AUTORA: MARTITA CLOSET |
Hola a todos, ya hace
bastante tiempo de mi último relato, pero sólo puedo escribir a temporadas,
puesto que no dispongo de todo el tiempo que quisiera para ello, aunque muchos
de vosotros me habéis mandado correos diciéndome lo que os han gustado mis
escritos y animándome a seguir en la tarea, hecho por el cual me animo siempre
a volver a publicar. Muchas gracias a todos.
Mi nombre de putita
es Martita, soy una travesti de closet que lleva un par de años descubriendo el
mundo de la “carne”, puesto que antes me limitaba a comprarme ropita,
encerrarme en casa y darme placer con mis consoladores. Pero se puede decir que
me abrí al mundo, nunca mejor dicho, y poco a poco comencé a comer pollas y
cumpliendo las fantasías de toda una zorrita de closet como yo, entre las
cuáles estaba la de ser follada por una polla de verdad.
En los relatos
que tengo publicados os cuento un poco mis inicios y cómo fueron mis primeras
mamadas. Algún día me animaré a contar cómo fue la primera vez que me follaron…
Pero mi relato de hoy cuenta mi experiencia con una transexual que contraté. Mi
primer relato ya hablaba de cuando empezaba y busqué a una transex para poder
comerme mi primera polla de verdad, cosa que logré, pero no tuve aún la osadía
suficiente para follarme aquel mástil, y por el momento me quedé saciada con
tener aquella barra de carne en mi boca.
Pero esta vez
fue diferente. A penas había tenido un par de experiencias “completas” como
mujer, y las pollas que me habían follado eran, por qué no decirlo, pequeñas.
No es que tuviera mucho donde comparar, pero acostumbrada al consolador que se comía mi
culo, las pocas experiencias que había tenido no me habían dejado satisfecha
del todo y la idea de contratar a una prostituta transexual para esta vez sí
podérmela follar me seducía mucho, puesto que quería encontrar una buena
herramienta, ir a lo seguro (sin pensar que después la vida me pondría en la
boca verdaderas pollas sin yo buscarlas apenas).
Pues bien, esa
noche lo tenía todo preparado para una buena sesión de sexo por cam, es una de
mis pasiones. Aunque me encanta el real (ahora lo sé más que nunca), mis
lectores habituales saben que me da mucho morbo la cam, vestirme de putita y
mostrarme por diferentes videochats “a la caza” de machos con ganas de darme
caña. Esa noche no iba a ser diferente: tenía un par de culottes nuevos y un
vestidito rosa de noche monísimo, así que iba a estrenarlo todo. Me puse un
tanguita de hilo negro y un culotte de encaje por encima, mis medias cubriendo
toda mi pierna y el suje con mis habituales globos de relleno…(últimamente me
daba por ponérmelos enormes, exagerados, me encantaba verme tan tetona, jajaj).
Me coloqué un top de tirantes que también me había comprado y el vestidito rosa
por encima de todo, rematando con un cinturón bien ancho. Toda llena de capas,
como una cebollita, para poder morbosear mejor y hacer un streaptease como dios
manda.
Tenía un par de
candidatas más, pero vi que ella, según la web, era perfecta para mí, así que m
esperé y llamé más tarde, a ver si tenía suerte. Con un par de llamadas más la
pillé al teléfono, pero con tan mala suerte que ya eran sobre las 7 de la
madrugada (a mí se me hacen las tantas cuando guarreo por cam…). La chica me dijo
que fuera a su casa sin problemas, pero claro, a mi me parecía tarde.
Imaginaros la situación, la madrugada del sábado se había transformado en
domingo por la mañana, empezando a amanecer. Pero quería bajar el calentón, y
para una vez que me decidía… Así que le dije que iba, que me esperara que en 15
minutos estaría allí.
La otra vez que
contraté a una transexual lo hice, claro está, como chico, vestido de hombre,
pero esta vez me la quería follar, o mejor dicho, que me follara, y quería
hacerlo estando yo con mi ropa y todo. Así que pensé en llevar en una bolsa la
ropa de chica y cambiarme allí, pero lo vi demasiado complicado, ya que
emplearía tiempo en casa de ella, y además, no quería cambiarme ahora, que ya
estaba de nena. El alcohol y el vicio sexual hicieron efecto en mí y me largué
a casa de la prostituta yendo vestida de chica, como si fuera lo más normal del
mundo!
