martes, 2 de julio de 2013

Martita, La Travesti De Closet Con Una Profesional




AUTORA: MARTITA CLOSET


Hola a todos, ya hace bastante tiempo de mi último relato, pero sólo puedo escribir a temporadas, puesto que no dispongo de todo el tiempo que quisiera para ello, aunque muchos de vosotros me habéis mandado correos diciéndome lo que os han gustado mis escritos y animándome a seguir en la tarea, hecho por el cual me animo siempre a volver a publicar. Muchas gracias a todos.

Mi nombre de putita es Martita, soy una travesti de closet que lleva un par de años descubriendo el mundo de la “carne”, puesto que antes me limitaba a comprarme ropita, encerrarme en casa y darme placer con mis consoladores. Pero se puede decir que me abrí al mundo, nunca mejor dicho, y poco a poco comencé a comer pollas y cumpliendo las fantasías de toda una zorrita de closet como yo, entre las cuáles estaba la de ser follada por una polla de verdad.

 En los relatos que tengo publicados os cuento un poco mis inicios y cómo fueron mis primeras mamadas. Algún día me animaré a contar cómo fue la primera vez que me follaron… Pero mi relato de hoy cuenta mi experiencia con una transexual que contraté. Mi primer relato ya hablaba de cuando empezaba y busqué a una transex para poder comerme mi primera polla de verdad, cosa que logré, pero no tuve aún la osadía suficiente para follarme aquel mástil, y por el momento me quedé saciada con tener aquella barra de carne en mi boca.

 Pero esta vez fue diferente. A penas había tenido un par de experiencias “completas” como mujer, y las pollas que me habían follado eran, por qué no decirlo, pequeñas. No es que tuviera mucho donde comparar, pero acostumbrada al consolador que se comía mi culo, las pocas experiencias que había tenido no me habían dejado satisfecha del todo y la idea de contratar a una prostituta transexual para esta vez sí podérmela follar me seducía mucho, puesto que quería encontrar una buena herramienta, ir a lo seguro (sin pensar que después la vida me pondría en la boca verdaderas pollas sin yo buscarlas apenas).


 Pues bien, esa noche lo tenía todo preparado para una buena sesión de sexo por cam, es una de mis pasiones. Aunque me encanta el real (ahora lo sé más que nunca), mis lectores habituales saben que me da mucho morbo la cam, vestirme de putita y mostrarme por diferentes videochats “a la caza” de machos con ganas de darme caña. Esa noche no iba a ser diferente: tenía un par de culottes nuevos y un vestidito rosa de noche monísimo, así que iba a estrenarlo todo. Me puse un tanguita de hilo negro y un culotte de encaje por encima, mis medias cubriendo toda mi pierna y el suje con mis habituales globos de relleno…(últimamente me daba por ponérmelos enormes, exagerados, me encantaba verme tan tetona, jajaj). 



Me coloqué un top de tirantes que también me había comprado y el vestidito rosa por encima de todo, rematando con un cinturón bien ancho. Toda llena de capas, como una cebollita, para poder morbosear mejor y hacer un streaptease como dios manda.

También desde hacía poco me había acostumbrado a prepararme mis copitas durante la noche, y así poder ir cogiendo tono para desinhibirme más, si cabe (ya os contaré en otros relatos los pedos que he llegado a coger!). Total, que iba pasando la noche, calentándome con unos y guarreando un poco con otros, y me iba viniendo lo de la transexual a la cabeza. Me echaba para atrás el hecho de que también era un dinero que costaba ganar (de hecho, como hetero, nunca he contratado a ninguna), y que además, una vez te corres y te pasa el calentón… Pero en eso momento tenía un subidón! Estaba vestida como un zorrón, lleva unos tres cubatas encima y me encendía de ver las pollas que se ponían duras en el chat viendo mi culo y diciéndome guarradas. Así que me pasé por las webs de mi ciudad, a ver qué encontraba y algo perfecto para mí: una chica que decía vivir sola, y que por las fotos (que no me solía fiar) era una pasada. Además, la tranca que tenía parecía deliciosa, así que no me costó mucho llamar, pero no me lo cogió.
 
 Tenía un par de candidatas más, pero vi que ella, según la web, era perfecta para mí, así que m esperé y llamé más tarde, a ver si tenía suerte. Con un par de llamadas más la pillé al teléfono, pero con tan mala suerte que ya eran sobre las 7 de la madrugada (a mí se me hacen las tantas cuando guarreo por cam…). La chica me dijo que fuera a su casa sin problemas, pero claro, a mi me parecía tarde. Imaginaros la situación, la madrugada del sábado se había transformado en domingo por la mañana, empezando a amanecer. Pero quería bajar el calentón, y para una vez que me decidía… Así que le dije que iba, que me esperara que en 15 minutos estaría allí.

