y a poner dura la del viejo con la mano. El viejo tenía mucho vello púbico y algunas gotas de sudor se adivinaban en su cara y su calva.

Al poco rato Roberto la sacó de mi boca, la apartó unos centímetros de mi cara y empezó a pajearse el capullo con mucha fuerza

- ¡Abre la boca perra! Vas a tener tu ración de leche

Yo me puse delante de la polla con la boca abierta y la lengua fuera para recoger toda la leche posible. Roberto tensó su cuerpo y resopló prolongadamente. Un chorro salió disparado hacia mi frente y el resto por mi nariz y boca. Mi cara estaba con el rímel corrido, el pintalabios movido, la piel pegajosa por las flemas y llena de semen.

Le miré a los ojos y me la metí en la boca. La chupé de arriba a abajo limpiándola completamente con mi lengua. Había sido una corrida muy espesa, y lo notaba en la lengua cuando recogía los restos de su capullo. Yo seguía de rodillas saboreando el semen de Roberto que me llenaba la boca. Recogí con la punta de la lengua los últimos restos que conseguía ordeñar del agujerito de aquella verga.

El viejo me giro hacia él y empezó a pajearse con una mano sujetándose los riñones con la otra. Yo me acerque más a él y le empecé a comer los huevos entre aquella mata de pelo. Por un momento tuve que parar para sacarme con un dedo un pelito de la boca y seguí chupando aquellos cojones peludos. Su entrepierna seguía oliendo aun más fuerte que antes a sudor y a orín, y yo me estaba excitando demasiado. Mi culito me dolía y opté por ponerme de cuclillas. Note como un poco de semen de mi culo se escurría por mi pierna mientras yo seguía intentando ordeñar aquel viejo asqueroso. Mi culito palpitaba y se contraía y relajaba él solo. La comida de huevos iba surgiendo efecto y el viejo acelero la paja, me separo de sus pelotas y me metió la polla en la boca. Empujo fuerte y se corrió. Note un chorro continuado de semen, muy líquido, que pronto hizo que me llenara y tuviera separarme. Le miré a la cara y deje brotar toda su corrida por la comisura de mis labios. Seguí chupando hasta que la polla se puso blanda y su pellejo cubrió el capullo.

Allí me encontraba yo, en medio de aquel sex-shop de cuclillas, con la cara desencajada y con el culo roto y lleno de leche. Gran parte del semen me colgaba por la barbilla y mi cuerpo se encontraba sin fuerzas, extasiado y temblando.

El chaval había ido a por mí móvil a la mochila que estaba en la cabina y al volver me hizo mirar a la cámara y me hizo una foto.

- Ahí la tienes. Para que tengas un recuerdo jeje - dijo


CONTINUARÁ
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