Como algunos ya
sabéis, yo no me maquillo la cara ni nada, mi vicio es vestir mi cuerpo como un
zorrón, pero en la cara nunca me he hecho nada. No considero que quiera ser una
mujer ni que vaya a engañar a nadie, y la mayoría de hombres que me he follado
ha sido precisamente por eso, porque querían a un travesti, a un hombre vestido
de zorrita y que se comportara como tal. Os digo todo esto porque cogí el coche
y me fui para allá, con mi “cara de hombre”, pero un cuerpo que, aunque
camuflado por unos pantalones de chándal y una cazadora, no podía disimular
casi nada. Llevaba los dos tetones ahí puestos (me daba mucho morbo no quitármelos,
y llevaba tantas capas de ropa que la cazadora y los pantalones me iban
bastante ceñidos. Tuve la suerte de no encontrarme a ningún vecino cuando bajé
al garaje a por el coche, pero claro, al llegar al sitio tuve que aparcar y no
muy cerca, precisamente. Allí estaba yo, sintiéndome un zorrón, marcando tetas,
con bastante luz del día un domingo por la mañana, con gente paseando a perros
y otros haciendo footing. Estaba rezando por no encontrarme a ningún conocido…
Al final mis
miedos pasaron, porque llegué al portal, llamé al timbre y una voz como de
dormida me preguntó quien era. Le dije que acababa de hablar con ella por
teléfono (aunque no me pareció la misma voz) y me abrió. Me metí en el
ascensor, donde me quité los pantalones y la cazadora y me retoqué un poco en
el espejo, para poder causarle ya la impresión desde el primer momento. Cuál
fue mi sorpresa que al llegar al piso el ascensor se abre y había un señor
mayor esperando el ascensor, con un perrito al que supongo iba a pasear. La
cara del hombre era un poema, no supo cómo reaccionar! Claro, aquello sería muy
gore para él. La cosa está en que le lancé un “buenos días” con la voz más
afeminada que pude, pasé por su lado, y me moví por todo el pasillo hasta la
puerta del piso donde iba, moviendo el culo de una forma exagerada. Al llegar a
la puerta me giré y el hombre estaba allí mirándome, con la puerta del ascensor
abierta. Cuando vio que me giraba, se metió dentro con prisa.
Aquí mis
nervios ya bajaron. Llamé al timbre y me abre una chica bajita, poquita cosa,
con pijama y bata que no se parecía en nada a la foto de Internet. Ya me
suponía que no sería la misma, y que por las horas que eran estaría medio
sobada, pero aquello no era lo que yo quería. La tía, que tendría sobre los 30,
me miró un poco sorprendida y me dijo “La que te está esperando está en esa
habitación”, señalándome la puerta. Estaba cabreadísima! Una de las cosas que
me había decantado a llamarla a ella era que decía que vivía sola, y la cabrona
me había mentido. Entré en la habitación dispuesta a pedirle explicaciones y vi
que estaba de espaldas en el baño y que tampoco parecía ser la de las fotos.
Cuando se giró, os digo sinceramente que no me importó que no fuera la de
Internet ni que no viviera sola. Menudo pedazo de cuerpo! La tía era bastante
grande, mediría como 1.85 o 1.90, con buena espalda, pero era guapísima, con un
pelo pelirrojo espectacular, me encantó. Las tetas vi luego que no eran gran
cosa, pero las tenía muy bonitas y apetecibles.
Pero a mí lo
que realmente me interesaba ya sabéis lo que era… La tía empezó a decirme que
qué guapa venía y que no se esperaba que su cliente fuera una putita como ella.
Le dije que lo que me interesaba era que me diese buena caña y, sobre todo, no
irme de allí sin que me rompiese el culo. Así que lo primero que hicimos fue,
casi como un acto reflejo, besarnos…allí estaba yo, teniéndome que poner de
puntillas para besar a ese mujerón que me iba a poseer (es que además la tía
llevaba unos taconazos!), y ella agarrándome por la cintura y bajando sus manos
para subir mi vestidito y acariciar mis dos nalgas desnudas. Tenía aquello
lleno de espejos, así que me apoyó, de pie, en uno y me subió el vestido hasta
la cintura, me quitó el culotte y empezó a hacerme un beso negro delicioso. Yo
veía en el espejo como ella se reflejaba en otro, y la veía de rodillas de
espaldas, marcando culazo, con esa melena pelirroja que se hundía en mi culito,
que se veía delicioso.
A medida que me
comía el culo me acariciaba los huevos y el momento empezó a masturbarme al
tiempo que no paraba de mover su lengua por mi rajita. Yo estaba casi en
éxtasis, me encantaba la forma que tenía de comerme el culo y el morbo con el
que me hablaba. Era brasileña y tenía un vicio (o al menos eso demostraba…). Al
rato le dije que estaba a 100 y que quería comerle ya la polla, así que me dijo
que esperara un momento, y colocó en el suelo un consolador con ventosa, de
unas medidas considerables y lo untó de lubricante. Me puso de rodillas, muy
cerca del dildo y ella se puso de pie. Como os he dicho, llevaba un vestido muy
ajustadito que ceñía su figura, y ahora lo que se le marcaba delante ya me daba
un vicio tremendo, tanto que se la empecé a comer por encima, el capullo estaba
muy bien marcadito en la tela, y ella, al notar mi boca, ya empezó a
retorcerse. Me agarré a su culo y empecé a subirle el vestido, sacando de mi
boca aquella polla aprisionada. Por detrás ya lo tenía todo hasta la cintura y
mis deditos buscaban su hoyo (aunque no me interesaba para nada penetrarla a
ella). Jugué un poquito así pero fue ella quien, de repente, estiró el vestido
e hizo que su gruesa polla me golpeara la cara como a una zorrita. No es, a día
de hoy, la polla más grande que me he comido, pero entonces sí lo era, y me
pareció gorda y enorme! Me la metí en la boca desesperada y entonces me quedé
inmóvil, succionando todo lo que pude, que sabor….uufff
Me la saqué y
entonces sí que fui lentita, poco a poco, saboreando con la lengua cada parte
de ese capullo que tan grande me parecía…Al tiempo, la cabrona me iba moviendo
cogiéndome de los hombros y no entendía muy bien por qué, hasta que en un
momento dado se sentó en la cama y me obligó a agacharme más, a ponerme a 4
patas para chupársela, y lo entendí: la muy puta me estaba empujando para que
me metiera el consolador que había clavado en el suelo. Empecé a notar la punta
y pegué un respingo, pero luego ya me di cuenta de lo que era y me
acomodé. La sensación de tener aquello metiéndose poco a poco en mi culito
mientras chupaba aquel pollón era brutal, cada vez me metía el juguete con más
ganas y, a su vez, perdida por el morbo, me comía la polla con más vicio. Tanto
que la tía me dijo que parara que si no se correría!
Nos tumbamos en
la cama y le dije que quería seguir chupando un poquito más, que nos pusiéramos
en 69. Ella era super grande, en plan cuerpo de atleta, así que me puse yo
arriba y empecé a comer, buuff como la chupaba ella, qué vicio. Yo me moría del
placer con el vestidito rosa puesto, los dos tetones ahí colgándome y el tanga
hacia un lado mientras me comía un pollón y me la comían a mí, bestial. Al
rato, empezó con la mano a darle y me estaban entrando unas ganas de correrme
bestiales, quería aguantar para seguir disfrutando, pero el placer era una
pasada. En esas estaba, intentando aguantarme mientras ella movía su mano
brutalmente con mi polla agarrada y la frotaba contra su lengua, que noté que
con la otra mano la tía me empujaba la cabeza. No sé si quería más caña o qué
pero intenté por un momento metérmela todo lo adentro posible. En el límite ya
casi de la arcada noté como un chorro caliente y saladito me golpeaba la
campanilla y la tía empezó a correrse de lo lindo, dios casi me ahogo! Pero la
sensación fue brutal, Y más porque, al notar aquello, no me redimí un momento y
empecé a soltar leche como nunca, qué potencia! A ella le vino mejor, puesto
que estaba tumbadita y la recibió toda casi en los labios, tranquilita, pero a
mí me vino de improvisto y casi me desmayo allí mismo. Qué corrida nos pegamos.
Yo, por si acaso, no me lo tragué, me daba un poco de cosa con alguien que
todos los días se folla a gente, pero también es verdad que cuando estás tanto
rato comiéndote una polla, tragándote sus flujos y tal, pocos ascos le debería
hacer a su leche.
Ella se limpió
la cara y le dije si podía fumarme un cigarrito, apenas habían pasado 15
minutos desde que había llegado! Ambas fumamos en una pequeña terracita que
tenía en la habitación, para no llenar aquello de humo, y que daba a una calle
bastante oscura y con pocas casas, pero cuando salí me asusté, ya era casi día
claro, y yo con las medias, el vestidito…a plena luz del día! (también estoy
pendiente de contaros mis experiencias en el balcón…jajaj).