 La otra vez que contraté a una transexual lo hice, claro está, como chico, vestido de hombre, pero esta vez me la quería follar, o mejor dicho, que me follara, y quería hacerlo estando yo con mi ropa y todo. Así que pensé en llevar en una bolsa la ropa de chica y cambiarme allí, pero lo vi demasiado complicado, ya que emplearía tiempo en casa de ella, y además, no quería cambiarme ahora, que ya estaba de nena. El alcohol y el vicio sexual hicieron efecto en mí y me largué a casa de la prostituta yendo vestida de chica, como si fuera lo más normal del mundo!

 Como algunos ya sabéis, yo no me maquillo la cara ni nada, mi vicio es vestir mi cuerpo como un zorrón, pero en la cara nunca me he hecho nada. No considero que quiera ser una mujer ni que vaya a engañar a nadie, y la mayoría de hombres que me he follado ha sido precisamente por eso, porque querían a un travesti, a un hombre vestido de zorrita y que se comportara como tal. Os digo todo esto porque cogí el coche y me fui para allá, con mi “cara de hombre”, pero un cuerpo que, aunque camuflado por unos pantalones de chándal y una cazadora, no podía disimular casi nada. Llevaba los dos tetones ahí puestos (me daba mucho morbo no quitármelos, y llevaba tantas capas de ropa que la cazadora y los pantalones me iban bastante ceñidos. Tuve la suerte de no encontrarme a ningún vecino cuando bajé al garaje a por el coche, pero claro, al llegar al sitio tuve que aparcar y no muy cerca, precisamente. Allí estaba yo, sintiéndome un zorrón, marcando tetas, con bastante luz del día un domingo por la mañana, con gente paseando a perros y otros haciendo footing. Estaba rezando por no encontrarme a ningún conocido…

 Al final mis miedos pasaron, porque llegué al portal, llamé al timbre y una voz como de dormida me preguntó quien era. Le dije que acababa de hablar con ella por teléfono (aunque no me pareció la misma voz) y me abrió. Me metí en el ascensor, donde me quité los pantalones y la cazadora y me retoqué un poco en el espejo, para poder causarle ya la impresión desde el primer momento. Cuál fue mi sorpresa que al llegar al piso el ascensor se abre y había un señor mayor esperando el ascensor, con un perrito al que supongo iba a pasear. La cara del hombre era un poema, no supo cómo reaccionar! Claro, aquello sería muy gore para él. La cosa está en que le lancé un “buenos días” con la voz más afeminada que pude, pasé por su lado, y me moví por todo el pasillo hasta la puerta del piso donde iba, moviendo el culo de una forma exagerada. Al llegar a la puerta me giré y el hombre estaba allí mirándome, con la puerta del ascensor abierta. Cuando vio que me giraba, se metió dentro con prisa.

 Aquí mis nervios ya bajaron. Llamé al timbre y me abre una chica bajita, poquita cosa, con pijama y bata que no se parecía en nada a la foto de Internet. Ya me suponía que no sería la misma, y que por las horas que eran estaría medio sobada, pero aquello no era lo que yo quería. La tía, que tendría sobre los 30, me miró un poco sorprendida y me dijo “La que te está esperando está en esa habitación”, señalándome la puerta. Estaba cabreadísima! Una de las cosas que me había decantado a llamarla a ella era que decía que vivía sola, y la cabrona me había mentido. Entré en la habitación dispuesta a pedirle explicaciones y vi que estaba de espaldas en el baño y que tampoco parecía ser la de las fotos. Cuando se giró, os digo sinceramente que no me importó que no fuera la de Internet ni que no viviera sola. Menudo pedazo de cuerpo! La tía era bastante grande, mediría como 1.85 o 1.90, con buena espalda, pero era guapísima, con un pelo pelirrojo espectacular, me encantó. Las tetas vi luego que no eran gran cosa, pero las tenía muy bonitas y apetecibles.

 Pero a mí lo que realmente me interesaba ya sabéis lo que era… La tía empezó a decirme que qué guapa venía y que no se esperaba que su cliente fuera una putita como ella. Le dije que lo que me interesaba era que me diese buena caña y, sobre todo, no irme de allí sin que me rompiese el culo. Así que lo primero que hicimos fue, casi como un acto reflejo, besarnos…allí estaba yo, teniéndome que poner de puntillas para besar a ese mujerón que me iba a poseer (es que además la tía llevaba unos taconazos!), y ella agarrándome por la cintura y bajando sus manos para subir mi vestidito y acariciar mis dos nalgas desnudas. Tenía aquello lleno de espejos, así que me apoyó, de pie, en uno y me subió el vestido hasta la cintura, me quitó el culotte y empezó a hacerme un beso negro delicioso. Yo veía en el espejo como ella se reflejaba en otro, y la veía de rodillas de espaldas, marcando culazo, con esa melena pelirroja que se hundía en mi culito, que se veía delicioso.

 A medida que me comía el culo me acariciaba los huevos y el momento empezó a masturbarme al tiempo que no paraba de mover su lengua por mi rajita. Yo estaba casi en éxtasis, me encantaba la forma que tenía de comerme el culo y el morbo con el que me hablaba. Era brasileña y tenía un vicio (o al menos eso demostraba…). Al rato le dije que estaba a 100 y que quería comerle ya la polla, así que me dijo que esperara un momento, y colocó en el suelo un consolador con ventosa, de unas medidas considerables y lo untó de lubricante. Me puso de rodillas, muy cerca del dildo y ella se puso de pie. Como os he dicho, llevaba un vestido muy ajustadito que ceñía su figura, y ahora lo que se le marcaba delante ya me daba un vicio tremendo, tanto que se la empecé a comer por encima, el capullo estaba muy bien marcadito en la tela, y ella, al notar mi boca, ya empezó a retorcerse. Me agarré a su culo y empecé a subirle el vestido, sacando de mi boca aquella polla aprisionada. Por detrás ya lo tenía todo hasta la cintura y mis deditos buscaban su hoyo (aunque no me interesaba para nada penetrarla a ella). Jugué un poquito así pero fue ella quien, de repente, estiró el vestido e hizo que su gruesa polla me golpeara la cara como a una zorrita. No es, a día de hoy, la polla más grande que me he comido, pero entonces sí lo era, y me pareció gorda y enorme! Me la metí en la boca desesperada y entonces me quedé inmóvil, succionando todo lo que pude, que sabor….uufff

 Me la saqué y entonces sí que fui lentita, poco a poco, saboreando con la lengua cada parte de ese capullo que tan grande me parecía…Al tiempo, la cabrona me iba moviendo cogiéndome de los hombros y no entendía muy bien por qué, hasta que en un momento dado se sentó en la cama y me obligó a agacharme más, a ponerme a 4 patas para chupársela, y lo entendí: la muy puta me estaba empujando para que me metiera el consolador que había clavado en el suelo. Empecé a notar la punta y  pegué un respingo, pero luego ya me di cuenta de lo que era y me acomodé. La sensación de tener aquello metiéndose poco a poco en mi culito mientras chupaba aquel pollón era brutal, cada vez me metía el juguete con más ganas y, a su vez, perdida por el morbo, me comía la polla con más vicio. Tanto que la tía me dijo que parara que si no se correría!

 Nos tumbamos en la cama y le dije que quería seguir chupando un poquito más, que nos pusiéramos en 69. Ella era super grande, en plan cuerpo de atleta, así que me puse yo arriba y empecé a comer, buuff como la chupaba ella, qué vicio. Yo me moría del placer con el vestidito rosa puesto, los dos tetones ahí colgándome y el tanga hacia un lado mientras me comía un pollón y me la comían a mí, bestial. Al rato, empezó con la mano a darle y me estaban entrando unas ganas de correrme bestiales, quería aguantar para seguir disfrutando, pero el placer era una pasada. En esas estaba, intentando aguantarme mientras ella movía su mano brutalmente con mi polla agarrada y la frotaba contra su lengua, que noté que con la otra mano la tía me empujaba la cabeza. No sé si quería más caña o qué pero intenté por un momento metérmela todo lo adentro posible. En el límite ya casi de la arcada noté como un chorro caliente y saladito me golpeaba la campanilla y la tía empezó a correrse de lo lindo, dios casi me ahogo! Pero la sensación fue brutal, Y más porque, al notar aquello, no me redimí un momento y empecé a soltar leche como nunca, qué potencia! A ella le vino mejor, puesto que estaba tumbadita y la recibió toda casi en los labios, tranquilita, pero a mí me vino de improvisto y casi me desmayo allí mismo. Qué corrida nos pegamos. Yo, por si acaso, no me lo tragué, me daba un poco de cosa con alguien que todos los días se folla a gente, pero también es verdad que cuando estás tanto rato comiéndote una polla, tragándote sus flujos y tal, pocos ascos le debería hacer a su leche.

 Ella se limpió la cara y le dije si podía fumarme un cigarrito, apenas habían pasado 15 minutos desde que había llegado! Ambas fumamos en una pequeña terracita que tenía en la habitación, para no llenar aquello de humo, y que daba a una calle bastante oscura y con pocas casas, pero cuando salí me asusté, ya era casi día claro, y yo con las medias, el vestidito…a plena luz del día! (también estoy pendiente de contaros mis experiencias en el balcón…jajaj).

 Como era “pronto” para la hora que habíamos empezado, comenzamos a charlar tumbadas en la cama y me contó que casi nunca podía disfrutar del todo con su trabajo, puesto que a ella le encantaban los hombres, pero lo que allí le llegaba no se parecía en nada a lo que ella consideraba “su gusto”. Me dijo que como hombre yo no la atraía, pero como travesti muchísimo, decía que tenía una forma de vestir y de comportarme que transmitía morbo, que sabía hacer notar que me encantaba ser una zorrita, y eso me halagó sobremanera. Me dijo que su ilusión era poder llegar a operarse “del todo”, que esperaba poder hacerlo no muy tarde y ser una mujer físicamente completa. Para mis adentros pensaba que si algún día, por lo que fuese, llegaba a tener un cuerpo como el de ella, no me quitaría la polla en la vida!

 Me contó que la mayoría de hombres que acuden a ella es porque quieren probar a ser penetrados, pero que a la hora de la verdad pocos se atreven, que había mucho primerizo. Pero se ve que la calentó mucho que le comiera la verga, porque es algo que decía que no tenía con muchos clientes, y me dijo que se sorprendió al ver lo rápido que me entró el consolador mientras se la estaba comiendo. Le dije que no se sorprendiera, que yo me metía cositas casi a diario y mi culo ya necesitaba tamaños considerables para que le costase tragarse algo! Me contó que hacía unos días fue a ella a quien le hicieron daño en el culito, con un cliente joven que quería probar aquello de “follarse a una mujer con polla”. Se ve que el tío tenía algo descomunal, y que apenas le dejó lubricarse bien porque fue quitarse la ropa y prácticamente ir a la faena. Al principio decía que casi lloraba del dolor, que era muy grande, pero que luego se fue acostumbrando a ella poco a poco, aunque casi no dejó de sentir dolor en todo el tiempo. Me dijo que lo rico fue que quiso correrse en su boca, y eso sí que le gustaba, llenarse la boca con leche, y más viniendo de un pollón.

 La conversación se estaba poniendo de nuevo a tono, y notaba que ella también estaba calentándose al recordar el pollón de su joven cliente. Yo estaba boca abajo en la cama, y ella a mi lado boca arriba, así que me acerqué y me puse encima, separé bien mis piernas, acomodé mi desnudo culito en su paquete y bajé mi carita hasta que nuestros labios se encontraron. Tenía unos labios gorditos preciosos, eran puro morbo. Nos empezamos a besar suave, poco a poco, con mordisquitos, y aquello me estaba encendiendo, con qué delicadeza y sensualidad me besaba… me acariciaba las nalgas y yo iba bombeando sangre en mi polla, me notaba que ya estaba a tono para comenzar de nuevo. Pero al momento noté como algo se quería meter por mi agujerito del culo, y era su pollón que ya había crecido, y la muy puta se había ido apartando el vestido para que me llegara a tapar el agujero. Yo intentaba bajar poco a poco para meterme primero el capullo y así continuar con suavidad, pero mi ya excesiva dilatación y las ganas de sentarme encima de ella me hicieron bajar rápidamente y se puede decir que casi me la clavé entera a la primera. El dolor apenas duró unos segundos porque enseguida noté como esa gordota verga rellenaba cada hueco de mi culito y me hacía sentir más llena que nunca, sobre todo porque con sus manos me cogía las caderas y me presionaba. Empezamos un mete saca salvaje, conmigo y mis tetonas postizas saltando como una posesa, estaba como una perra en celo, aquel pollón me llegaba hasta el fondo. Veía como ella tenía la mirada fija en mi polla, que saltaba más que nunca golpeando mi vientre y el suyo, a mí también me excitaba ver aquello, notaba como mi polla mojada de flujos me manchaba toda la parte del ombligo del vestidito rosa que aún llevaba. Estaba totalmente ida, lo estaba gozando como una loca.

