Hola,
me presento para quien no haya leído algún relato mío. Tengo 23 años, y soy
travesti de closet, me pongo lencería de mujer y me encanta sentirme como
toda una putita delante de la Cam.
Como algunos recordaréis, tengo un culito
anchito y respingón, muy tragón y rellenito de carne para amasarlo bien
fuerte, es lo que más me gusta de mi cuerpo, me encanta cuando me pongo un
tanguita y se me clava entero en el agujerito. Además, mi culito,
desafortunadamente, aún no ha probado una polla de verdad, y no os imagináis
lo perra que me vuelvo por Cam con las ganas que tengo de meterme lo que los
hombres me enseñan por ahí.
Lo
que hoy vengo a contaros es otra experiencia que me ha pasado hace poco. Yo
vivo en un bloque de pisos en la ciudad, y la ventana de mi habitación da a
un pequeño patio de luces que nos separa del edificio de al lado. La verdad
es que, como no son de mi bloque, no conozco demasiado a la gente que vive en
ese edificio, pero sé que justo enfrente, a una altura más o menos igual que
la de mi piso, y a unos escasos 5 metros de mi ventana, vive un hombre de
unos 50 años soltero. Creo que está divorciado en realidad, pero desde hace
muchos años, lo sé porque mi madre me ha hablado alguna vez de él.
La
cuestión es que llegué un día a casa antes de cenar, y tenía intención de
vestirme de putita, porque esa noche iba a pasarla sola, y cuando me quedo
sola no puedo resistir la tentación de sentirme toda una zorrita. Entré en la
habitación y me quité los pantalones para ponerme los del pijama mientras elegía
qué ropa ponerme después de cenar. Al terminar de cambiarme, me di cuenta de
que mi cortina (que es de subir y bajar) no estaba bajada del todo y, por
supuesto, la persiana estaba subida. Así que pensé "mierda, seguro que
alguien me ha podido ver", pero no le di más importancia. Pero al ir a
bajar la cortina, me di cuenta de que el hombre que vive enfrente había
dejado la ventana abierta, algo que casi nunca hace, y me entró el morbo de
saber si me estaba mirando.
He
de deciros que mi cortina es semi-opaca, es decir, si está bajada no se puede
ver nada desde el otro lado, pero desde el mío sí, no bien del todo, pero
casi. Está hecha así para que entre mucha luz sin tener que dejar subida la
persiana. Coloqué la altura de forma que desde la ventana de mi vecino se me
viera el cuerpo, más o menos del pecho hasta abajo, pero que no se viera mi
cara, así no sabría si lo estoy mirando o no, y ambos podríamos actuar con
normalidad.
Me
propuse hacer la prueba, a ver si me miraba, y empecé a vestirme de nena.
Como siempre hago, lo primero fue ponerme las medias, me encanta verme
desnuda con las medias puestas, además me dan una sensación de suavidad muy
placentera. En esta ocasión, me puse unas de rejilla de color negro y un
tanga rosa de encaje. Encima, me coloqué mis tetitas postizas y un sujetador
negro y rojo, con un top rojo por encima. Como estaba sólo en plan prueba,
sin tener demasiada esperanza que pasara nada, me coloqué un vestidito de
verano que me marca la figura y el culito, aunque no llega a ceñir del todo,
para ir cómoda. Cuál fue mi sorpresa cuando me giré para sentarme en la silla
y vi a mi vecino en su ventana, a menos de cinco metros de mi, medio
escondido con su cortina, mirándome. Claro, él no podía ver mi rostro y no
sabía que le había descubierto, así que seguramente pensaba que yo no me
estaba dando cuenta de nada.
Me
llenó de morbo ver como mis pensamientos eran ciertos y mi vecino me había
visto cambiándome, estaba súper excitada! Mi pollita ya lo notaba, y se había
puesto durita, aunque estaba bien escondida y disimulada. Al sentirme
observada, me paseé un poco por la habitación para que mi vecino me viera
bien la figura, y el tío no se movió en todo el rato de su ventana. Como vi
que la cosa prometía, simulé que hablaba con alguien por el ordenador y me
dispuse a dar mi show de webcam pensando en cómo me miraba mi vecino.
Puse
algo de música relajante y empecé un pequeño baile, de espaldas a mi vecino,
para que viera bien cómo movía mi culo anchito delante de sus narices. Me
despreocupé de él y empecé a disfrutar, me sobaba el culo con las dos manos
sin quitarme el vestido, y me lo levantaba un poco más cada vez dejando ver
mi rajita y sobándome los pechos. Al rato me di cuenta de que mi vecino ya no
se escondía para nada, y estaba parado en la ventana, medio apoyado, y su
mano se perdía por debajo.