Como era
“pronto” para la hora que habíamos empezado, comenzamos a charlar tumbadas en
la cama y me contó que casi nunca podía disfrutar del todo con su trabajo,
puesto que a ella le encantaban los hombres, pero lo que allí le llegaba no se
parecía en nada a lo que ella consideraba “su gusto”. Me dijo que como hombre
yo no la atraía, pero como travesti muchísimo, decía que tenía una forma de
vestir y de comportarme que transmitía morbo, que sabía hacer notar que me
encantaba ser una zorrita, y eso me halagó sobremanera. Me dijo que su ilusión
era poder llegar a operarse “del todo”, que esperaba poder hacerlo no muy tarde
y ser una mujer físicamente completa. Para mis adentros pensaba que si algún
día, por lo que fuese, llegaba a tener un cuerpo como el de ella, no me
quitaría la polla en la vida!
Me contó que la
mayoría de hombres que acuden a ella es porque quieren probar a ser penetrados,
pero que a la hora de la verdad pocos se atreven, que había mucho primerizo.
Pero se ve que la calentó mucho que le comiera la verga, porque es algo que
decía que no tenía con muchos clientes, y me dijo que se sorprendió al ver lo
rápido que me entró el consolador mientras se la estaba comiendo. Le dije que
no se sorprendiera, que yo me metía cositas casi a diario y mi culo ya
necesitaba tamaños considerables para que le costase tragarse algo! Me contó que
hacía unos días fue a ella a quien le hicieron daño en el culito, con un
cliente joven que quería probar aquello de “follarse a una mujer con polla”. Se
ve que el tío tenía algo descomunal, y que apenas le dejó lubricarse bien
porque fue quitarse la ropa y prácticamente ir a la faena. Al principio decía
que casi lloraba del dolor, que era muy grande, pero que luego se fue
acostumbrando a ella poco a poco, aunque casi no dejó de sentir dolor en todo
el tiempo. Me dijo que lo rico fue que quiso correrse en su boca, y eso sí que
le gustaba, llenarse la boca con leche, y más viniendo de un pollón.
La conversación
se estaba poniendo de nuevo a tono, y notaba que ella también estaba
calentándose al recordar el pollón de su joven cliente. Yo estaba boca abajo en
la cama, y ella a mi lado boca arriba, así que me acerqué y me puse encima,
separé bien mis piernas, acomodé mi desnudo culito en su paquete y bajé mi
carita hasta que nuestros labios se encontraron. Tenía unos labios gorditos
preciosos, eran puro morbo. Nos empezamos a besar suave, poco a poco, con
mordisquitos, y aquello me estaba encendiendo, con qué delicadeza y sensualidad
me besaba… me acariciaba las nalgas y yo iba bombeando sangre en mi polla, me
notaba que ya estaba a tono para comenzar de nuevo. Pero al momento noté como
algo se quería meter por mi agujerito del culo, y era su pollón que ya había
crecido, y la muy puta se había ido apartando el vestido para que me llegara a
tapar el agujero. Yo intentaba bajar poco a poco para meterme primero el capullo
y así continuar con suavidad, pero mi ya excesiva dilatación y las ganas de
sentarme encima de ella me hicieron bajar rápidamente y se puede decir que casi
me la clavé entera a la primera. El dolor apenas duró unos segundos porque
enseguida noté como esa gordota verga rellenaba cada hueco de mi culito y me
hacía sentir más llena que nunca, sobre todo porque con sus manos me cogía las
caderas y me presionaba. Empezamos un mete saca salvaje, conmigo y mis tetonas
postizas saltando como una posesa, estaba como una perra en celo, aquel pollón
me llegaba hasta el fondo. Veía como ella tenía la mirada fija en mi polla, que
saltaba más que nunca golpeando mi vientre y el suyo, a mí también me excitaba
ver aquello, notaba como mi polla mojada de flujos me manchaba toda la parte
del ombligo del vestidito rosa que aún llevaba. Estaba totalmente ida, lo
estaba gozando como una loca.
Estuvimos así
más de 10 minutos y yo ya estaba hecha polvo de moverme tanto, así que le pedí
que cambiáramos de posición. La tía se levantó y me puso a 4 patitas en la
cama. Arqueé la espalda todo lo que pude y por un espejo veía mi culo en pompa,
ancho, enorme, con unas caderas dignas de las mujeres rellenitas curtidas en
edad, llenas de curvas, que tienen esas posaderas para poder colgarse uno de
allí toda la noche. Me clavó sin compasión la pollota y ahora era ella quien
imprimía el ritmo, no podía hacer nada más que sucumbir, con todo mi culo a su
merced me estaba dando mi merecido de zorra. Notaba que a cada embestida el
culo se me abría más y más. Tenía como un pequeño taburete de esos tipo cojín,
y me lo puse entre la tripa y la cama para poder apoyarme, nunca tuve mejor
idea…Mi polla, libre ella, se iba golpeando contra el cojín, y al momento noté
esa maravillosa sensación que le deseo a cualquier putita como yo: me iba a
correr sin pajearme! Le dije que me diera caña fuerte y todo lo rápido que
pudiera y aquello fue brutal. Esa sensación como de estar a punto de mearme
encima me invadió y de repente mi polla empezó a vomitar leche, poco a poco
pero de forma muy continuada. Menos mal que habíamos puesto una toalla encima
de la cama, porque me estaba poniendo perdida. No quería que nunca acabase
aquello, la sensación del roce de mi polla contra el cojín más aquel pollón
destrozando mi culo, estaba haciendo que me corriera a mares sin tocarme..uuff
No os puedo describir el nivel de vicio de aquel momento, fue bestial.
Al final
tuvimos que parar porque yo ya estaba casi seca, jaja Tenía hasta el capullo
rojo de tanta rozadura. Pero necesitaba más, necesitaba su leche de nuevo en mi
cara, quería que se corriera de nuevo, y la forma que eligió para ello me
encantó. Colocó el consolador con ventosa pegado a la pared y me puso a cuatro
patitas contra él, como una perrita en el suelo. Cuando ya lo tenía dentro, me
puso en capullo en los labios y yo empecé a succionar, como buena putita
obediente. La cabrona, cuanto más cogido el movimiento tenía se iba apartando,
cosa que hacía que me tuviera que alejar de la pared y sacarme un poco el consolador
para llegar a su polla, y cuando la atrapaba me daba un golpe en la cara con
esa vergota y me volvía a empujar para que me metiese de nuevo todo el juguete
en mi culo. Hubo un momento que la noté que no le quedaba mucho, así que
levanté mis manos del suelo y me “colgué” literalmente de su culazo, metiendo
toda la polla en la boca. Ahí sí que no se escapó, y a los pocos segundos me
hizo que me apartara para poder llenarme la cara de leche. Como ya se había
corrido como una loca la primera vez, ésta fue más débil, sin casi presión,
pero con bastante cantidad. Yo aproveché que la leche fuera saliendo poquito a
poco para ir restregándola por toda mi boca, mis labios, mi nariz, mis
mejillas…
Según ella, me
había portado tan bien que en lugar de pañuelos me dejó unas braguitas suyas
para limpiarme la leche que me quedaba en la cara, y después me las quedé para
mí… Fue una noche redonda, quedándome seca y totalmente satisfecha y con la
sensación de haberla hecho disfrutar también a ella, sólo hacía falta verle la
cara.
Me acomodé bien
el suje y el vestidito, y me puse el tanga y el culotte de nuevo, poniendo las
medias en su sitio. Cogí en la mano la cazadora y los pantalones que había
traído y pensé en ponérmelos luego, en el ascensor. Nos despedimos con un
besazo en la boca, con las promesa de repetir aquella noche loca (o más bien
mañana loca, jaja). Al salir de la habitación, el piso ya estaba inundado de la
luz del día, eran como las 9 de la mañana. Al abrir la puerta de la calle oí
una voz por detrás “Espera, salgo contigo”. Era un hombre, como de unos 40
años, alto y bastante atractivo, que salía de una de las habitaciones. Supuse
que habría otra chica ejerciendo allí también, aunque no sé si sería también
transexual. El hecho es que mi plan de vestirme en el ascensor sin que nadie me
viera ya había fracasado, pero bueno, él ya me había visto vestida de nena, así
que… Entramos juntos en el ascensor y me preguntó si también trabaja en esa
casa, jaja, le dije que no era profesional, que había venido como clienta, y se
sorprendió, afirmando que mi culo le había parecido el de toda una experta.
Salí de aquel
ascensor con una dirección de email apuntada y la vista puesta en una nueva
experiencia que acabó por ser una de las mejores hasta el momento y que, por
supuesto, os contaré en un nuevo relato. Espero que os haya gustado, ya sabéis
mi email, podéis escribirme con cualquier tipo de fantasía, consulta o
petición, estaré encantada de hablar con vosotros.
Un tierno mordisco en
vuestros pollones.
Martita
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