 Estuvimos así más de 10 minutos y yo ya estaba hecha polvo de moverme tanto, así que le pedí que cambiáramos de posición. La tía se levantó y me puso a 4 patitas en la cama. Arqueé la espalda todo lo que pude y por un espejo veía mi culo en pompa, ancho, enorme, con unas caderas dignas de las mujeres rellenitas curtidas en edad, llenas de curvas, que tienen esas posaderas para poder colgarse uno de allí toda la noche. Me clavó sin compasión la pollota y ahora era ella quien imprimía el ritmo, no podía hacer nada más que sucumbir, con todo mi culo a su merced me estaba dando mi merecido de zorra. Notaba que a cada embestida el culo se me abría más y más. Tenía como un pequeño taburete de esos tipo cojín, y me lo puse entre la tripa y la cama para poder apoyarme, nunca tuve mejor idea…Mi polla, libre ella, se iba golpeando contra el cojín, y al momento noté esa maravillosa sensación que le deseo a cualquier putita como yo: me iba a correr sin pajearme! Le dije que me diera caña fuerte y todo lo rápido que pudiera y aquello fue brutal. Esa sensación como de estar a punto de mearme encima me invadió y de repente mi polla empezó a vomitar leche, poco a poco pero de forma muy continuada. Menos mal que habíamos puesto una toalla encima de la cama, porque me estaba poniendo perdida. No quería que nunca acabase aquello, la sensación del roce de mi polla contra el cojín más aquel pollón destrozando mi culo, estaba haciendo que me corriera a mares sin tocarme..uuff No os puedo describir el nivel de vicio de aquel momento, fue bestial.

 Al final tuvimos que parar porque yo ya estaba casi seca, jaja Tenía hasta el capullo rojo de tanta rozadura. Pero necesitaba más, necesitaba su leche de nuevo en mi cara, quería que se corriera de nuevo, y la forma que eligió para ello me encantó. Colocó el consolador con ventosa pegado a la pared y me puso a cuatro patitas contra él, como una perrita en el suelo. Cuando ya lo tenía dentro, me puso en capullo en los labios y yo empecé a succionar, como buena putita obediente. La cabrona, cuanto más cogido el movimiento tenía se iba apartando, cosa que hacía que me tuviera que alejar de la pared y sacarme un poco el consolador para llegar a su polla, y cuando la atrapaba me daba un golpe en la cara con esa vergota y me volvía a empujar para que me metiese de nuevo todo el juguete en mi culo. Hubo un momento que la noté que no le quedaba mucho, así que levanté mis manos del suelo y me “colgué” literalmente de su culazo, metiendo toda la polla en la boca. Ahí sí que no se escapó, y a los pocos segundos me hizo que me apartara para poder llenarme la cara de leche. Como ya se había corrido como una loca la primera vez, ésta fue más débil, sin casi presión, pero con bastante cantidad. Yo aproveché que la leche fuera saliendo poquito a poco para ir restregándola por toda mi boca, mis labios, mi nariz, mis mejillas…

 Según ella, me había portado tan bien que en lugar de pañuelos me dejó unas braguitas suyas para limpiarme la leche que me quedaba en la cara, y después me las quedé para mí… Fue una noche redonda, quedándome seca y totalmente satisfecha y con la sensación de haberla hecho disfrutar también a ella, sólo hacía falta verle la cara.

 Me acomodé bien el suje y el vestidito, y me puse el tanga y el culotte de nuevo, poniendo las medias en su sitio. Cogí en la mano la cazadora y los pantalones que había traído y pensé en ponérmelos luego, en el ascensor. Nos despedimos con un besazo en la boca, con las promesa de repetir aquella noche loca (o más bien mañana loca, jaja). Al salir de la habitación, el piso ya estaba inundado de la luz del día, eran como las 9 de la mañana. Al abrir la puerta de la calle oí una voz por detrás “Espera, salgo contigo”. Era un hombre, como de unos 40 años, alto y bastante atractivo, que salía de una de las habitaciones. Supuse que habría otra chica ejerciendo allí también, aunque no sé si sería también transexual. El hecho es que mi plan de vestirme en el ascensor sin que nadie me viera ya había fracasado, pero bueno, él ya me había visto vestida de nena, así que… Entramos juntos en el ascensor y me preguntó si también trabaja en esa casa, jaja, le dije que no era profesional, que había venido como clienta, y se sorprendió, afirmando que mi culo le había parecido el de toda una experta.

 Salí de aquel ascensor con una dirección de email apuntada y la vista puesta en una nueva experiencia que acabó por ser una de las mejores hasta el momento y que, por supuesto, os contaré en un nuevo relato. Espero que os haya gustado, ya sabéis mi email, podéis escribirme con cualquier tipo de fantasía, consulta o petición, estaré encantada de hablar con vosotros.

Un tierno mordisco en vuestros pollones.
 Martita

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