Supuse que se estaba tocando, así que me puse
cachonda pérdida y empecé a desnudarme. Coloqué una silla en el centro de la
habitación, y me incliné apoyado en ella, dándole el culo a mi vecino. Me
subía y me bajaba el vestidito poco a poco, y acabé haciendo algo que me
encanta hacer. Sin levantar el vestido, me bajé poco a poco el tanga, que se
viera bien que me lo había bajado, y después me lo volví a poner pero por
fuera, dejando el fino vestido por dentro del tanguita.
La
verdad es que en esa posición, con el culo en pompa, y con el tanga por
fuera, mi culo se veía delicioso, bien apretado y marcado. Poco a poco, con
suavidad, me iba subiendo el vestido desde la cintura, hasta llegar al punto
de que se me viera medio culito desnudo. En ese momento, y con el culo en
pompa, me pegué un tirón más fuerte del vestido, y salió todo. Mi culo se
quedó con el tanga súper metido, bien alto, lo notaba metido en mi rajita
como una putita. Me quité el vestido por encima de la cabeza y empecé a mover
más el culo al son de la música, no quería ni imaginarme la paja que se
estaba haciendo mi vecino.
Poco
a poco me giré, dándole a mi vecino la visión de mis grandecitos pechos
postizos enfundados en el sujetador y el top, y vi que se había alejado un
poco de la ventana y podía ver cómo tenía agarrada su polla con los
pantalones en las rodillas. Casi me vengo del gusto, me entraron ganas de
correrme con esa visión que yo misma había provocado.
Me
contuve y le di lo que sabía que quería: verme follada. Coloqué mi consolador
en la silla, bien pegadito con al ventosa, y lo embadurné de lubricante,
limpiándome los deditos en mi culo. Me aparté el tanguita hacia un lado y me
dispuse a sentarme sobre mi consolador. La sensación fue excitante. Estaba
dándole la espalda a mi vecino, con el vibrador metiéndose en mi culazo y
agarrada al respaldo de la silla como si se tratara de mi macho. Movía mucho
mi culo, y al consolador apenas le costó unos segundos entrar entero en mi
agujerito. Me movía como una loca, incluso gimiendo fuerte para que me oyera
mi vecino.
Al poco tiempo, me giré, porque aunque él no me viera la cara, yo
sí quería cabalgarme mirándolo a él, y me di cuenta que tenía en una mano la
polla y en la otra un trocito de papel, así que supuse que se correría
pronto.
Me
empecé a cabalgar con mi polla delante suya, saltando como un resorte. Me
bajé el top y el sujetador, y mis tetas postizas se veían ricas y bien
erguidas aguantadas por la ropita que aún llevaba encima. Al rato, me cogí la
polla y empecé a hacerme una paja mientras saltaba sobre mi consolador.
Parece que aquello le gustó a mi vecino, que se acercaba el papel a la polla
como queriéndose correr pronto, así que le di lo que quería. Estaba tan excitada
que no aguanté, y me corrí a mares encarando mi polla hacia las tetas, que
inclinándome y con el tamaño de los postizos, estaban bastante cerca de mi
colita. Mi vecino vio cómo derramé toda mi leche encima de mis tetas y del
top que aún tenía bajado sobre mi cuerpo. Con dificultad, pude ver como se
corrió sobre el trozo de papel que tenía, y lo vi como apuraba las últimas
gotas de semen sobre él.
Cuando
acabó se marchó de la ventana y no pude verlo más porque, directamente, bajé
mi persiana y mi cortina. Limpié un poco mi top y lamí la leche que se había
quedado en las tetas, el cabrón de mi vecino, además de ser un mirón, me
había puesto a cien, me sentí una verdadera zorrita al follarme delante de su
lujuriosa mirada.
De
momento no me he atrevido a probar ningún hombre de verdad, pero he
descubierto que además de excitarme cuando me ven por la Cam, me vuelve loca
que alguien me espíe mientras hago uno de mis shows. Me sentí toda una perra,
y espero poder encontrar otra ocasión para repetirlo. Seguro que ahora dejaré
más veces la cortina a medio bajar, y seguro que mi vecino estará al acecho
por si vuelve a encontrarse con su vecina la putita.
No
dudéis en escribirme si tenéis ganas de verme por Cam y charlar conmigo, o lo
que os apetezca, pero ruego que no me agreguéis directamente por favor, me
salen demasiados contactos para admitir. Enviadme un correo si queréis que os
agregue y lo haré encantada.
Un
tierno beso en vuestras pollitas.
Martita
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario